THE OBJECTIVE
Enrique García-Máiquez

Burros globalizados

Entre todas las noticias grises de estos días, he recibido una con alborozo: la de que la demanda mundial de burros se dispara gracias al interés de los chinos. De su piel (de la del burro) extraen un producto medicinal de mucho predicamento. La auténtica sorpresa es que, a diferencia de los cuernos del rinoceronte o de las garras del tigre, no se trata esta vez de un producto afrodisíaco de los que tanto demanda el oriente, vaya usted a saber por qué. El burro, a pesar del Sueño de una noche de verano, no entra en ese negociado, y, coherente con su humildad proverbial, se usa para curar sencillos catarros y simples dolores de cabeza.

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Burros globalizados

Entre todas las noticias grises de estos días, he recibido una con alborozo: la de que la demanda mundial de burros se dispara gracias al interés de los chinos. De su piel (de la del burro) extraen un producto medicinal de mucho predicamento. La auténtica sorpresa es que, a diferencia de los cuernos del rinoceronte o de las garras del tigre, no se trata esta vez de un producto afrodisíaco de los que tanto demanda el oriente, vaya usted a saber por qué. El burro, a pesar del Sueño de una noche de verano, no entra en ese negociado, y, coherente con su humildad proverbial, se usa para curar sencillos catarros y simples dolores de cabeza.

 

África ha notado el incremento de la demanda, pero a España, país de burros por antonomasia y literalmente (hoy no voy a hablar de política), se le abre un nicho de mercado. El rucio que perdió Sancho Panza puede dar pie (o pezuña) a una denominación de origen de incomparable empaque literario. ¿Dónde va a ir a parar curarse un catarro con el Quijote como bibliografía? Puede ponérsele al ungüento de fabricación hispánica “Bálsamo de Fierabrás” para redondear las referencias. Y “Platero” al producto Premium. Hasta hoy, la preocupación aquí era la paulatina extinción de los burros, pues habían perdido su utilidad en los llanos y en las sierras. Ahora se les abre una nueva oportunidad.

 

Como especie, claro, no tanto a los burros concretos que se dejarán la piel en la fabricación del bálsamo. Aunque tampoco los burros de antes se daban una vida de corceles y ya saben los toros bravos y las gallinas de puesta que el sacrificio de los individuos salva la raza, que se viene arriba. Atisbo, gracias a la globalización, un horizonte de grandes ganaderías de burros ibéricos, quién lo iba a decir.

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