La objetividad en marcha
«Arcadi Espada ha sido el primer y más feroz de los críticos de Cs ante la deriva reciente del partido, que ha consistido, en síntesis, en el desprecio a la intelectualidad»
Éste es el enésimo manifiesto de Arcadi Espada en favor de su criatura, pura historia de España. Se trató de una invención tan moderna, edificante y luminosa que devino en promesa cierta de regeneración, en el más prometedor semillero de progreso que haya conocido nuestra democracia. He dicho criatura y no querría que se me malentendiera. Si AE vuelve a apoyar a Ciudadanos no es por una cuestión de paternidad, pues ante el error Libertas no tuvo el menor reparo en echar al niño de casa. Tampoco por prurito de esquinado, ya saben, esa querencia suya (¡siendo él tan suyo!) a vivir aguas arriba, y que ahora, con los votantes en desbandada, se afirmaría con brío renovado. No. Si AE se pronuncia en favor de Ciudadanos es porque, a su modo de ver, sigue siendo el partido con menos adherencias tóxicas.
Mas lo que de veras trasluce ese respaldo es una objetividad marcial. AE ha sido el primer y más feroz de los críticos de Cs ante la deriva reciente del partido, que ha consistido, en síntesis, en el desprecio a la intelectualidad (con la liquidación del proyecto Euromind en el Parlamento Europeo como afrenta nuclear), el reemplazo del discurso por los zascas y la volubilidad de su monarca absoluto, Albert Rivera (tributaria, en cierto modo, de su obstinada ignorancia acerca de los resortes del poder, un déficit que a punto estuvo de conceder la alcaldía de Barcelona a Ernest Maragall). Y pese a ello, AE renovará sus votos a Cs. Pero la objetividad de que les hablo va más allá.
En febrero de 2019, la Asociación Española de Abogados Cristianos (AEAC) presentó una querella contra AE por sus declaraciones sobre el sobrecoste derivado de la atención, necesariamente extraordinaria, que deben recibir los nacidos con graves discapacidades. Poco después, la Generalitat de Cataluña le denunció por un delito de odio. A raíz de esta actuación, Julio Valdeón y yo redactamos un escrito en defensa de AE al que se adhirieron casi quinientas personas. Entre los firmantes sólo hubo tres representantes de Ciudadanos, y ninguno de primera fila. No cabe achacar las ausencias, ciertamente ominosas, al desconocimiento. Yo mismo envié el texto a muchos de los dirigentes de Ciudadanos, obteniendo la callada por respuesta. Obviamente, la iniciativa no consistía (sólo) una defensa de AE; antes bien, constituía un alegato en pos de la libertad de expresión y contra la persecución penal de quien había estimulado el debate acerca de asuntos como la filosofía moral o la bioética. Tres firmantes. De la denuncia de la Generalitat (aún) no ha habido noticias. La querella de la AEAC le obligará a declarar ante un juez como investigado.
Ayer se supo que la AEAC, en su prolífica cruzada contra el mal, ha interpuesto una querella contra el portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, por hacer pública la sanción a una sedicente ‘coach’ que promocionaba en internet terapias contra la homosexualidad. (Esta clase de asesoría es lo que estos letrados deben de considerar ‘atención, necesariamente extraordinaria, de la que son susceptibles los nacidos con una grave discapacidad’). Aguado, en un tuit retuiteado por el community de Ciudadanos, ha afirmado: “En la Comunidad de Madrid no vamos a dar ni un paso atrás en la lucha contra la #LGTBIfobia”.
Ni un paso atrás, sí, pero ni uno al frente.
Aunque la papeleta de AE, ya digo, nunca habrá de faltarles.