El miedo a Díaz
«Los socialistas tendrían miedo a Díaz porque asuntos vitales como el trabajo y el sueldo dignos y el derecho a la vivienda se han convertido en España en verdaderos artículos de lujo»
En filas socialistas se está instaurando cierto miedo a la vicepresidenta Yolanda Díaz. La que desde Vox llaman ministra comunista destaca por una dureza en el fondo que acompasa con suavidad en las formas que gustaría a un electorado de izquierdas descontento con Sánchez. Si a Iglesias le perdía el bocachanclismo, en cambio Díaz mide muy bien los tiempos y disimula cualquier afán de protagonismo. Gusta su estilo y tiene su público. Ha sabido llevar con habilidad a su terreno una reforma laboral que el PSOE, en principio, no tenía el más mínimo interés en derogar. De hecho, ha evidenciado las tensiones internas con el sector más conservador del gobierno que encabeza la vicepresidenta Nadia Calviño, a la que siempre se acusa de tecnócrata.
Díaz habla, eso sí, con desparpajo el neolenguaje de Montero y prologa el troglodítico Manifiesto Comunista. Sin embargo, al mismo tiempo, conecta, o eso diría que huelen desde las catacumbas de Ferraz, con un votante de izquierdas que ya anda desesperado con el teatrillo ambulante y las medias tintas de Sánchez. Por ahí se le pueden escapar muchos votos al PSOE.
Si uno se pierde por los bajos fondos de las redes sociales y se pringa con panfletos de la extrema derecha puede llegar a la conclusión de que Yolanda Díaz es el mismísimo Belcebú o un agente bolivariano que se ha dejado el estridente y abigarrado chándal en casa; pero atendiendo a la realidad social del país su discurso -como tampoco el de Vox- debe ser tomados a la ligera, ya que responde a una situación que guste o no guste es la que tenemos.
Así pues, los socialistas tendrían miedo a Díaz porque asuntos vitales como el trabajo y el sueldo dignos y el derecho a la vivienda se han convertido en España en verdaderos artículos de lujo.