THE OBJECTIVE
Ricardo Dudda

A la mierda la experiencia

En el último disco de Mount Eerie, A crow looked at me, Phil Elverum narra la muerte de su esposa con crudeza. No hay apenas metáforas. Es un disco deprimente y desnudo, da miedo. El sonido es amateur y sucio, como suelen ser los discos de Mount Eerie, aunque este es quizá su álbum más radical. Están solo él y su guitarra, quizá algún sonido ocasional, una base sencilla. Es espontáneo y a la vez meditado. Dice “tu ausencia es un grito que no dice nada”, aunque está lleno de escenas costumbristas y de frases sencillas como “te echo de menos” o “te quiero”. La última estrofa en “Death is real”, la canción que abre el disco, termina con “No quiero aprender de esto. Te quiero.” Es la idea de darle sentido y utilidad al sufrimiento, de que, incluso la peor de las tragedias te hace ganar experiencia y sabiduría. Elverum parece decir: a la mierda la experiencia: “Rechazo la naturaleza. Estoy en desacuerdo”, dice en otra canción.

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A la mierda la experiencia

En el último disco de Mount Eerie, A crow looked at me, Phil Elverum narra la muerte de su esposa con crudeza. No hay apenas metáforas. Es un disco deprimente y desnudo, da miedo. El sonido es amateur y sucio, como suelen ser los discos de Mount Eerie, aunque este es quizá su álbum más radical. Están solo él y su guitarra, quizá algún sonido ocasional, una base sencilla. Es espontáneo y a la vez meditado. Dice “tu ausencia es un grito que no dice nada”, aunque está lleno de escenas costumbristas y de frases sencillas como “te echo de menos” o “te quiero”. La última estrofa en “Death is real”, la canción que abre el disco, termina con “No quiero aprender de esto. Te quiero.” Es la idea de darle sentido y utilidad al sufrimiento, de que, incluso la peor de las tragedias te hace ganar experiencia y sabiduría. Elverum parece decir: a la mierda la experiencia: “Rechazo la naturaleza. Estoy en desacuerdo”, dice en otra canción.

Montaigne escribía en su ensayo “La experiencia” que “debemos aprender a soportar aquello que no podemos evitar.” En el instituto, un amigo tenía una teoría estúpida: si te cortan un dedo te duele muchísimo, pero seguro que es un placer enorme cuando deja de dolerte. Estaba pensando como Montaigne sin saberlo. El filósofo francés dice que aprendió y ganó experiencia gracias al sufrimiento que le provocó tener piedras en el riñón: “Hay algo que pueda compararse en dulzura a ese cambio súbito, cuando paso de un dolor extremo, al evacuar la piedra, a recobrar como si se produjera un relámpago la hermosa luz de la salud, tan libre y tan plena, como sucede en nuestros cólicos repentinos y más violentos?” Su vitalismo parece masoca. ¿Qué te enseña una piedra en el riñón? ¿Quizá te enseña a soportar otra posible piedra en el riñón en el futuro? No parece entonces tan útil. ¿Qué le enseña a Elverum la muerte de su esposa? En un ensayo titulado “Se requiere experiencia”, el escritor Philip Lopate se pregunta: “¿La sabiduría puede adquirirse de forma pasiva? ¿Uno puede vivir y no adquirir experiencia?” O, mejor aún, ¿uno puede sufrir y no adquirir experiencia? Elverum tiene que cuidar de su hija de dos años. Cree que tiene que mudarse de su pueblo para volver a vivir. Al mismo tiempo, también parece decir: a la mierda la experiencia.

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