THE OBJECTIVE
Pilar Cernuda

Es la economía, estúpido

«El Gobierno anuncia todo tipo de bondades futuras como si los españoles fueran estúpidos, cuando ya solo creen sus promesas los irredentos del populismo»

Opinión
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Es la economía, estúpido

Fue una de las frases más conocidas de Bill Clinton en la campaña presidencial en la que tuvo a George Bush como adversario.

Un Pedro Sánchez abducido por Pablo Iglesias –tiene bemoles que un presidente de Gobierno esté abducido por uno de sus vicepresidentes, que además no pertenece a su partido– lanza propuestas constantes sobre cómo salir de la crisis provocada por el COVID-19[contexto id=»460724″]. Con la torpeza añadida de que cuando las propuestas son esperanzadoras porque están cargadas de la demagogia que tanto atraen a los que los no quieren hacer las cuentas, es Iglesias quien las presenta, mientras que es Sánchez o algunos de sus ministros socialistas los que advierten que habrá que apretarse el cinturón. A Sánchez ya ni siquiera le funciona bien su facilidad para decir lo que la gente quiere escuchar, una de las cualidades que utilizaba con éxito para ganar elecciones, hasta el punto de que ni siquiera le importaba mentir a los votantes.

El Gobierno anuncia todo tipo de bondades futuras como si los españoles fueran estúpidos, cuando ya solo creen sus promesas los irredentos del populismo, atraídos por lemas inteligentemente elaborados para entusiasmar al personal pero que no son más que falacias, promesas de imposible cumplimiento.

A Sánchez no le va a tumbar una moción de censura porque las distintas izquierdas y los independentistas jamás van a apoyar a Casado, al que temen más que a un nublado porque cercenaría sus esperanzas de alcanzar sus objetivos. Tampoco la Justicia, que en España es generosa en sus plazos, aunque es probable que cuando llegue el momento el Supremo vea delito de homicidio imprudente en las actuaciones del gobierno de Sánchez ante el corona virus. Lo que va a echar de Moncloa a Pedro Sánchez es la economía. La pandemia actual arruinará empresas de todos los tamaños y mandará a las tinieblas del paro a millones de españoles. Llegará ayuda de Bruselas, del BCE y del FMI, pero con condiciones que obligarán a bajar pensiones, rebajar salarios de funcionarios, subir impuestos y dejar para otro momento proyectos que aseguraban empleo.

Pablo Iglesias no querrá ser copartícipe de esas políticas, no soportará las manifestaciones en la calle, ni las quejas de los colectivos que le han seguido hasta ahora como si fuera el Mesías. La economía acabó con Zapatero… y acabará con Sánchez. Al tiempo.

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