THE OBJECTIVE
Gorka Maneiro

Los grandes retos sociales de nuestro tiempo

Es poco probable que los partidos políticos, enfrascados en sus batallas internas y en sus guerras cruzadas, preocupados por cómo dar el golpe de efecto mediático que les procure una foto atractiva y atrayente y mejoras en las encuestas, absorbidos por el corto plazo y distantes del largo, dediquen el tiempo necesario y la atención que requieren los grandes asuntos de nuestro tiempo. Nuestra obligación es recordárselos y, si siguen ignorándolos, habilitar los instrumentos precisos para condicionarlos o sustituirlos.

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Los grandes retos sociales de nuestro tiempo

Reuters

Es poco probable que los partidos políticos, enfrascados en sus batallas internas y en sus guerras cruzadas, preocupados por cómo dar el golpe de efecto mediático que les procure una foto atractiva y atrayente y mejoras en las encuestas, absorbidos por el corto plazo y distantes del largo, dediquen el tiempo necesario y la atención que requieren los grandes asuntos de nuestro tiempo. Nuestra obligación es recordárselos y, si siguen ignorándolos, habilitar los instrumentos precisos para condicionarlos o sustituirlos.

En lo doméstico, sigue habiendo cuestiones esenciales que deben ser tratadas, enfrentadas y resueltas, como es la cuestión territorial y la defensa de la unidad de España, la reforma de la CE para garantizar más igualdad y más bienestar para todos, la reforma de la injusta Ley Electoral, la independencia de la Justicia, medidas de regeneración democrática y de lucha contra la corrupción política, soluciones a los problemas habitacionales que sufren miles de personas o el cambio de modelo productivo que facilite la creación de más y mejores puestos de trabajo, especialmente para los más jóvenes.

Hay otras cuestiones que deben ser enfrentadas ya, por mucho que los partidos políticos o los gobiernos las pospongan sine die, a la vista de o suponiendo que no generan un caudal de votos reseñable o que, al ser asuntos complejos y llenos de aristas, el esfuerzo explicativo que exigen no merece la pena. O, simplemente, porque carecen de soluciones reales para las grandes cuestiones de nuestro tiempo.

Además de las arriba indicadas hay otras cuestiones que afectan y afectarán todavía más a nuestro bienestar y que deben ser analizadas conjuntamente para actuar como corresponda, globalmente pero también localmente: el terrorismo internacional, el cambio climático, la inmigración o la acogida de refugiados víctimas de gravísimas violaciones de derechos humanos, violencia, terrorismo y pobreza. Ya pocos dudan de que, aparte las razones humanitarias, necesitamos la inmigración para crear riqueza, bienestar y empleo.

Además, hay asuntos de extraordinaria importancia que necesitan una batería coordinada de medidas políticas, económicas y sociales y la participación activa de al menos varias fuerzas políticas: por ejemplo, el envejecimiento poblacional que sufre nuestro país y la bajísima natalidad, las cuales tienen incidencia directa en el sistema público de pensiones que demasiados cuestionan y en el necesario mantenimiento y fortalecimiento de las prestaciones sociales. Son cuestiones intermitentes que, más bien pocas veces o ninguna, asoman en algún telediario. Debemos exigir a los partidos políticos que no las orillen y que, si carecen de soluciones, se informen y consulten a expertos, lo cual no es sinónimo de tecnocracia. Por tanto, esos temas y algunos otros que guardan relación directa con ellos, como la conciliación de la vida laboral y familiar, la renta básica universal o la robotización que, supuestamente, provocará la desaparición de miles de empleos (aunque, por otro lado, surgirán otros empleos nuevos) son, sin duda, cuestiones esenciales.

La renta básica universal es un asunto que, afortunadamente, se abre paso. Hay estudios favorables y contrarios. Y, en todo caso, deberá ser tratado de la manera más seria y rigurosa posible, toda vez que puede suponer una pata añadida al actual Estado del Bienestar. En Euskadi disponemos de la Renta de Garantía de Ingresos que, junto con la Prestación Complementaria de Vivienda, forman lo que viene en llamarse el sistema vasco de protección social. Sin duda, un sistema interesante que merece la pena ser estudiado.

Pero ya digo: son cuestiones todas ellas interrelacionadas que, por lo tanto, necesitan un análisis riguroso de los datos de los que disponemos y una actuación de todos los poderes públicos a través del despliegue coordinado de una serie de medidas políticas, económicas y sociales que no pueden posponerse.

Porque la política no es un plató de televisión sino la resolución de los problemas sociales.

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