¿Dónde está la oposición?
«El PP partido de gobierno se diluye como un azucarillo, se han ido muchos de los mejores y han sentado sus reales algunos de los menos capaces»
Nunca ha estado la democracia tan desprotegida como en este momento. Con un presidente que se toma a título de inventario el texto constitucional, y una oposición más preocupada por perder a su clientela que de plantar cara a un presidente que además de engañar a sus votantes, arremete contra la separación de poderes entrometiéndose en el terreno de la Justicia para tratar de instrumentalizarla, ningunea al Jefe del Estado, promueve a personajes de trayectoria abiertamente antiespañola y atiende de mejores modos a los que se sitúan al margen de la ley que a los que exigen que se respete.
Un presidente que mira para otro lado cuando sus socios de gobierno toman decisiones que provocan un revulsivo social sin precedentes y echa abajo las políticas que formaban parte del adn de su partido, al que ha destrozado con la misma minuciosidad con la que pretende destrozar ahora el mapa de España y echar abajo señas identitarias españolas.
Ante esta situación preocupante que pone en riesgo el modelo constitucional español y todo lo que eso conlleva, la oposición está desaparecida en combate. Arrimadas apenas aparece, pero tiene la excusa de que aún no ha sido elegida presidente de Ciudadanos, y Vox alza la voz – nunca mejor dicho- aunque mejor que no lo hiciera, porque allá donde la levanta provoca conflicto. En Bruselas ha dado oxígeno a Puigdemont al arremeter Abascal contra el presidente del Parlamento Europeo y en Murcia ha provocado un debate con el pin familiar que lleva a segundo plano cuestiones de la máxima relevancia para el futuro de España.
Casado pretende ser líder de la oposición desde el casi silencio. Un despropósito. Con la que está cayendo debería salir a la palestra a diario, porque ante desmanes del gobierno que causan preocupación máxima, el PP debería ser el referente de aquellos que buscan una figura que plante cara a Pedro Sánchez. Y solo puede ser Casado, no sus múltiples portavoces, que se parecen cada vez más a portavoces de los votantes de Vox.
No vale hacer públicas las exigencias del PP para negociar con el gobierno la renovación de las instituciones. Es Casado el que tiene que presentarlas, y lo tiene que hacer mañana tarde y noche, con firmeza, explicando los porqués de esas exigencias y denunciando las maniobras de Sánchez para ser presidente de todos los poderes del Estado.
Un líder de la oposición se brega cuando planta cara con valentía a un gobierno que no se pone límites y lleva a un país al borde del abismo. Si al menos se pudiera justificar la inacción con que está dedicado al partido … Pero no es el caso. El PP partido de gobierno se diluye como un azucarillo, se han ido muchos de los mejores y han sentado sus reales algunos de los menos capaces.
Así, Pedro Sánchez continúa sin trabas su política de demolición del Estado.