El fin del mundo
Vean Years and years como un acto militante, como una protesta tranquila. Propaguen su mensaje revelador en su entorno cercano
Hay algo en la serie Years and years, producida por BBC para HBO que provoca escalofríos. No se trata de ver en un relato fílmico algo que podría suceder en un futuro próximo, sino más bien situarse ante un espejo que escupe verdades atronadoras y pavorosas. A diferencia de otras distopías recientes como El cuento de la criada –donde la teocracia y la diferencia sexual se presenta como elemento dinamitador- o Black Mirror –una serie cada vez más insustancial que coloca a la tecnología en el centro de vértigo-, la serie inglesa escrita por Russell T. Davies da miedo porque constata algo que no queremos ver: que ya vivimos instalados en el fin del mundo.
¿No es acaso Vivienne Rook –interpretada por una colosal Emma Thompson- un espécimen sacado de tertulias televisivas? ¿Y no tiene algo también del populismo más rancio que vemos en líderes mundiales? Su partido, además, es un trasunto neofascista de otros tantos que pueden verse en Europa.
La familia protagonista -los Lyons- pertenece a una clase media británica con drama incorporado -padre que abandona a los hermanos- y con un eclecticismo de razas e identidades interesantísimo. La hija de los protagonistas es uno de los personajes más apasionantes. Su voluntad no es otra que convertirse en un ser digital. Radicalmente. Dejar de ser humana, es decir, dejarse de carne y huesos para convertirse en dígitos, en tecnología, en información con la que interactúe su familia.
Y en esa tecnología llama la atención un objeto presente en el hogar que sirve de elemento narrativo común a toda la familia. Se trata de un altavoz inteligente llamado ‘Señor’ al que se le dan constantes órdenes. Una de ellas es la llamada múltiple que conecta a toda la familia cada noche de forma virtual. Resulta especialmente revelador de qué modo los guionistas introducen en la trama estos dispositivos de voz en el centro de las casas. Un asistente de voz que, por cierto, contraviniendo las nomenclaturas actuales casi siempre femeninas, tiene género masculino.
En esta serie también encontrarán todo el surtido dramático de nuestros días: huida y muerte de los refugiados que tienen al mar como cementerio, los problemas de liquidez de los bancos, las fake news, la guerra comercial con China…
El otro gran personaje femenino de la serie es Muriel, la abuela, la mamá Lyon, la mamá leona. En un momento determinado y con su proverbial sensatez afirma que no vio llegar a “los monstruos y a los payasos”. Ella es la voz moral que azuza a su prole y les culpa de lo sucedido: ¿qué estaban haciendo cuando el mundo se desmoronaba? En un monólogo inolvidable, la matriarca afirma: “Pero sigue siendo culpa nuestra. ¿Sabéis por qué? Por la camiseta de una libra. Una camiseta que cuesta una libra. No podemos resistirnos, ninguno de nosotros. Vemos una camiseta que cuesta una libre y pensamos: ‘Qué ganga, me la quedo’. Y la compramos. (…) Y el tendero se lleva 5 peniques miserables por esa camiseta. Y un pobre campesino recibe 0,01 penique, y nos parece bien. Todos entregamos nuestra libra y contribuimos a ese modo de vida».
Vean Years and years como un acto militante, como una protesta tranquila. Propaguen su mensaje revelador en su entorno cercano. Digan a todos los que la serie anuncia: el final está llegando y alguien deberá hacer algo para remediarlo.