Los escépticos de Bucha
«Algunos son más sensibles a las palabras de Lavrov que a las imágenes y testimonios que llegan desde Bucha»
El análisis de imágenes por satélite realizado por el New York Times desmiente la versión rusa: la matanza de civiles en Bucha se produjo antes de que los soldados rusos abandonaran la ciudad. Algunas voces todavía sostienen que es arriesgado culpar al ejército ruso sin una investigación oficial; también hubo quien consideró que el bombardeo de Guernica fue un montaje. La maniobra es la misma: exagerar hasta el absurdo la probabilidad de las causas alternativas (la bandera falsa, el fascismo ucraniano, Jack el destripador) para negar la opción más verosímil. La prudencia y la presunción de inocencia son valores necesarios, pero nuestros escépticos hacen un uso selectivo de ellas. En el caso de Bucha, sorprende que su juicio sea más sensible a las palabras de Serguéi Lavrov que a las imágenes y testimonios que llegan desde el terreno.
Por otra parte, es divertido que quienes desde el principio de la guerra desafían el relato oficial, desde un supuesto pensamiento crítico, sean incapaces de una simple inferencia a la mejor explicación. Ante el grito de Bucha, nuestros presuntos racionalistas han considerado todos los caminos menos el camino recto; todo sea por no coincidir con el rebaño atlantista. Resulta que pensar no es lo mismo que sembrar dudas; la duda es un parte fundamental del conocimiento, pero no es el conocimiento. Y uno debe emplear el efecto corrosivo de la duda con mesura, porque igual que disuelve relatos, disuelve verdades.
Pero hay algo más. Asumamos, ad arguendo, que una de las alternativas escépticas se demuestra real: la matanza de Bucha fue una operación de bandera falsa, fueron los propios ucranianos quien asesinaron a los suyos para culpar a los rusos de la masacre. ¿Qué dirían quienes se han remontado a una conversación entre Baker y Gorvachev de febrero de 1990 para justificar la invasión? ¿Hasta dónde habría que remontarse para explicar los crímenes de Bucha? Si culpar de la guerra a Putin es un acto de simplismo, cómo vamos a responsabilizar de sus actos, por muy atroces que sean, a los ucranianos que actuaron bajo el trauma de una invasión. La contextualización de la barbarie sería la postura congruente, pero intuyo que nuestros amigos serían menos historicistas (es decir, menos comprensivos) con las atrocidades de los no-rusos.
En realidad, no es una intuición, lo hemos confirmado desde que comenzó la guerra: Ucrania y Occidente actúan, Rusia solo reacciona. Porque aplicando a Ucrania la fórmula reactiva podríamos argüir que todas sus aproximaciones a Occidente se producen por los agravios históricos que imputan a Rusia: el Holodomor, las deportaciones forzosas, Chernóbil o la invasión de Crimea. De esto no hemos hablado, porque solo Rusia tiene derecho a un memorial de agravios; los lujos dejan de ser lujos cuando los disfruta todo el mundo. Y, sobre todo, cuando se demuestra que son una artimaña para justificar el horror.