Creer en el presente de Iberoamérica para crear su futuro
«La economía mundial del siglo XXI (inclusiva, sostenible y basada en energías renovables) no se puede construir sin Iberoamérica»
Este 19 de julio, día de Iberoamérica, es un buen momento para reiterar la plena vigencia de una idea en la que creemos firmemente en el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI): es tiempo de creer y crear en Iberoamérica. Creer en las virtudes y potencialidades iberoamericanas para, desde ellas, trabajar con el objetivo de impulsar un mejor futuro para la región.
No se trata de mero voluntarismo. Efectivamente, son enormes las dificultades que afrontan algunos países de la comunidad iberoamericana, lastrados por un debilitamiento institucional, un sistema de partidos desestructurado; economías en bajo crecimiento, poca productividad y competitividad; sociedades frustradas y una posición de la región periférica respecto a las cadenas de valor mundial de la IV Revolución Industrial. Sin embargo, frente a este extendido ‘latino-pesimismo’, en CEAPI consideramos que más que nunca es tiempo de «creer y crear en Iberoamérica», porque sin los países iberoamericanos es imposible concebir el mundo del siglo XXI.
En un contexto marcado por la incertidumbre, Iberoamérica es una región en la que afloran innumerables ventanas de oportunidad, basta con mirar alrededor y saber detectarlas. Por ejemplo, en el marco del actual proceso de nearshoring a través del cual numerosas empresas estadounidenses están acercando su producción al mercado de consumo final, Iberoamérica cuenta con una clara ventaja competitiva: su posición geográfica estratégica. A ello se añaden la gran disponibilidad de mano de obra en la región y la eficiencia demostrada de su modelo de zonas francas, que pueden resultar en una sólida atracción de inversiones, en la generación de nuevas cadenas regionales y en el aumento de la participación regional en las cadenas de valor globales.
«Iberoamérica es sinónimo de futuro por su gran apuesta sobre la industria tecnológica que, con un impulso sin precedentes en los últimos años»
Por otro lado, Iberoamérica es sinónimo de futuro por su gran apuesta sobre la industria tecnológica que, con un impulso sin precedentes en los últimos años, se ha convertido en una de las puntas de lanza del crecimiento económico regional. En este campo, la porción europea de la Comunidad Iberoamericana (España y Portugal) destaca en términos de digitalización y automatización y los países latinoamericanos, por su parte, se encuentran a la vanguardia mundial en inversión en startups digitales. En esta línea, como revelaba el estudio Por qué Iberoamérica de CEAPI, solo en 2021 15.336 millones de dólares de inversión de capital de riesgo fluyeron hacia la región -más que lo recibido en la década previa-, con dominio especial de las Fintech y el comercio electrónico, que aglutinaron más del 64% de este capital.
Creemos, también, que la economía mundial del siglo XXI (inclusiva, sostenible y basada en energías renovables) no se puede construir sin Iberoamérica. En esa nueva matriz de desarrollo, nuestra región tiene un papel no solo importante sino decisivo que cumplir. En sostenibilidad, porque América Latina es una de las áreas con mayor biodiversidad del mundo. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, alberga alrededor del 60% de la vida terrestre y especies marinas y de agua dulce mundial. Además, la Amazonía representa el 56% de los bosques húmedos del mundo.
En cuanto a las energías renovables, los países iberoamericanos son potencias en hidráulica, eólica o solar, así como en capacidad para generar hidrógeno verde. Iberoamérica tiene todas las condiciones para convertirse en hub global de energía renovable. Lo que el resto del mundo desee hacer en materia de sostenibilidad y desarrollo de nuevas fuentes de energía lo tendrá que hacer contando con la región. De hecho, la UE y EEUU ya están mirando al área como alternativa energética tras la invasión de Ucrania.
Ventana de oportunidad
Su riqueza en recursos naturales se transforma en una ventana de oportunidad. Por la abundancia de commodities que necesitan la UE y EEUU para esa transformación energética y en su búsqueda por construir economías más sostenibles. Uno de los elementos clave para ese tipo de desarrollo -por ejemplo, la agricultura sostenible- es el agua y el 33% del agua dulce del mundo está en la región. O el litio, del que posee el 85% de las reservas mundiales. En este sentido, pese a que en la coyuntura actual están bajando los precios de algunas materias primas, éstas siguen siendo clave y lo serán cada vez más en un mundo que aspira a la sostenibilidad total. Como región exportadora de recursos naturales esenciales, ello permitirá la entrada sostenida de divisas a Iberoamérica.
Creer que Iberoamérica es fundamental para la consolidación de la democracia a escala mundial y para la construcción de economías sostenibles social y medioambientalmente implica «crear» y trabajar para diseñar ese futuro desde nuestro presente. El mundo está cambiando y transformándose a gran velocidad e Iberoamérica tiene los mimbres para cumplir un rol mucho más importante en esa transformación.
Es necesario crear un nuevo marco de relación entre gobiernos y ciudadanía para la reconstrucción económico-social tras la recesión y el parón productivo, a lo que se añaden ahora las consecuencias de la guerra en Ucrania. El objetivo es alcanzar un crecimiento con desarrollo a largo plazo y que preserve los equilibrios sociales y medioambientales.
En paralelo, el esfuerzo se debe dirigir a diseñar en Iberoamérica administraciones públicas eficientes que creen el marco adecuado para construir una matriz productiva diversificada basada en la innovación y en sólidas alianzas público-privadas. Estados que construyan marcos firmes de seguridad jurídica y tiendan puentes con un sector empresarial llamado a cumplir un rol de mayor dinamismo y protagonismo económico y social. Y en ese mismo contexto, el gran reto consistirá en elaborar un nuevo contrato social, capaz de canalizar las demandas sociales y evitar que las frustraciones acumuladas actúen como caldo de cultivo de la emergencia de nuevos populismos. Finalmente, la región asiste a la conformación de un tablero geopolítico mundial marcado por nuevas guerras frías y pugnas entre potencias. No ser tan solo un espectador en ese pulso internacional exige que Iberoamérica se coordine, se integre y encuentre liderazgos que definan una agenda regional. En definitiva, la región tiene por delante desafíos que empiezan, como condición sine qua non, por creer en el presente de Iberoamérica para crear su futuro. E Iberoamérica es una región que cuenta con la potencialidad suficiente para convertirse en un actor global relevante en términos políticos y económicos.