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Europa, inerme ante el oso ruso

«Europa, como dice Borrell, debe hablar el lenguaje del poder, pero para hacerlo debe dotarse de un ejército propio»

Opinión

Vladímir Putin. | AFP

La Unión Europea se lleva las manos a la cabeza con la tragedia que se avecina en Ucrania, pero a nivel militar poco puede hacer. Europa parece no haber aprendido nada desde la tragedia de los Balcanes cuando no tenía instrumentos para intervenir a las puertas de casa mientras la sangre regaba el territorio de la ex Yugoslavia. La matanza de Sbrenica movilizó a la opinión internacional y precipitó la intervención de los Estados Unidos y de la OTAN en la guerra civil de Bosnia. Eran otros tiempos, y Serbia no era una potencia nuclear.

Desde entonces, la UE ha dado tímidos pasos en su política de Seguridad y Defensa y aunque en los seis últimos años han sido más acelerados, no son suficientes. El Brexit dio velocidad a esos avances, Reino Unido ya no ponía trabas a la Europa de la Defensa, sin embargo, restó presupuesto y poderío militar. Actualmente no hay un ejército europeo y la defensa territorial de Europa sigue dependiendo de la Alianza Atlántica Desde los años 50 no ha habido grandes cambios y la realidad nos la sirve Putin en bandeja desde Ucrania. Si la guerra dura una semana se prevé la muerte de alrededor de 50.000 personas, y una avalancha de refugiados que podría llegar a los cinco millones. Además, todo podría ir a peor si el ex agente de la KGB decide ir más allá y crea un corredor terrestre entre Crimea y la región separatista de Transnistria, en Moldavia, que tampoco cuenta con la protección de la OTAN y donde Moscú tiene soldados desplegados.

Rusia es una potencia nuclear y tanto la Alianza Atlántica como la UE temen que Putin eche mano del arsenal atómico en caso de intervención aliada. En Kiev se deben estar arrepintiendo de haber firmado el Memorando de Budapest del año 1994 en el que renunciaron a las 1.900 ojivas nucleares que había en su territorio. Tras Rusia y Estados Unidos, Ucrania era el país con más armamento nuclear. En el acuerdo, que fue firmado por Ucrania, Rusia, Estados Unidos y Reino Unido, se comprometían a respetar la soberanía territorial del país. Diez años después, Putin hacia añicos el Memorándum cuando decidió anexionarse Crimea e iniciar la guerra en el Donbás. La respuesta internacional fue de condena, pero no ha impedido la agenda imperialista del presidente ruso, que sabe que desde que Obama decidió en 2013 no atacar a Siria, cuando el régimen de Al Assad usó armas químicas, Estados Unidos ya no es la hiperpotencia temible y poderosa post Guerra Fría. 

Por su parte, Europa, que es la gran afectada por esta guerra, no deja de ser una potencia normativa y comercial que responde con sanciones económicas a Putin, pero con divisiones entre sus miembros para, por ejemplo, sacar a Rusia del sistema de intercambio de comunicación entre los bancos (Swift). La dependencia europea del gas y el petróleo ruso lastra muchas decisiones que han de tomarse por unanimidad en el ámbito de la política exterior y en la de defensa. La UE ha hecho esfuerzos para estabilizar su área de vecindad en el Este y el Sur de Europa, pero tanto la Putin como las primaveras árabes en Siria o Libia son reveses que deben hacer pensar a la opinión pública europea, que ahora ve horrorizada los ataques de la artillería del presidente ruso sobre Kiev. En un mundo geopolítico como el actual, la UE debe pensar que no basta con encender las luces de la sede de la Comisión Europea con el color de la bandera ucraniana como símbolo de solidaridad. Los 27 estados miembros de la UE deben entender que solo con el soft power no alcanza para ser una potencia global. Europa, como dice Borrell, debe hablar el lenguaje del poder, pero para hacerlo debe dotarse de un ejército propio en un mundo que a veces te demuestra que no basta solo con el multilateralismo ya que el realismo no ha muerto.

2 comentarios
  1. Ramendi

    Lo que me ha gustado mucho es el comentario de Nabuco al respecto.

  2. Nabucco

    LA DEBILIDAD DE OCCIDENTE

    “La injusticia a un hombre solo, amenaza es para todos”

    José Martí

    Hace 86 años, el 7 de marzo de 1936, la Wehrmacht (Ejército nazi) con un escaso despliegue militar ocupó sin resistencia el territorio de Renania, violando los Tratados de Versalles y de Locarno; Occidente no hizo nada. El 12 de marzo de 1938 las tropas alemanas entraron en Austria, y se produce la “Anschluss” (unión, reunión o anexión) a Alemania; Occidente no hizo nada. El 15 de marzo de 1939 Hitler proclamó como protectorado alemán a las provincias checas de Moravia y Bohemia (Los Sudetes), ocupando esos territorios en violación al Pacto de Múnich, mientras que Eslovaquia se convirtió en un estado independiente aliado con Alemania, desapareciendo la ya desmembrada Checoeslovaquia; Occidente no hizo nada. El 23 de marzo de 1939 se produce la ocupación de Memel (Klaipėda) en Lituania y se inician los reclamos territoriales alemanes a Polonia, exigiendo el Danzig y el acceso por el «Corredor polaco» a Prusia Oriental; Occidente no hizo nada. Naturalmente, animado por la dejadez de Occidente, Hitler se embarca en su gran proyecto y el 1 de septiembre de 1939 usando lo que los nazis llamaron blitzkrieg (guerra relámpago), invade Polonia; entonces es que Occidente reaccionó, tarde, muy tarde, y comenzó la Segunda Guerra Mundial.

    ¿Por qué he hecho este resumen? Pues porque las similitudes con la invasión rusa a Ucrania son evidentes. Parece que La Historia no sirva de nada cuando el mundo libre y democrático se queda paralizado ante la fuerza destructiva de un dictador y se limita a aplicar sanciones económicas frente a una poderosa máquina bélica. Puede que esas sanciones tengan efecto a medio y largo plazo, pero para entonces Ucrania estará desangrada, envilecida y repleta de muertos y heridos. Cuba y Venezuela han estado presionadas por décadas con sanciones económicas y el resultado político es el que todos conocemos: ninguno; tan sólo ha servido para incrementar el hambre del pueblo y la represión de los regímenes.

    En 2008 Putin y Dimitri Medvedev utilizaron la misma estrategia nazi de guerra relámpago para invadir Georgia; Occidente no hizo nada. En 2014 Putin invadió y anexionó Crimea; Occidente no hizo nada. Y ahora invade Ucrania. Putin no va a parar en Ucrania, su delirio neo-comunista de reconstruir la antigua U.R.S.S. (él mismo ha dicho que la desaparición del estado soviético fue un gran error). En un a modo de lebensraum (espacio vital para los nazis) este sicópata va a ir a por todas las exrepúblicas soviéticas. ¡Y Occidente le prohibe participar en Eurovisión!

    Por otro lado está la O.N.U., que mucho protestar y poco hacer. El mismo organismo que tiene en su Consejo de Seguridad sentadas a Rusia y China, las cuales obstruyen cualquier tipo de reacción verdaderamente eficaz contra sus abusos de poder; China invadió El Tibet y masacró a su pueblo en Tiananmen: La O.N.U. no hizo nada. Rusia ha hecho lo que ha hecho y la O.N.U. impasible.

    ¡Mi corazón está hoy en Kiev!

    Ismael Eguren

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