Innecesario sentimentalismo
Breivik, el neonazi noruego autor de 77 asesinatos en Oslo y la isla de Utoya, demanda a su país por violación de sus derechos. El gobierno dice que su celda tiene 3 habitaciones, sale a pasear al patio una vez al día y tiene acceso a ordenador, televisión y PlayStation.
Breivik, el neonazi noruego autor de 77 asesinatos en Oslo y la isla de Utoya, demanda a su país por violación de sus derechos. El gobierno dice que su celda tiene 3 habitaciones, sale a pasear al patio una vez al día y tiene acceso a ordenador, televisión y PlayStation.
No sé quién me produce más náuseas, si el tarado Breivik o el estado noruego, y por ende el resto de estados europeos, con alguna honrosa excepción. El uno es un asesino horrendo probado y confeso, y el otro es un estado, que como los de su alrededor, está totalmente atontado con el sentimentalismo que invade a la decadente Europa tras los horrores de la II Guerra Mundial.
¿Pero por qué demonios no han acabado con Brevik? ¿Acaso consideran persona a un asesino de 77 individuos humanos? ¿Acaso creen que se puede reformar? ¿Acaso creen que un asesino horrendo puede pagar su culpa con la cárcel? ¿Qué hacen los ciudadanos noruegos desembolsando impuestos para mantener vivo a un despojo humano que jamás podrá ser reintegrado en la sociedad?
Muchos arguyen que ejecutarlo sería venganza. Pues claro que sí, pero venganza institucionalizada, que es muy diferente, pues esta venganza cancela el círculo vicioso que ella misma inicia, y que sí afecta a grupos de naturaleza no estatal.
Otros arguyen que ejecutarlo sería rebajarse a su nivel. Pero la escala es, otra vez, muy diferente, institucional frente a individual. Y sería más bien al contrario, una sociedad que no satisface los crímenes que se cometen contra sus miembros es una sociedad de nivel muy bajo, corrupta y enferma de sentimentalismo ético.
En realidad, y en caso de que Breivik estuviese arrepentido (que no lo está), sería mucho más cruel mantenerlo vivo con su pena infinita que, por generosidad, como dice Gustavo Bueno, procurarle la “eutanasia procesal” y liberarlo de su culpa. Pero como ni siquiera se arrepiente, es decir, como ni siquiera es persona, pues saquen ustedes sus propias conclusiones.