José María Albert de Paco

Lo del covid

Lo del covid

«El pueblo no ve el momento de anunciar que ya ha recibido los dos sacramentos vacunales […] las mujeres han sido algo más recelosas, a sabiendas de que dar noticia del pinchazo equivale a revelar no ya la edad, sino su pavorosa franja»

El mal mayor

El mal mayor

El activista hispano-argentino Gerardo Pisarello siguió estudios de Derecho en la Universidad Nacional de Tucumán, su ciudad natal. En 1995, no bien obtiene la licenciatura (premio extraordinario de su promoción), se traslada a Madrid para cursar el doctorado en la Complutense, que culmina en 1999 con la tesis Los derechos sociales en el estado constitucional. Dos años después recala en Barcelona, donde, tras una suplencia de tres meses como profesor en la UB, obtiene plaza de titular en la asignatura de Derecho Constitucional.

Toma de tierra

Toma de tierra

Una de las primeras frases que aprendió a decir fue «¿Cuánto falta?». Sus padres solían llevarlo de excursión y en ese hábito cifra Erling Kagge su kilómetro cero. Cumplidos los 55, este editor noruego ha hilado su experiencia andante en Caminar, una deliciosa invitación al paseo, al mensurable gozo de soñar erguido, acompasando los pasos y las ideas, y proyectando esa fricción, por la que el cuerpo pasar a ser mente andariega, sobre el horizonte mismo; sobre esa montaña, ves, a la que hemos ido aproximándonos hasta dejarnos engullir por ella: ¡y pensar (¡pensar!) que hace nada estábamos ahí abajo! (No hay nostalgia más punzante que la que surge de la certeza de avistar el pasado; volver la vista atrás, en su más recto sentido.) Bien sabe Josep Maria Espinàs (que ha dejado, ay, de llegarse a Lázaro a la hora del almuerzo) que el simple acto de interpelar al paisaje poniendo un pie delante del otro, es desentrañar el mundo. Sobre ese y otros aspectos discurre Kagge, y no sólo a partir de sus vivencias, sino también de la indagación en el campo de la neurología, cuyos últimos hallazgos validan las observaciones que, sobre este punto, nos legaron filósofos como Montaigne, Kierkegaard, Heidegger…

Íbamos

Íbamos

Lo único que se antojaba seguro en la sede de Cs es que su plana mayor compondría, mano sobre mano, una de esas piñas (en almíbar) que estallan en alborozo. Como a los borrachos del cántico futbolero, el resultado les daba igual. Los 7 escaños logrados en el PE (tan sólo 1 más que los que sumaron UPyD y Cs en 2014) quedaban muy lejos de las previsiones de la mayoría de sus dirigentes, pero la euforia contumaz, prescriptiva, que rige la vida pública de Cs no se para en barras.

Un semejante

Un semejante

El caso ha devenido en carnaza para las clases de ética, donde la controversia acerca de la pena de muerte ya sólo planea sobre los animales. La misma Bensheim-Auerbach, la localidad del oeste de Alemania a la que los medios han vuelto los ojos, se ha convertido en el plató de un psicodrama global, confusamente engarzado con la arena política.

Un brindis al solecito llorón

Un brindis al solecito llorón

«Ups, has fet una falta, papa, a veure si et fan fora de wpp!». [Ups, has hecho una falta, papa, a ver si te echan de wpp.] La ironía de Lola aludía a una uve errónea que se me había colado en la frase anterior. Me sonreí. No es habitual que una hija, máxime en los inescrutables, siniestros 17, se tome la molestia de modelar un pensamiento en sus tratos con el padre, ya no digamos si son telemáticos.

Venezuela: sólo negocios

Venezuela: sólo negocios

Los jefes de la diplomacia de los países de la UE han respondido al estallido popular en Venezuela jugueteando con el lenguaje. Así, lo que en puridad es una revuelta les ha merecido el melifluo calificativo de “crisis institucional”, según la retórica inane (pleonasmo) con que Europa tiende a sellar su mala conciencia. En un vertiginoso eslalon por el lado soleado de la historia, Borrell ha llamado a un debate rápido (oxímoron), al consenso y a la unidad de acción, todo en aras de una salida pacífica al conflicto.

