THE OBJECTIVE
Dani De Fernando

Reductio ad hitlerum

Sabemos que la guerra es una tragedia, y que muchos ucranianos han tenido que emigrar, pero seríamos deshonestos si obviásemos que para otros la guerra es un consuelo

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Reductio ad hitlerum

En su magnífico ensayo Pensar lo que más les duele, publicado por Homo Legens, Adriano Erriguel acuña el concepto «reductio ad hitlerum» para explicar cómo justifica el neoliberalismo «todos sus desmanes». La explicación es más o menos la siguiente: «Al fin y al cabo, si Hitler llegó al poder tras unas elecciones, la democracia no puede ser totalmente buena»; y de ahí que los países occidentales puedan permitirse combatir regímenes democráticos como el sirio sin que se los acuse de antidemócratas.

Pero la reductio ad hitlerum es también el socorrido argumento que está utilizándose en la guerra de Ucrania: se identifica a Putin con Hitler y a Rusia con la Alemania nazi para demostrar que, en efecto, son el mal absoluto. En este sentido, el ministro de Defensa de Ucrania ha descrito al presidente ruso como «el Hitler de nuestros días», el de Eslovaquia ha asegurado que Putin y Hitler «son iguales» y Bill Browder —siempre los hay más papistas que el Papa— ha afirmado que «continuar haciendo negocios en Rusia después de esta invasión es equivalente a seguir haciendo negocios en la Alemania nazi cuando Hitler empezó a perseguir a los judíos».

Con todo, ni ellos ni las otras decenas de botarates que inundan las portadas de la prensa occidental ignoran que es el gobierno de Zelenski el que lleva años pertrechando a los Azov y compañía, cuyo objetivo confeso es terminar con la población prorrusa. Es más: en cuanto alguien se atreve a señalar esto último, a saber, que el presidente ucraniano ha alentado y armado batallones abiertamente neonazis, racistas, supremacistas, se esgrime el argumento definitivo, ése que lo exculpa de todo pecado —¡pero si es judío!—, y a otra cosa.

La realidad, no obstante, es que no todo está tan claro. Sabemos, por supuesto, que Putin se ha excedido en sus acciones militares, pero también que el gobierno ucraniano ha asesinado a casi cuatro mil civiles durante ocho años en el Donbás; sabemos que la guerra es una tragedia, y que muchos ucranianos han tenido que emigrar, pero seríamos deshonestos si obviásemos que para otros la guerra es un consuelo, un medio para terminar con las masacres, los bloqueos económicos y la discriminación. Y aunque sepamos todo esto, sólo podemos decir una parte: la que nos dejan decir.

En definitiva, la maquinaria mediática occidental sólo tiene un objetivo: entorpecer el debate, impedir la reflexión. Por eso se censuran medios, por eso se combate la disidencia. Por eso, en fin, la reductio ad hitlerum.

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