'The Wire' en Twitter
«Me alegró que el bueno de Simon viniera a recordarnos cuatro verdades elementales que parecemos haber olvidado entre el revanchismo a tumba abierta de los unos y la reconversión fraudulenta de un pasado vergonzoso de los otros»
David Simon, creador de la insuperada The Wire y de otras series tan interesantes como La esquina, Treme o The Deuce, ha podido comprobar en propio smartphone el caldeamiento ambiental que nos gastamos por estos lares. Al vicepresidente del Gobierno Iglesias (conocido entre sus haters ciberespaciales como “El Coletas” o “El Chepas”) no se le ocurrió otra cosa en twitter que elogiar la última producción de Simon, La Conjura de América, que, a partir de la novela homónima de Philip Roth, plantea una realidad aterradoramente alternativa en la que el héroe de la aviación y simpatizante nazi Charles Lindbergh le habría ganado unas elecciones a Roosevelt y se habría convertido en un aprendiz sagaz y aliado pasivo de la dictadura de Hitler.
A causa del elogio de Iglesias, el pobre Simon fue espectador privilegiado de la reprimenda airada que le cae al vicepresidente cada vez que obsequia a la concurrencia tuitera con alguna recomendación seriéfila. No son pocos los que con razón se asombran de que, con la que está cayendo y dada sus supuesta responsabilidades ejecutivas, vaya a serie por semana; pero, en cualquier caso, Simon se llevó la impresión de que esto está plagado de franquistas y de catalanes que van a la greña como en el 37.
Cierto que al escritor y productor -que, por otra parte, tiene entre sus proyectos aplazados una serie sobre las Brigadas Internacionales– le patinaron tanto el español como los conocimientos históricos locales, estos últimos a veces lastrados por el lugar más común y el eslogan grandilocuente. Ese prurito estupendo de guiri tostado a sol y sombra tarareando Spanish Bombs de The Clash. Sin embargo he de reconocer que me alegró que el bueno de Simon viniera a recordarnos cuatro verdades elementales que parecemos haber olvidado entre el revanchismo a tumba abierta de los unos y la reconversión fraudulenta de un pasado vergonzoso de los otros.
Sea como fuere, aparte de sus series, de Simon me quedo con Homicidio y La esquina, dos monumentales reportajes sobre la realidad desagradable de las calles peores de Baltimore. De eso sí que sabe un rato largo.