El “No” y la abstención colombiana
Desde afuera de la realidad e idiosincrasia colombiana, el “NO” parecía imposible, parecía insólito. De primera vista, era como estar en contra de la paz, y eso es totalmente irracional, aunque sin embargo en nombre del bien se ha hecho en la historia mucho, pero mucho mal.
Desde afuera de la realidad e idiosincrasia colombiana, el “NO” parecía imposible, parecía insólito. De primera vista, era como estar en contra de la paz, y eso es totalmente irracional, aunque sin embargo en nombre del bien se ha hecho en la historia mucho, pero mucho mal.
En lo personal, con todas las diferencias con lo que es y significa el presidente Santos, mi percepción latinoamericanista me hacía pensar que el “si” era mejor para Colombia. Pero su pueblo pensó distinto, y en democracia, el colombiano lo que le dijo al gobierno de Santos y a la Farc es que no quiere acuerdos de cúpulas, que lo que desea es trasparencia.
Me niego a pensar que Colombia, con esa tan alta abstención de 62,6% y al ganar el “No” por menos de medio punto porcentual le terminó de dar una carta blanca al abanderado del “No”, el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, un verdadero abanderado del mal en América Latina. Estoy convencido que incluso, más que el “NO” colombiano, la gran ganadora fue la abstención, que lo que demuestra es la profunda decepción contra el sistema, del que la misma Farc fue parte diciendo que lo confrontaba.
Hoy el reto de los colombianos es zafarse de la repartición de cuotas de poder de las oligarquías clásicas y de las mafias que no representan a las mayorías, el reto de Colombia hoy es el de hacer nacer un referente político distinto a lo que tiene cansado a su pueblo, pero eso no se decreta, se pare.