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El tiro por la culata mediático

En este país si citas a Lorca en tuiter (por cierto, si vamos de poetas republicanos y homosexuales, yo soy más de Cernuda) y pergeñas una novela de primavera ya eres un tipo culto. Incluso llegas a ministro de la cosa.

Opinión

Reuters

  • Badalona, 1976. Licenciado en Periodismo y Filología Hispánica. Ha trabajado en radio, medios escritos y agencias de comunicación. Ejerció la crítica cinematográfica en la revista especializada Dirigido Por durante más de una década y ha participado en varios volúmenes colectivos sobre cine. Ha publicado en El Mundo, La Vanguardia, Letras Libres, Revista de Libros, Factual, entre otros medios. Es autor de los libros Amores cinéfagos (Jot Down Books, 2023) y Viajando con ciutadans (Editorial Tentadero 2007/Editorial Triacastela 2015).

En este país si citas a Lorca en Twitter (por cierto, si vamos de poetas republicanos y homosexuales, yo soy más de Cernuda) y pergeñas una novela de primavera ya eres un tipo culto. Incluso llegas a ministro de la cosa. Aunque, claro, te puede durar menos de una semana. Es el caso de Màxim Huerta, un hombre catódico que, según propia confesión, se dedicó a chorizar a Hacienda, un hecho poco recomendable en general y mucho menos cuando pretendes dedicarte a la gestión pública. A los sufridos autónomos que vivimos de picar tecla (sin novela de primavera, bien es cierto) estas picarescas nos afectan especialmente.

En fin, el señor Huerta no ha tenido más remedio que dimitir sin haber ejercido. Un poco como Lopetegui, que me dicen que no estará en el Mundial. Y digo me dicen porque al igual que Huerta, ahí coincidimos, el deporte me la trae un poco flojera desde que se jubilaron Arconada y Juan Antonio San Epifanio.

De momento el gesto más mediático y social media de Pedro Sánchez le ha salido tiro por la culata. Será que es mejor no frivolizar ni con el ministerio maría. Una cartera, por cierto, que tuvo al frente a personajes tan interesantes como Ricardo de la Cierva, Jorge Semprún, Jordi Solé Tura o César Antonio Molina. También a Esperanza Aguirre (creo que sigue sin haber leído a su pariente Gil de Biedma, otro poeta republicano y homosexual que nos gusta más que Lorca), Mariano Rajoy y Carmen Calvo.

Esperemos que el neófito presidente haya aprendido del patinazo. Y sobre todo, esperemos que José Guirao haya pagado religiosamente (de manera laica) sus impuestos. Por el bien de todos los españoles.