Descapitalización
Da un paso atrás, deja la política. Lo ha anunciado el propio Ramón Jáuregui en Bilbao. En cuanto finalice la legislatura europea, se retira. “No he encontrado mejor momento para despedirme que éste”, dijo y aunque algunos han considerado que se refería a que era el mejor momento porque cumple 70 años dentro de unos meses, cualquiera que conozca mínimamente al socialista vasco deduce, o sabe, que su decisión está directamente relacionada con el hecho de que ya no se siente bien en este PSOE, con este secretario general, con este equipo dirigente, y con la mayoría de las decisiones que toman el secretario general y su equipo.
Da un paso atrás, deja la política. Lo ha anunciado el propio Ramón Jáuregui en Bilbao. En cuanto finalice la legislatura europea, se retira. “No he encontrado mejor momento para despedirme que éste”, dijo y aunque algunos han considerado que se refería a que era el mejor momento porque cumple 70 años dentro de unos meses, cualquiera que conozca mínimamente al socialista vasco deduce, o sabe, que su decisión está directamente relacionada con el hecho de que ya no se siente bien en este PSOE, con este secretario general, con este equipo dirigente, y con la mayoría de las decisiones que toman el secretario general y su equipo.
Ha coincidido el anuncio de Jáuregui con la celebración de una Conferencia de Gobernantes en la que escasearon los gobernantes, se ausentaron los de mayor prestigio, y el miembro del PSOE que ha llegado más alto en su carrera, Javier Solana, ex secretario general de la OTAN y ex responsable de la política Exterior y de Seguridad de la UE, aceptó la invitación para intervenir en la Nave Boetticher no para expresar su apoyo a Pedro Sánchez, sino para decir que no estaba contento con el partido. Tenía razones Solana para no estarlo, razones sobradas. Como un alarmante alto porcentaje de dirigentes y militantes. La prueba es que la Conferencia estuvo falta no solo de personajes del máximo relieve sino también de público entusiasta.
Pedro Sánchez tiene un grave problema y haría bien en asumir que por los actuales derroteros se dirige directamente al abismo. El nuevo dirigente de un partido, de cualquier partido, no solo tiene el derecho, sino la obligación, de renovar los equipos, lanzar nuevas figuras, tomar iniciativas acordes con los nuevos tiempos y potenciar las siglas recibidas. Lo único que le está vedado si pretende ser un buen presidente o secretario general es destrozar el principal capital de un partido: sus referencias y sus figuras.
Dos errores que ha cometido Sánchez, abominando de la Transición y de quienes han hecho grande al PSOE en los últimos cuarenta años. Entre ellos, Ramón Jáuregui. Con una trayectoria que para sí querría uno, solo uno, de los miembros de la actual directiva socialista. Empezando por el propio secretario general.