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El PSOE rancio y el PSOE chuli

«Los socialistas son solo lo que digan los nacionalistas y los bolivarianos. No harán nada que desagrade a ERC, Bildu, Podemos y demás ‘progresistas'»

Opinión

El diputado de ERC Gabriel Rufián pasa delante del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | EP

  • Madrid, 1967. He sido columnista en Libertad Digital, Vozpópuli y El Español. Ahora escribo en La Razón y THE OBJECTIVE y hablo en Herrera en Cope. Soy profesor titular de Historia del Pensamiento en la UCM. Tengo unos cuantos libros de historia y política.

Sánchez ya pidió perdón a los golpistas en febrero de 2020, en la «mesa de diálogo» que escenificó un encuentro de Estado a Estado. El presidente se humilló ante los secesionistas al excusarse por el funcionamiento de las instituciones democráticas españolas, la actuación de los jueces, el contenido de las leyes y el papel del Rey.

A continuación vinieron los indultos y el trato de favor en el reparto de la pasta, además de la promesa de guardar respeto al chantaje de ERC, de colonizar el Estado a su favor, como el CGPJ o la comisión de secretos oficiales, y de orillar al Rey del discurso del 3 de octubre. Recuerden que apartaron a Felipe VI de la entrega de despachos a los nuevos jueces en Barcelona en 2020.

Este es el PSOE chuli, el que mola a Rufián, el que cede a todo lo que los golpistas exigen. El caso del espionaje ha sido una prueba de esta sumisión: no solo ha dicho Sánchez que él también fue espiado, sino que fue a pedir perdón a Pere Aragonès y ha presentado la cabeza de la directora del CNI, que cometió el gravísimo error de cumplir órdenes y ser sacrificable.

Pero los secesionistas son insaciables, son Minotauro exigiendo víctimas sin parar para no tomar represalias. Por eso ha salido Rufián exigiendo el cese de Margarita Robles, alegando que esta ministra representa al «PSOE rancio». La estrategia rufianesca es mostrar que nunca están satisfechos. Poco importa lo absurdo del caso: los golpistas se quejan de haber sido espiados según manda la ley y el sentido común, y piden la caída de quienes vigilaron las acciones que les valieron una condena firme.

A la petición del cese de la ministra de Defensa se han unido los filoterroristas y los comunistas de Podemos. No es que les moleste Margarita Robles, que también, sino que quieren tener cogido a Sánchez por las supuestas ofensas no satisfechas. Esa es la clave del sanchismo, la sumisión al rupturista por muy déspota que sea con tal de que tenga los escaños suficientes para mantener a Sánchez en Moncloa.

La paradoja es que son los rupturistas los que están moldeando al PSOE, marcando sus palabras y acciones, sus miembros y tiempos. No se conforman con determinar el Gobierno de España, sino que han conquistado a uno de los dos partidos nacionales que tenía desde 1978 la misión de gobernar. El PSOE ya es suyo. El sanchismo ha convertido al viejo partido socialista en una marioneta de grupúsculos totalitarios y psicópatas, soberbios y supremacistas, obsesionados con imponer su dictado.

Los socialistas son solo lo que digan los nacionalistas y los bolivarianos. No harán nada que desagrade a ERC, Bildu, Podemos y demás «progresistas». Ese es el PSOE chuli, porque lo que se salga de ahí es «rancio», anticuado, propio de épocas pasadas, y susceptible de que no sea apoyado en el Congreso. Sánchez no se tolera así mismo fuera del poder, y ese es el gran problema de la democracia española.

Frankenstein tiene bien cogida la medida a Sánchez. Saben que es un ególatra autoritario, tirano con los que están abajo, y sumiso hasta la náusea con quienes le sostienen en el poder. Es un líder débil que vive en la mentira. Un político capaz de regalar el Sáhara a Marruecos sin que sepamos todavía por qué, y Gibraltar al Reino Unido en el proceso de negociación del Brexit.

