El Trump más venenoso
«Biden ha ganado, pero su primera tarea debería ser tratar de reducir la distancia infranqueable que separa a él y a su partido de los republicanos»
Las elecciones de EEUU son el arte de lo posible, un juego de centímetros frustrante y el sistema electoral es excesivamente complejo. Toda la campaña ha tenido un enfoque de la política como juego estratégico que busca crear grandes ganadores y perdedores, como un deporte, un duelo. Las encuestas y una cobertura mediática obsesionada con Trump han hecho que la campaña se convierta más en una competencia maquiavélica que un debate sustantivo de ideas y proyectos políticos. El Partido Demócrata podía haber apostado por presentar un proyecto unificador para el país o presentar las elecciones como un plebiscito contra el presidente, y Biden eligió la puerta número dos: «We have one shot».
Hemos visto al Trump más cínico y venenoso agarrarse con uñas y dientes al poder, poniendo en duda la legitimidad del proceso electoral y chantajeando al electorado americano de forma irracional: o gano yo o se para el partido. Esperemos que el fatalismo o deseo de martirio de un Partido Republicano trumpizado no le lleve a cruzar el Rubicón. Biden parece comprender que el país necesita moderación y, a diferencia de su rival, respeta las reglas del juego político, pero el Partido Demócrata es marcadamente elitista y no transmite la ilusión de un proyecto unificador que incluya a todos los americanos. Biden ha ganado, pero su primera tarea debería ser tratar de reducir la distancia infranqueable que separa a él y a su partido de los republicanos.