Je t'aime, Barcelona

Je t'aime, Barcelona

Manuel Valls no llenó el Palacio de Congresos, pero sí el área que la organización había habilitado en previsión de un pinchazo. Unas mil personas, todo lo más. Y es que además de que había más cenas que empresas y el recinto queda casi en Esplugues, no muy lejos de aquellos Tres Molinos donde el buen Lara emborrachaba a la prensa, llovía como suele llueve en Barcelona, con goterones de lunes “ennegreciendo muros y revuelto todo con las primeras letras protestadas”.

Acostumbrados los quiere Dios

Acostumbrados los quiere Dios

A Pablo Casado le asombraría saber que en España es tradición matar a los cerdos en casa, y que sólo desde principios de los noventa del siglo pasado rige una normativa sanitaria y de bienestar animal (aturdimiento previo) que no pocos aldeanos incumplen orgullosamente. Sacrifici, el documental de Santi Trullenque coprotagonizado por el cocinero Nandu Jubany y un amoroso ejemplar de puerco catalán, no se puede abrochar precisamente con la certificación pacmática de que la bestezuela no-sufrió-daño-alguno.

Tu afición es sentimiento

Tu afición es sentimiento

Uno de los programas culturales más exitosos de nuestro tiempo (y entiéndase ‘programa’ en el sentido en que lo pueda ser la corrección política) fue el que promovieron a principios de los noventa Manuel Vázquez, Javier Marías, Santiago Segurola y Jorge Valdano. Hablo, claro está, de la imbricación del fútbol y la vida, que podríamos definir como la fijación del cauce expresivo que liberó al juego de su servidumbre semántica para presentarlo tal cual era: un fenómeno asombroso.

Salida de emergencia

Salida de emergencia

Uno de los tópicos más insidiosos de cuantos ha generado el procés es la afirmación de que los políticos han engañado a la gente, como si lo reprochable, antes que el intento de golpe de Estado, fuera la ineficacia de los golpistas. “Habéis jugado con nuestras ilusiones”, claman los dolientes, limitando la responsabilidad de los Mas, Puigdemont o Junqueras al hecho (¡im-per-do-na-pla!) de no haber obrado con la solvencia que la empresa requería.

Pinker en el autobús

Pinker en el autobús

Las dos mujeres que se sientan enfrente deben de andar sobre los cuarenta y largos, tal vez cincuenta y pocos; empieza a ser complicado cifrar según qué edades, más cuando el ingreso en la madurez (y aun en la vejez) no conlleva renuncias. Ni al yoga ni al sexo ni a la indignación. Además de la esperanza de vida está ese insólito alargamiento de la plenitud. El Gardel que cantaba “las nieves de tiempo platearon mi sien”, conviene recordarlo, apenas había rebasado los cuarenta.

Oh, benvinguts

Oh, benvinguts

La gran pancarta en uno de los edificios de plaza Cataluña dejaba bien claro la manera que tienen los independentistas de entender la acogida: “The spanish King is not welcome in the catalan countries”.

Ni miedo ni vergüenza

Ni miedo ni vergüenza

Un año después del atentado, no hay en el lugar recordatorio alguno ni parece que vaya a haberlo. La presidenta del grupo municipal de C’s en el Consistorio, Carina Mejías, lo ha solicitado varias veces y siempre ha recibido la misma respuesta: “Una actuación así debe ser fruto del consenso, y no lo hay”. Insólito, máxime teniendo en cuenta la propensión del Gobierno municipal a manosear el callejero (de Puig Antich a Rubianes), y a proyectar su ideología sobre la simbología y señalética barcelonesas, del lazo amarillo de la Casa de la Ciudad al Open Arms de Colón. Y no sólo sin consenso, sino con la voluntad de reventarlo sin remedio.

Noticia del One

Noticia del One

“Vivimos en un país curioso. Sobran los predicadores, los que se suben al púlpito dispuestos a pontificar, incapaces de asumir la irresponsabilidad de la prédica. Pocos quienes [sic] dan trigo, abarcan a dos manos la sociedad e intentan ir modificándola para conseguir una sociedad más justa.» Corre el mes de enero de 1989 y Felipe González no escatima reproches a los sindicatos en sus notas personales, que la fundación que lleva su nombre hizo públicas en julio*.

