La cultura del panfleto
«Estoy deseando que nuestros próceres culturetas (Pedro, Pablo, Santi) tengan que responder a la consabida cuestión del debate electoral: ‘¿Qué es lo último que ha leído?»
Nuestros gobernantes están que no paran con «la cultura». El presidente del Gobierno dijo el otro día que quiere financiar un «bono cultural» con los Presupuestos Generales para que los chavales (desde la princesa altiva a la que pesca en ruin barca) tengan 400 lereles para gastar en establecimientos del ramo. Suma y sigue: antes de irse de puente, la muchachada de VOX[contexto id=»381728″] ha montado un festival de lo español: un mercadillo medieval del folclore autonómico (¿sabrán que esas trolas tienen menos de un siglo?) rematado con conciertos de estrellitas de saldo. Para colmo de disgustos, el sonriente Pablo Casado no ha querido quedarse atrás y ha prometido un museo de la «Historia Nacional de España» enfrente de la estación de Atocha: dioramas de los tercios defendiendo la fe y la civilización en Flandes, heroicos marineros evangelizando las Américas. «España, luz de Trento, martillo de herejes, espada de Roma».
Este desfile de estupideces me tiene boquiabierto. Ojalá, en un acuerdo inaudito, metan en los presupuestos que el cheque de Sánchez solo puede gastarse en un traje regional con el que participar en el belén-viviente de la Reconquista del museo de historia-nacional. Intuyo que la cosa no ha ido a más debido al reciente retiro de Pablo Iglesias; de lo contrario, la maratón comentada de Juego de Tronos no nos la quita nadie.
Alpiste para los propios, en resumen. Sánchez se queda bien ancho apoyando al sector cultural por la vía interpuesta de los nuevos votantes (el aguinaldo te lo dan al cumplir los dieciocho), VOX encuentra otra ocasión para su patrioterismo de cartón piedra y Casado le cuenta a la buena gente liberal-conservadora de este país (eso sí que es un monstruo de dos cabezas) que se puede gastar pasta en cultura (¡el orgullo de sentirse español!) sin dársela a los apesebrados del cine o a los engañabobos del arte.
Sin novedad en el frente. Que lo de la cultura no le interesa a nadie ya lo demuestra la falta de un estatuto del artista, que siga existiendo un IVA del 21% en la compra de obras de arte, la continua proliferación de museos-espectáculos, la continua contratación de falsos autónomos en las instituciones culturales públicas o el revuelo que se arma cada vez que se habla de cine español. Estoy deseando que nuestros próceres culturetas (Pedro, Pablo, Santi) tengan que responder a la consabida cuestión del debate electoral: «¿Qué es lo último que ha leído?». ¡Ah, cuánto le agradezco la pregunta! Patria, de Aramburu.