Historia canalla del podemismo terminal
«Eso es Podemos, donde los críticos desaparecen bajo toneladas de cal viva mediática»
Yo viví también la plazas quincemayescas. Yo me creí esos mensajes de futuro. Yo, que venía resabiado de la izquierda, quise creer en un mayo del 68 en el mismo año en que llegó el Papa a Madrid y le sacamos al Cristo de Mena entre La Castellana y el Palacio Real… yo eso todo lo creí hasta el punto y hora en que una bandera constitucional apareció el primer día por la Puerta del Sol… y no volvió más.
Desde entonces, Podemos es el error histórico de la democracia española. Lo de las tarjetas sims y la financiación se veía venir, pero aún han vivido del crédito de ser entre adánicos y arcangélicos y no habían quien les tosiera.
Naturalizaron la purga, vendían Pepsi en sus ‘raves’ de Vistalegre, y, puestos a ser, pidieron el Cielo y fueron los más abertzales de los abertzales aunque hubieran nacido en Ronda, Mondoñedo o Cuacos de Yuste. La suya fue la Historia de demostrar que en España no es difícil sacar un artefacto político que a muchos les sirvió.
Podemos tutea al periodista cuando no lo silencia, y creo que fue Dionisio Ridruejo que alertó de los peligros del tuteo. Y aún así, entre cursilerías y culebrones, hay quien se cree el credo podemita de que la cloaca los persigue, como una boca enorme que todo lo devora. Pobres….
Lo peor es que las cosas, como decía Delibes, no podrían salir de otra forma de la que salieron. Y fueron perdices y comieron vicepresidencias.
Eso es Podemos, donde los críticos desaparecen bajo toneladas de cal viva mediática. Ahora que rabian, afloran sus contradicciones. Como Sánchez, la ejemplaridad dejó hace mucho tiempo de ser la divisa. La tarta de Irene Montero por su cumpleaños, la tos de Irene Montero -que yo fotografié- me dieron la fotografía de qué puede aportar Podemos en esta crisis.