Más de cien días
Arrastramos una parálisis política e institucional de más de un año. Espero que el gobierno sea lo suficientemente adulto y responsable para no pedir cien días de gracia. Aunque, estamos en España, niña Isabel, porque son uno y lo mismo, lo memos de tus amantes, el bestia de tu marido.
Arrastramos una parálisis política e institucional de más de un año. Espero que el gobierno sea lo suficientemente adulto y responsable para no pedir cien días de gracia. Aunque, estamos en España, niña Isabel, porque son uno y lo mismo, lo memos de tus amantes, el bestia de tu marido.
No pinta muy bien la legislatura cuando el presidente del Gobierno ya ha avanzado que las exigencias económicas de Ciudadanos le parecen un cuento de hadas que no cuadran con su consumado amor a Merkel. O sea que los autónomos (mayoritarios y creo que potenciables por el bien de la sostenibilidad económica) seguiremos pringando. Y la clase media ni está, ni se la espera. La mayoría de los españoles más pobres y unos cuantos más ricos. La persecución del delito fiscal sigue siendo un unicornio fabuloso en un país de pícaros y unas fronteras de narcotraficantes vip. Sol y playa.
Veremos qué pasará con la corrupción que ya casi se ha convertido en calificativo de los populares. Demasiados años jugando a La escopeta nacional y a los Santos Inocentes creyéndose que esto era su cortijo particular. Razón no les faltaba, pues Berlanga/Azcona radiografiaron, en pintura negra, un tardofranquismo moralmente paupérrimo y plagado de trepas y medradores legalistas por la gracia de Dios.
De momento Santamaría (de) no ha movido ficha, y eso que los más conspicuos estrategas del poder central repiten loritos que Cataluña es el gran problema. Seguramente lo sea, pero durante la última legislatura el PP ha demostrado una falta absoluta de acción. Muy marianista la cosa. Aunque, bien es cierto, que enfrente tiene a un personal impresentable. Rufianesco. Y enfangado en una atávica corrupción mafiosa. Pinta mal y, después del Brexit y Trump, aún peor.
Como soy poco dado al tarot, el futuro no me pertenece. En cualquier caso, el presente me parece desmoralizador. La alineación del gobierno (ahora que a los comunicadores políticos les gusta tanto jugar al lenguaje futbolero) debe leerse como un desprecio en toda regla hacia Ciudadanos y el PSOE.
Rajoy tiene muy claro que los socialistas han besado la lona. Y los de Rivera temen demoscópicamente unas nuevas elecciones.