El ministro iliberal
«La versión oficial del Gobierno es que lo que hay detrás de las críticas a Marlaska es un intento de destituir al Ejecutivo»»»
A veces la polarización está bien. Por ejemplo, cuando no estás en el Gobierno. La polarización, en ese caso, no es intransigencia sino rendición de cuentas y fiscalización del poder. El clima de crispación es una muestra del descontento con el Gobierno. En otras ocasiones, la polarización está mal. Por ejemplo, cuando estás en el Gobierno. La polarización, en ese caso, es un intento ilegítimo de tumbar a un Gobierno legítimo. Es lo que sostiene el Ejecutivo actual ante las críticas por el caso Marlaska (“Lo que pretendía [el ministro de Interior] es presionar para que el coronel cometiera un delito de revelación de secretos de funcionario público”, como explican aquí).
Un ministro anónimo decía en El País que “ninguno de nosotros pensaba que tendríamos que enfrentarnos a un ambiente golpista como este”. La versión oficial del Gobierno es que lo que hay detrás de las críticas a Marlaska es un intento de destituir al Ejecutivo. Claro. Cómo no querer echar a un Gobierno que permite algo así. Además, ¿no es la función de la oposición exigir dimisiones cuando el Gobierno es desastroso? Otro debate es cómo hacerlo o si tiene sentido pedir dimisiones siempre, sin importar si el Gobierno lo hace bien o mal. O si tiene sentido pedir algo así en mitad de una crisis (otra cuestión es que la oposición no suma en el Parlamento para proponer una moción de censura).
El Gobierno ha decidido el cierre en filas y echar balones fuera. Incluso Pablo Iglesias, con quien Marlaska ha tenido encontronazos en cuestiones como la política migratoria, ha apoyado al ministro de Interior. No es muy sorprendente: el vicepresidente siempre se ha sentido atraído por lo iliberal. El acto de Marlaska no se explica porque sea un ministro conservador o porque fue un juez propuesto por el PP, sino porque tiene tendencias iliberales. Y el iliberalismo, aunque puede ser de un signo u otro, no es ideológico: es decisionismo, poder sin controles, pura voluntad política.