Empujados hacia la tentación
El Papa Francisco ha sugerido, en una intervención en un canal italiano de televisión, que sería conveniente un cambio en la versión inglesa de la oración del Padrenuestro; concretamente, en el versículo que en español dice “Y no nos dejes caer en la tentación”. En francés, la frase tiene el mismo sentido que en español, pero en las versiones más difundidas y rezadas en el mundo anglosajón dice “lead us not into temptation” (no nos conduzcas a la tentación).
El Papa Francisco ha sugerido, en una intervención en un canal italiano de televisión, que sería conveniente un cambio en la versión inglesa de la oración del Padrenuestro; concretamente, en el versículo que en español dice “Y no nos dejes caer en la tentación”. En francés, la frase tiene el mismo sentido que en español, pero en las versiones más difundidas y rezadas en el mundo anglosajón dice “lead us not into temptation” (no nos conduzcas a la tentación). Según el Papa, esta traducción implica una mala acción por parte del Creador, lo cual es incompatible con su naturaleza. “El que cae soy yo,”, explica el Papa, “Él no me empuja a la tentación para luego observar cómo he caído. Un padre no hace eso, un padre te ayuda a levantarte inmediatamente. Es Satán el que nos dirige hacia la tentación, ésa es su especialidad.”
Al recoger la noticia The Guardian señala que la diferencia de sentido en la traducción inglesa con la francesa (y española) se explica por la ambigüedad o doble sentido del término peirasmos, en el Nuevo Testamento griego. En pura lógica el Papa tiene razón –además de que en cuestiones teológicas es infalible–, pero el periódico inglés señala también la dificultad de cambiar, para millones de fieles, el texto de la oración más repetida generación tras generación. Sería una especie de trauma. Para evitarlo, es mejor, sostienen algunos teólogos citados por el prestigioso rotativo, dejar la formulación del Padrenuestro tal como está, pese a la deficiencia señalada por el Papa. Eligen estos teólogos el factor ritual, multisecular, tradicional, sobre la lógica pura.
Comentando este asunto en The Philisophical Salon, el filósofo Slavoj Zizek, tras reconocer que “el papa Francisco suele acertar en sus intuiciones teológicas y políticas”, le contradice, argumentando a partir del libro de Job (donde el Diablo y Dios someten al anciano a toda clase de desgracias para comprobar la resistencia de su fe), y aboga por mantener el padrenuestro inglés tal cual está y por respetar las ambigüedades doctrinarias y contrasentidos en la religión: “Si queremos mantener viva la experiencia cristiana”, dice, “tenemos que resistirnos a la tentación de purgarla de todos sus pasajes ‘problemáticos’. Son la verdadera substancia que confiere a la Cristiandad las insoportables tensiones de una vida verdadera”.
Suelen ser interesantes las consideraciones de Zizek, desde sus posiciones políticas neocomunistas, sobre los asuntos del Cristianismo y la Iglesia, y más concretamente sobre la naturaleza del Espíritu Santo como configuración de la Comunidad tras la muerte del Hijo, abandonado en el Calvario por el padre.