La CNN no cubrirá el fin del mundo
«Con la invasión rusa de Ucrania, echamos de menos a la CNN. ¿Dónde está?»
Hubo un tiempo en que la CNN era imprescindible para seguir la información internacional. Cualquier noticia mínimamente importante obligaba a conectar de inmediato el canal de noticias creado por Ted Turner en 1980. Durante cuatro décadas, ha sido esencial para seguir al minuto guerras, atentados o catástrofes. Los monitores de las redacciones estaban conectados las 24 horas al canal de noticias con sede en Atlanta y las cadenas nacionales tenían que recurrir constantemente a sus imágenes.
Con la invasión rusa de Ucrania, echamos de menos la CNN. ¿Dónde está? Ha dejado de ser la referencia. Ya no se realizan esas impactantes conexiones gracias a las que vimos en directo las protestas de Tiananmen, el desmoronamiento de la Unión Soviética, los ataques sobre Bagdad, la caída de las Torres Gemelas, la tragedia de Fukushima o, más recientemente, la improvisada y desastrosa evacuación de occidentales de Afganistán. Se podrían citar mil ejemplos. Las grandes historias que marcaron las últimas cuatro décadas llevan estampado en nuestra memoria el logo de la CNN.
Echamos de menos a sus periodistas y analistas, convertidos en estrellas de la información. Larry King, Peter Arnett , Bernard Shaw, Christiane Amanpour y tantos otros que se convirtieron en periodistas de cabecera en todo el mundo.Hoy, las informaciones de Clarissa Ward desde Ucrania no están teniendo el impacto que causaron durante la estampida de Kabul hace menos de un año.
Igual que el resto de los medios del mundo entero, la CNN está buscando, con poco éxito hasta ahora, un hueco en la era del streaming, en la era de la información en píldoras, de conexiones en vivo, de flashes de imágenes de aficionados difundidas masivamente y al instante a través de las redes sociales.
En 2020 -gracias a la campaña presidencial y a la pandemia,- CNN alcanzó cifras récord, pero en 2021, y lo que va de 2022, está sufriendo una fuerte caída. Pese a la profunda crisis económica y el descenso en un 40%de la audiencia en prime time, aún registra un promedio de 773.000 espectadores totales por día.
Qué lejos quedan aquellas palabras de Ted Turner al inaugurar en 1980 la primera cadena de televisión de noticias 24 horas: «No nos despediremos hasta que el mundo se acabe. Estaremos encendidos y cubriremos el fin del mundo, en vivo, y ese será nuestro último evento…»
La CNN -hoy parte de Warner Bros. Discovery, también propietaria de HBO- acaba de sufrir lo que los especialistas han calificado como «la caída más estrepitosa de la que se tenga memoria durante la guerra del streaming«. La empresa, en busca de una salida a la pérdida de audiencia, lanzó el pasado marzo la plataforma CNN+, en un intento de adaptarse a «la evolución de las noticias en vídeo y el comienzo de una nueva era».
El nuevo servicio de streaming apenas duró dos meses y tuvo que ser cerrado el 28 de abril, tras comprobar que menos de diez mil espectadores seguían la nueva aplicación. De nada sirvió invertir cientos de millones de dólares y contratar a grandes estrellas de la comunicación. Un episodio más de la desaforada lucha por la supervivencia de los canales tradicionales de información.
Según los gurús de las nuevas tecnologías, Warner Bros. Discovery se equivocó al no incluir a CNN en una plataforma conjunta con HBO Max. Una plataforma que incluyese series y películas de calidad a la vez que la mejor información del canal todo noticias. Es posible.
Todo hace indicar que ese es el futuro. De hecho las plataformas de streaming ya están produciendo grandes miniseries documentales sobre asuntos de actualidad. Están Putin, de espía a presidente, El dilema de las redes o Dolores: La verdad sobre el Caso Wanninkhof, por poner sólo tres ejemplos de grandes éxitos.
Otros síntomas apuntan a que las plataformas de entretenimiento pueden hacerse también con el control de la información. Apple TV ya está realizando retransmisiones deportivas y Netflix, para superar su propia crisis, se plantea incluir eventos en directo. Nuestras propias cadenas generalistas recurren constantemente a la información como parte de su oferta de entretenimiento.
El caso de la CNN es todo un síntoma del gran riesgo que corren los medios en todos sus formatos. El llamado infotainment de los años 80 y 90 fue solo un aviso de lo que iba a venir: la información convertida en un show, en lo que los expertos ya han bautizado como «espectacularización de la realidad». Si se trata de show business, marcas tan relevantes y con tanta historia como Warner Bros o Fox resultarán imbatibles. No parece probable que se cumpla el vaticinio de Ted Turner y que sea la CNN -al menos la CNN que hemos conocido- la que cubra el fin del mundo.