El fracaso de Sánchez
«Miente Sánchez cuando dice que Podemos ha impedido que él ejerza el liderazgo del Gobierno. ¿Quién le votó en la moción de censura, si no Unidas Podemos? ¿Quién negoció el apoyo de otros grupos nacionalistas, sino Pablo Iglesias y su gente?»
Vamos a nuevas elecciones, y nos queda tras el anuncio una agria sensación de fracaso. Quién sea el responsable será el principal argumento electoral dentro de dos meses.
No se nos puede culpar a los electores, pues el objetivo de los comicios es pulsar nuestras preferencias para el reparto del poder político; el resultado siempre es correcto desde el punto de vista estrictamente democrático.
El principal responsable es Pedro Sánchez. Es la primera vez que ha podido formar gobierno a izquierda y derecha, y ha rechazado las dos opciones. Podemos tuvo la posibilidad de aceptar una primera propuesta del PSOE. La rechazó, como haría cualquier comerciante de alfombras en un zoco. Y, en lugar de aceptar el juego, Sánchez dio media vuelta. A partir de ahí ha puesto todo tipo de condicionamientos a Pablo Iglesias, incluido un cruel veto a su persona en el Gobierno. Cuando lo aceptaron todo, les ofrecieron sentarse en una mesa sin ordenador en unos cuantos organismos públicos, con un buen taco de sudokus. Unidas Podemos no ha aceptado esa humillación.
Miente Sánchez cuando dice que Podemos ha impedido que él ejerza el liderazgo del Gobierno. ¿Quién le votó en la moción de censura, si no Unidas Podemos? ¿Quién negoció el apoyo de otros grupos nacionalistas, sino Pablo Iglesias y su gente?
Pablo Casado hace unos meses y Albert Iglesias hace unas horas le ofrecieron a Pedro Sánchez un posible acuerdo, sometido a ciertas condiciones. El presidente rechaza las condiciones, y les pide “una abstención técnica”, como si decidir si sigue o no en el Gobierno no fuera un acto político. A él sólo le vale un apoyo incondicional. No entra en política, porque no sabe de política.
Sánchez insiste en que los españoles le han designado como presidente. Pero los españoles sólo eligen el Parlamento y es éste quien decide quién es presidente. Él lo debería saber, que logró llegar a La Moncloa aupado por una coalición de grupos parlamentarios, contra el candidato más votado en las urnas, que fue Mariano Rajoy.
Lo que han dicho los electores es que él, y el resto de grupos, tienen que negociar un acuerdo político estable. Es Sánchez quien ha desoído a los españoles. Ha desaprovechado una movilización electoral de la izquierda. Hemos pasado de decir que se equivocan las encuestas porque las elecciones han dado un veredicto distinto, a decir que las elecciones se equivocan porque las encuestas apuntan a un veredicto distinto. El fracaso es suyo, de principio a fin. Y le puede costar caro en noviembre.