¿Qué será de nosotros?
En una situación como esta deberían ganar siempre los liberales
Leo que Rivera ha ganado el debate y me pregunto en qué consistirá eso de ganar un debate electoral. Parece ser que gana quien con mayor convicción promete gobernar bien, solito y en paz. Pero también es cada vez más evidente que eso no va a pasar.
También por eso son cada vez más evidentes las ausencias, los silencios que oía Rivera y que oíamos todos de quienes quedan fuera, que han sido los protagonistas de la campaña y que todo indica que serán los protagonistas de la legislatura. Porque ni estaba Vox ni estaban los nacionalistas y ni siquiera estaba Cayetana Álvarez de Toledo.
Y sin ellos, sin sus discursos ni sus réplicas y, sobre todo, sin sus pardos abrazos, es imposible imaginar qué podría llegar a hacernos el futuro Gobierno de España. Es imposible saber si van a salvarnos de sus vicios o de sus virtudes y de cuáles y de quiénes.
En una situación como esta deberían ganar siempre los liberales. Por aquello de minimizar el poder de los malos, que en campaña son todos y en debate aún más. Quizás por eso digan que ha ganado Rivera. Porque jugar a liberal en la oposición es más fácil que en el Gobierno y el joven Casado carga hasta en el color de la corbata la culpa de toda ley y de todo impuesto que jamás haya aprobado el Partido Popular.
Quizás así se entienda algo mejor que un liberal-conservador-de-toda-la-vida de manual como Pablo Casado llegase al minuto final pidiendo que le dejemos educar a nuestros hijos, cuidar a nuestros jubilados o curar a nuestras parejas. Por pedir pidió incluso que le dejásemos las llaves del piso si nos íbamos de vacaciones y entonces sí que por no irnos de vacaciones nos fuimos a la cama. Seriamente preocupados por saber qué será de nosotros pero un tanto aliviados porque ni Vox ni los nacionalistas nos lo viniesen a aclarar.