Los nacionalistas se aprovecharán de Sánchez todo lo que puedan. Es un buen ejemplo de la guerra de posiciones de Gramsci: conquistar competencias, crear jurisprudencia, e imponer el marco mental y el lenguaje del independentismo. No convocan mañana un referéndum de autodeterminación porque saben que en el tiempo que queda de sanchismo pueden conseguir una posición más sólida para hacerlo en el futuro.

Sánchez sabe esto pero le da igual. Solo quiere ganar tiempo por si suena la flauta y no tiene que hacer las maletas tras las próximas elecciones generales. El problema es que este plan degrada la democracia, arruina la confianza mutua, empobrece al país y lo hipoteca sin remedio.

9 comentarios
  1. DonJulio

    Queremos creer que Vox es la solución como el que creía que Podemos, antes de pisar moqueta, iba a hacer felices a los infelices. Dicen tantas cosas coherentes como incoherentes pero así convencen a los muy cafeteros.
    No valores a ningún pájaro por el pico sino por cómo vuela y Vox de momento es una gallina.
    En todo caso, la culpa de nuestros problemas no es de Vox, sino de PP y Psoe que nunca se pusieron de acuerdo ni tan siquiera para repartise el poder cambiando la ley electoral. No han sido listos ni para su beneficio. Los perjudicados observamos.

  2. Manuteide

    La solución se llama VOX. Y ello porque.?. Pues aunque hay un PP socialdemócrata como continuación del PSOE. Salvando las distancias. Pero si cae Sanchezstein…que caerá….la solución de gobierno pasa por una acuerdo PP-PSOE…Que sus bases no lo aceotariannnn con lo que VOX se dispararía…o un acuerdo PP-VOX. Que este último será el guardián de las esencias de la ideología constitucionalista neoliberal…..si este no abomina de sus postulados. Ya nada me extraña…pero no creo, sería su sentencia de muerte. Por eso digo al principio, como enunciado de mi conclusión que he desarrollado….por eso creo que VOX es la solución y de vital necesidad…como contrapeso del PP.

  3. Pasmao

    Buenos días Vilches

    Poco que añadir.

    Habría que incidir en que muchos siguen creyendo que a pesar de Sánchez algo (bueno) se podrá sacar del PSOE cuando ya no esté… y que el problema mas serio en España es que VOX mientras tanto pueda capitalizar los desmanes de éste de tal manera que ese proyecto chupiguay quede para el vertedero.

    Y muchos de los que así opinan son compañeros suyos de columna en éste medio.

    Por otro lado, entre los que se presumen «sensatos y adultos» el problema es que si por ventura el PSOE se estrellara, algo que veo difícil pero quien sabe, ellos (los sensatos y adultos) se quedarían sin alter ego en esa especie de dúo Pimpinela que forman con el PSOE. Y es que de jugar a defender el Estado (un Estado anabolizado por el PSOE) se vive muy bien.

    Y me temo que igual que hizo el PSOE resucitando a ETA para poder negociar con ella lo que el PSOE quería negociar, lo mismo nos pueda hacer el PP con el PSOE. Siempre con el Estado como excusa, con la coletilla habitual de «bienestar», Estado Social, etc… Porque si vamos a creernos que son liberales, por qué no también lo del Ratoncito Pérez.

    Hay un miedo cerval en el PP de que si cae el PSOE, éste lo arrastre con él y acabar como en Francia (con esos dos partidos que sumaban tanto sumando una piltrafa). Y como el «Estado» depende de que ellos dos existan, porque son los que dan «Estabilidad» al sistema, si hay que proteger al PSOE se le protege. Y si hay que pactar el CGPJ o el TC se pacta. Después de las andaluzas, naturalmente.

    Pero el problema es VOX (que es antiliberal). Y el que no se lo crea que reviente, por facha.

    Un cordial saludo

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