El pack

Este mes de abril ha sido el mes de abril más cálido desde que se tienen registros, y se prevé que 2016 bata el récord histórico de temperaturas con el que acabó 2015. Son datos. El calentamiento global no es una opinión, es un hecho. Sin embargo, el negacionismo en torno a la emergencia climática que vivimos se ha convertido en una ideología. Uno cree o no cree en el calentamiento global dependiendo de la corriente de pensamiento a la que se adscribe.

En realidad es más sencillo así. Opera como un heurístico y lo libera a uno de la carga de tener que estar informado. Quien se siente liberal conservador compra un pack ideológico completo en el que entran, por ejemplo, la negación del calentamiento global, la conspiración del 11M, la convicción de que la gestión privada es siempre más eficiente que la pública o la asunción de que la corrupción correlaciona positivamente con el tamaño del estado.

Suele tratar de disfrazarse con la careta de lo pretendidamente intelectual o científico, porque lo contrario haría muy evidente el burdo prejuicio, o peor: delataría la fe del creyente. Y funciona a las dos orillas del eje ideológico.  Si uno se considera progresista, tiene también a su disposición un pack de doctrina completo, con sus mitos, sus obsesiones y sus batallas, dentro del que sentirse cómodo: el 11S fue la CIA, los transgénicos dan cáncer, la globalización produce miseria y Palestina es el centro del universo.

Pensar fuera del pack se ha convertido en todo un desafío. Si un progre osa defender el TTIP será automáticamente tachado de neoliberal imperialista. Si a un señor de derechas se le ocurre decir que es feminista, lo tacharán de hippie radical antes de que pueda explicarse. Víctor Lapuente defiende para España una política bisexual. ¿Qué es una política bisexual? Es la política de lo contraintuitivo, la que resulta de pensar fuera del pack: mercados más liberalizados y políticas sociales más protectoras. Todo a la vez y sin que le estalle la cabeza.

Ojalá miles, decenas de miles, centenares de miles, millones de bisexuales en España.