Sacerdotisas, al fin

Sacerdotisas, al fin

En su peripecia igualitaria, la mujer ha conquistado una cima impensable o acaso inadvertida: la retransmisión televisiva de partidos de fútbol. En el pasado Mundial, la locutora brasileña Isabelly Morais narró para Fox Sports el debut de la ‘penta’ contra Suiza, y sólo cinco días después, la británica Vicki Sparks, tertuliana habitual de Final Score, el programa decano de los ‘estudio-estadio’ europeos, puso voz al Portugal-Marruecos. 

Dios es cuadrado

Dios es cuadrado

Bajo el pretexto de la sofisticación tecnológica y el prurito civilizador, el fútbol moderno ha ido renovando las cláusulas del contrato con el público. Si en mi niñez, en mitad de una retransmisión, el locutor de turno (del que sólo se esperaba que murmurara el nombre del futbolista que tocaba la pelota; sólo José Félix Pons se permitía algún aderezo) hubiera anunciado: “No se pierdan, después del partido, la nueva entrega de ‘Lo que se avecina’, la serie más disparatada de la ficción televisiva”, habría abjurado del mundo. Hoy, en cambio, finjo no haber oído nada, y de esa suspensión de la incredulidad saco el aplomo para seguir, mal que bien, a pie de obra. 

Mica

Mica

Ayer, una semana después de que la sacrificáramos, me desperté hecho un ovillo en mi lado de la cama y extendí el brazo con sumo cuidado, tanteando las sábanas en busca de lo que, en mi letargo matinal, aún no tenía por su ausencia. Mica me habría mordisqueado la mano, se habría sacudido mi tentativa de caricia con un leve cabeceo y se habría escurrido hacia el suelo, acaso dejando en el aire un maullido quejoso.

El gen cipotudo

El gen cipotudo

Cuenta Enric González en sus Memorias líquidas que Jesús Ceberio, el tercero de los cuatro directores que tuvo en El País, y cuya aspereza en el trato era, al parecer, legendaria, le preguntó en una charla de ascensor si estaba escribiendo algo (o acaso González llevaba el libro consigo, también yo hablo de memoria). El hoy reportero de El Mundo debió de responder ‘Estoy con un libro, sí’ o algo similar. A lo que Ceberio repuso: “Ya, una de esas chorradas tuyas”.

Jauría contra la manada

Jauría contra la manada

Durante los casi dos años que han transcurrido desde la madrugada del 7 de julio de 2016 el periodismo no ha reprimido un solo desahogo con la sedicente Manada, a la que desde primera hora, y tras conducirla al rellano de la presunción de culpabilidad, sometió a un trato ciertamente degradante.

La posverdad es pecado

La posverdad es pecado

Un banco de alimentos es un observatorio de la pobreza. El reparto de comida entre los más necesitados no tendría sentido sin un protocolo que cuantificara la demanda por municipios, distritos, barrios; que constatara, por ejemplo, la existencia de un súbito pico de menesterosos en un área determinada y, en razón de ello, y en cooperación con los servicios sociales de la localidad, evaluara a qué obedece, de qué modo paliarlo o si va acompañado de otras carencias. Se trata de que la beneficencia no sea únicamente un parche más o menos redentor, sino también una oficina de monitorización de la miseria o, por emplear un tecnicismo al uso, del riesgo de exclusión social. Para los (des)amparados, obviamente, esa cuota de burocracia suele ser desagradable. Nombre, estado civil, número de hijos, profesión…  Nadie responde de buena gana a la taxonomía  de su propia desventura.

Faltan los presos

Faltan los presos

Entre finales de los noventa y principios de los diez tuve la oportunidad de conocer la cárcel Modelo de Barcelona. Mi primo estaba preso y solía ir a verlo cada quince días, casi siempre en compañía de mi abuela, que también era la suya, y su hermano menor.

Publicidad
Publicidad
Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D