Ganó el aparato
«Más allá de sus ideas políticas, Cayetana Álvarez de Toledo es sinónimo de solidez intelectual y brillantez expositiva»
Más allá de sus ideas políticas, Cayetana Álvarez de Toledo es sinónimo de solidez intelectual y brillantez expositiva. Como ciudadano, yo le agradezco además la franqueza en el desgranamiento argumental de sus opiniones. Lo vimos en el reciente Café Vienés con Miguel Ángel Quintana Paz. Tan recto era su discurso que chirriaba con los usos habituales del portavoz de un grupo parlamentario que quiere acariciar poder más pronto que tarde. Ese y no otro parece ser el deseo último de todo partido político en España. Aunque enarbolen banderolas con el pecho henchido de emoción fraternal.
A Álvarez de Toledo no le gustaba que la etiquetaran de «verso libre» del PP. Y entiendo que una mujer inteligente se sienta incómoda con el perezoso etiquetaje poético. Sin embargo había un punto de libérrima insolencia (no se si amazónica) en su portavocía que marida mal con la organización leninista de las formaciones políticas (a diestra y siniestra del hemiciclo). Puede que se trate de la maldición de los intelectuales en política, o puede que simplemente haya sido víctima de la conjura de los mediocres. En cualquier caso, ganó el aparato.
Espero que esta sustitución sea para bien, y que en lugar de perder a una polemista locuaz y aguerrida en el Congreso, ganemos de nuevo a una periodista sustanciosa y sentenciosa en los papeles. Yo lo agradecería, la verdad. Porque prefiero aprender desde la discrepancia con algunos de sus planteamientos y la coincidencia en otros que desesperarme ante el televisor con un circo de descalificaciones que sin lugar a dudas no me merezco.