Los neumáticos del infierno

“Pneumático” quiere decir lo relativo al aire. En este caso se trata del aire envenenado. Dudoso récord, el de Seseña como el lugar del mayor incendio de neumáticos del mundo. Por si fuera poco su pedigrí de desastres urbanísticos. En ese lugar dan la vuelta los aviones que vienen desde el Norte a Barajas. Los turistas sacarán fotos. Lo peor es que se sospecha que el incendio ha sido provocado. ¿Quién puede tener interés en un desastre como ese? Dicen también que se anuló una partida pública para eliminar los residuos, triturándolos. Alguien será responsable de tamaña decisión.

No sabemos qué hacer con los millones de neumáticos viejos que desechamos cada año. ¿Hacerlos trizas para mezclarlos con el asfalto? No sé si el remedio podría ser peor que la enfermedad. ¿Y si los echáramos al mar para que los peces pequeños buscaran refugio de los depredadores? Los ecologistas habrán estudiado la cuestión. Esperamos sus informes.

Otra cosa igualmente ignorante. Me parece que el sistema de echar agua a los incendios a través de helicópteros es algo tan poco práctico como llenar el tonel de las Danaides. ¿No se podrían habilitar aviones gigantes, como esos que transportan carros de combate? Claro que lo mejor sería que los culpables de los incendios provocados sufrieran la máxima pena, pongo por caso, como los terroristas. Otra cosa que ha fallado es el plan de evacuación inmediata de la población afectada. Es algo que tenía que estar previsto. Lo único seguro es que nadie será destituido por incompetente.

De momento, si no se encuentran otras soluciones, los mal llamados cementerios de neumáticos tendrían que situarse muy alejados de las localidades. No es difícil en España, dada la densidad de población tan baja que tenemos. Más difícil lo tendrían en Holanda.