Fuego y furia
Bannon es una de las principales fuentes de este libro tan polémico y alarmante. En su arranque, con la eficiencia de un buen reportero, el autor describe una cena entre amigos en Greenwich Village. Hace sólo un año.
En la entrada de la página web de este instituto queda bien establecido su propósito: “investigar y poner al descubierto el capitalismo de amiguetes, el mal uso del dinero de los contribuyentes y otras formas de corrupción o malas conductas gubernamentales”. Digamos, de entrada, que el propósito parece bien loable. El conservador Government Accountability Institute fue creado el año 2012 por el periodista y consultor político Peter Schweizer –autor del bestseller de 2015Clinton Cash, una investigación sobre el enriquecimiento de los Clinton a través de las donación a su fundación– y por Steve Bannon –otro que tal–. Digamos también que ese propósito, a partir de la investigación, ha pretendido incrustar socialmente una determinada sospecha.
Al contemplar la oscura niebla de la Gran Regresión en su circunstancia tradicionalmente despejada, sectores crecientes de las clases medias, depauperadas, naturalizaron la sensación que habían sido víctimas de una estafa del sistema. El problema no sería la mutación imparable de dicho sistema. No lo sería la complejidad de la nueva realidad creada por la deslocalización, la globalización y el capitalismo (des)controlado por los mercados. No. Mejor una respuesta sencilla. Mejor un rostro para señalar a los culpables del terremoto. La culpa es de las élites políticas. Sobre esa media verdad, sobre la política de la denuncia, ha crecido una de las ramas del nuevo populismo.
Bannon, que ha sido un creador de opinión de gran influencia, es uno de sus gurús. Lo fue como productor de documentales (a favor de Reagan o contra el movimiento de los indignados en Wall Street), como director y guionista (ojo con la tesis de fondo de Generation Zero y su impugnación en toda regla de la generación de los sesenta) o como presidente ejecutivo de uno de los portales claves en la penetración social del populismo de derechas (Breitbart.com). Figura clave en la campaña electoral del Presidente Trump, durante algo más de medio año, como es bien sabido, Bannon fue jefe de estrategia de la Casa Blanca. Ahora, en Fire and fury del veterano periodista Michael Wolff, la Ala Oeste que él conoció aparece más bien descrita como el camarote de los Hermanos Marx.
Bannon es una de las principales fuentes de este libro tan polémico y alarmante. En su arranque, con la eficiencia de un buen reportero, el autor describe una cena entre amigos en Greenwich Village. Hace sólo un año. 3 de enero de 2017. La escena la domina la conversación entre Bannon y Roger Ailes, mítico consultor republicano y pez gordo de Fox News. Los dos son hombres del poder mediático comprometidos en la consolidación de una la hegemonía antisistema de la alt right. Rápidamente queda también bien establecido lo que Bannon, en ese momento, vio en Trump. Era un momento de duda global. El Brexit en el Reino Unido, olas de inmigrantes agujereando las fronteras de una Europa sin capacidad de la Unión para dar una respuesta común, el desencanto enquistado entre las clases trabajadoras, el pánico a otro colapso financiero. En síntesis, un momento de vacilación ante los espasmos de la globalización. Ese era su momento. Un momento para el fuego y para la furia. Y Trump era perfecto para vehicular aquel mensaje populista y reaccionario que valía como un refugio ante tanta intemperie. Podía ser el líder de una ofensiva nacionalista desesperada.