Sin vergüenza
«El líder socialista es tan descarado en su oportunismo que lo deja claro desde su mismo lema: ‘Ahora gobierno, ahora España'»
Lo más chocante de la última declaración política de Pedro Sánchez es que la haya presentado como el anuncio de su campaña electoral. Sánchez no ha hecho otra cosa que hacer campaña desde que nombró por vez primera a sus ministros. Y de hecho sólo ha mostrado desconcierto cuando la actualidad ha desbaratado su agenda de campaña. Ocurrió hace bien poco, cuando la Guardia Civil desarticuló una célula terrorista de los CDR, y lo hizo sin avisar al Gobierno por temor a otro Faisán. “Me he enterado por la prensa”, decía desolado Pedro Sánchez, él, que entiende la política como el arte de escribir los titulares de los periódicos desde el Gobierno.
Este ha sido un gobierno insustancial, incapaz siquiera de aprobar unos presupuestos. Surfea sobre la ola de la prosperidad, que muestra ya su declinar, y que está llamada a estrellarse ante las rocas de la nueva crisis. Y mientras la realidad no le vuelva a atropellar, seguirá gobernando de lema en lema.
Pedro Sánchez se presentó con una bandera de España de catorce metros (junio de 2015). Luego dijo que sobre nuestra tierra, yerma de historia en común, se yerguen numerosas naciones, ninguna de las cuales nos incluye a todos. Apoyó el 155 cuando no tuvo más remedio, pero mostró su repulsión hacia las trémulas muestras de fuerza por parte del Estado. Intentó pactar los presupuestos con ERC y PNV, y revistió su fracaso como el triunfo de su indeleble compromiso con España y con la Constitución. Y ahora ha entregado Navarra a Bildu en lugar de apoyar al único partido constitucionalista en la región.
Pero ahora Sánchez se presenta ante los electores como si fuera Rosa Díez. Ciudadanos ha renunciado a representar la izquierda nacional. Y Rivera, el líder que más hablaba de oponerse a Sánchez, ha creado una sima en su electorado que va a asegurar la reelección de Sánchez, sólo con que él pronuncie la palabra España. El líder socialista es tan descarado en su oportunismo que lo deja claro desde su mismo lema: “Ahora gobierno, ahora España”. Ahora, que no antes, ni será después del 10 de noviembre. Y dice: “Somos la izquierda que no se avergüenza de la palabra España”, porque es justo eso lo que no tiene; vergüenza.