Una revolución silenciosa
«¿Ayudará el relevo de Christine Lagarde al frente de la presidencia del BCE, en sustitución de Mario Draghi, a construir un sector bancario más robusto?»
Deutsche Bank ha anunciado que reducirá la quinta parte de su plantilla mundial. Facebook sigue adelante con sus planes para crear una moneda digital, la libra, junto con Google, Visa, Spotify o Netflix. La revolución tecnológica provoca la automatización de muchos puesto de trabajo y acelera el cierre de oficinas. Es la revolución silenciosa de una industria, los servicios financieros, que desde que fue puesta contra las cuerdas por el colapso de 2008 sigue en transformación. Las reformas legales, el ingente dinero público gastado en su salvamento y las masivas inyecciones de dinero del Banco Central Europeo han servido para mantener el flujo del crédito y evitar el colapso de las economías pero no han logrado cerrar la crisis del sector. Es más, es muy probable que los nuevos desafíos la intensifiquen en un futuro próximo. De ahí que las autoridades monetarias europeas clamen por que se complete de una vez la Unión Bancaria. Es una de las patas fundamentales de la arquitectura económica de la eurozona que se decidió reforzar para evitar que se repitan impacto que tuvo la crisis financiera tanto en la actividad económica como en los bolsillos de los contribuyentes.
El despido de entre 15.000 y 20.000 trabajadores del tercer banco europeo, domiciliado en la economía con las finanzas más saneadas de la UE, Alemania, ¿es un aviso para navegantes? ¿Seguirán su ejemplo el resto de las entidades de la eurozona? El ajuste del Deutsche afecta a la división de la banca de inversión y afectará sobre todo a su plantilla de EEUU. Pero puede marcar una senda. Aunque en el caso de España, en este asunto, el sector nacional saca una considerable (y triste) ventaja al alemán. Los países que fueron rescatados total o parcialmente en la eurozona, como fue el caso de España, los despidos y el cierre de oficinas llevan ya tiempo ocurriendo. La banca española es de hecho la que más empleo ha destruido en toda Europa durante la crisis.
Entre 2008 y 2018, el sector pasó de tener 62 bancos y cajas de ahorro a once y perdido 97.442 empleos, según los datos más recientes del Banco de España. Un 37% del total frente al recorte del 17,65% que de media se ha aplicado en la UE. Entre otros motivos porque fue, como Estados Unidos con el fiasco de las hipotecas basura que dio origen al desastre, una de las economías más expuestas a su propia burbuja inmobiliaria. Este radical ajuste ha supuesto una reducción de 18.000 sucursales, el 40% del total, en ese periodo. Con preocupantes consecuencias sobre el fenómeno de la despoblación que aqueja a España y que ahora, finalmente, parece preocupar a todos. Nada indica que este proceso esté cerca de concluir. Los grandes bancos siguen anunciando despidos y cierres de oficinas.
El coste ha sido alto. Impuesto por la necesidad de reestructura, sanear los balances y cumplir con unas mayores exigencias de solvencia. Y por la imparable sustitución de parte de la mano de obra menos cualificada por máquinas inteligentes.
Una tendencia que ahorra costes a las entidades pero que agudiza la pérdida de empleos en el sector. El sector vaticina entre un 20% y un 30% de pérdida de empleos en los próximos años debido a este fenómeno.
En EEUU los servicios financieros suponen el 20% de su PIB, en el Reino Unido, un 27%. En la eurozona, cerca de un 15%. Es el sector de servicios más importante de las economías avanzadas. En el caso de la eurozona, además y diferencia de las anglosajonas donde la bolsa pesa más, la financiación bancaria cubre entre el 50% y el 80% de las necesidades de financiación de sus empresas. Es por tanto la savia de todo el sistema. Una savia que podría en un futuro no muy lejano circular por otros canales de concretarse la propuesta de Mark Zuckenberg para poner en circulación una moneda mundial virtual tan fácil de intercambiar como un mensaje de WhatsApp.
Su impacto potencial no es desdeñable. Si cada uno de los 2.400 millones de usuarios de Facebook convirtieran una parte de sus ahorros en las libras de FB, esta tiene muchas posibilidades de convertirse en una moneda de curso y hacer una dura competencia a la banca, especialmente en el negocio de las transferencias internacionales. Aunque no le será tan fácil al presidente de Facebook hacerse un hueco. La mala fama cultivada por la red social en el trato de los datos privados tras varios escándalos en los últimos meses puede ser la mejor aliada de la banca. ¿Cuántos de sus usuarios querrán exponer su situación financiera si esta es susceptible de ser comerciada?
No hay tregua para el sector. Por eso el Banco de España y el BCE han insistido hace escasos días en la necesidad de culminar la unión bancaria iniciada en los peores momentos de la crisis. La reforma más importante aún no cerrada es la creación de un fondo de garantía de depósito común, al que contribuirían todas las entidades. Este serviría para asegurar los depósitos bancarios de los ciudadanos europeos hasta por valor de 100.000 euros, independientemente de la entidad o del país miembro en el que vivan. Todo un avance. Porque si como parece la crisis bancaria se ha cerrado en falso, esta es una de las decisiones que los gobiernos de la eurozona pueden tomar para fortalecer al sector. ¿Ayudará el relevo de Christine Lagarde al frente de la presidencia del BCE, en sustitución de Mario Draghi, a construir un sector bancario más robusto? Muchos analistas piensan que sí. Entre otras cosas, por su demostrada sintonía desde la dirección del FMI con las medidas poco ortodoxas adoptadas por el italiano en la reciente crisis y su apoyo incondicional a todas las reformas iniciadas para asegurar la supervivencia de la Unión Europea.