El ranking
Hartos estamos de escuchar “otro vendrá que bueno te hará”, o “cualquier tiempo pasado fue mejor”, aunque esto último tiene algunos detractores. Desde luego no se cumple si se aplica a la dictadura respecto a la democracia, por muy problemática que se presente la democracia actual.
Hartos estamos de escuchar “otro vendrá que bueno te hará”, o “cualquier tiempo pasado fue mejor”, aunque esto último tiene algunos detractores. Desde luego no se cumple si se aplica a la dictadura respecto a la democracia, por muy problemática que se presente la democracia actual.
Algunos miembros del Gobierno a los que se traslada la desesperación por lo que sucede estos días, responden que peor fueron los noventa, con ETA en plena ofensiva terrorista, el GAL, Lasa y Zabala, Roldán, las campañas de Mario Conde y Javier de la Rosa contra el Rey y la economía dando tumbos. No les falta razón, fueron tiempos nefastos.
Pero no se vivieron con la desesperanza y la preocupación actual: había un Gobierno sólido y firme a pesar de que les caían chuzos de punta y los casos de corrupción empezaban a surgir como setas. Pero Felipe era mucho Felipe, sabía qué se traía entre manos y qué decisiones se debían tomar. Su equipo era sólido, la mayoría de sus ministros con experiencia de gestión, por no hablar de que tenían principios, y por encima de las diferencias ideológicas los dirigentes de la oposición cooperaban en los asuntos de Estado. Por tanto, a pesar de la que estaba cayendo, la idea generalizada era que se superarían los problemas.
Hoy, sin embargo, el Gobierno es de tercera regional, con respeto a los equipos de tercera regional. El presidente no tiene proyecto, da bandazos, se apoya en grupos que desconfían de él, es capaz de vender su alma por un voto que le salve del naufragio, promete lo que no puede prometer y basa su éxito en cuestiones que tienen que ver con la imagen y no con la capacidad para gobernar.
Los ministros con solidez se cuentan con los dedos de una mano y sobran dos, y con experiencia de gobierno solo hay uno. Una, por ser más concretos. Y además no gobierna el señor de la Moncloa, sino el de la calle Princesa, que además hace alarde de que tiene la sartén por el mango y el mango también. Para quienes no sepan qué pasa en la calle Princesa: ahí está la sede de Podemos.
Con Sánchez se cumple a tope lo de cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero también se cumple lo de otro vendrá que bueno te hará. Zapatero ostentaba el honor de ser el peor presidente de la democracia, pero le está ganando con creces Pedro Sánchez, y eso que ZP hace méritos para mantenerse en el podium abrazando la inabrazable causa de Maduro. Pero aún así, Pedro Sánchez le gana en el campeonato para decidir quién es el peor y más incapaz gobernante que en España ha habido.