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Chuchos y chucherías

«Las locuras sociales que padecemos no provienen de conspiraciones de plutócratas perversos sino de los impulsos altruistas de benévolos chalados»

Opinión

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  • Fernando Fernández-Savater Martín (San Sebastián, 21 de junio de 1947) es un filósofo y escritor español. Aficionado a las carreras de caballos y lector de Borges. Fue profesor de Filosofía. Destaca en el ámbito del ensayo y el artículo periodístico, y además, ha incursionado en la novela y el género dramático.

Uno de esos dichos populares cuya profundo acierto y sorprendente actualidad ya no percibimos por haberlos oído repetir demasiadas veces asegura que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones. Podría ser realmente el lema de nuestra época: en la puerta del infierno posmoderno, el que nos toca, en lugar de «Abandonad toda esperanza» debe poner «Aquí conducen las buenas intenciones». Porque la mayoría de las locuras sociales que padecemos no provienen de conspiraciones de plutócratas perversos ni de la zapa de ideólogos totalitarios sino de los impulsos altruistas de benévolos chalados que han decidido seguir con ahínco el camino mas peligroso: hacer el bien sin mirar a quién, tiemblen ustedes y lo que es peor, sin reparar en cómo. Así en Sri Lanka sustituir radicalmente por productos «orgánicos» los fertilizantes químicos ha llevado a cosechas desastrosas que motivaron una revolución en el país, mientras en España las celosas medidas de burócratas ecologistas que han prohibido toda intervención tradicional en los bosques los ha dejado listos para ser pasto de las llamas y los orgullosos defensores de toda diversidad sexual patrocinan una autodeterminación de género que acaba de una misma tacada con la biología, el feminismo y el sentido común. Y muchos mas ejemplos que ustedes conocen todos los días por los medios pero no se atreven  a criticar para no ser «cancelados» por los gestores oficiales de las buenas intenciones…

«Las locuras sociales que padecemos no provienen de conspiraciones de plutócratas perversos sino de los impulsos altruistas de benévolos chalados»

Fernando Savater

Si uno ha decidido tener un perro como mascota (es decir, no para cazar, ni para cuidar un rebaño, ayudar a un ciego o vigilar una finca), si uno quiere tener un perro como compañía, como una especie de amigo canino…bueno, entonces debe tratarlo humanamente. Pero tratarlo humanamente no quiere decir ni mucho menos tratarlo como si fuera humano. Al contrario, tratarlo como si fuera humano es literalmente maltratarlo, comportarse con él a nuestro gusto y no al suyo. El emperador Calígula, que no fue precisamente un dechado de humanismo ni un ejemplo de humanitarismo, nombró senador a su caballo Incitatus. Puede que fuese una ironía de déspota, pero en cualquier caso no se puede considerar que ese sea el trato debido a un equino ((aunque tengamos a los demás senadores en poca estima). Pero hoy se cancelaría a Calígula no por su inhumanidad ni por otros rasgos de locura, sino por querer hacer trabajar al pobre Incitatus. ¿Con que derecho forzaba al animalito a asistir a las sesiones del Senado? Hoy los perros mascotas gozan de restaurantes pet-friendly  dónde se les sirven menús especiales para sus gustos, y después de saborearlos se les ofrecen sesiones de cine adecuados para ellos (no, no son las series de Netflix que usted suele ver) y hasta funciones de teatro perruno, que incluso pueden ser representadas a domicilio para los chuchos mas hogareños. Para asistir a esos espectáculos hay que estar elegantes y eso se consigue en las tiendas de moda canina donde los animalitos (no sé si aún se los debe llamar así) pueden encontrar desde un sombrerito hasta un par de botas y por supuesto los últimos modelos de moda canina diseñados por firmas importantes. No olvidemos las peluquerías para seres ladradores con tratamientos especiales para cada tipo de pelo, etc… Por supuesto el negocio de los veterinarios va viento en popa y en España  hay ya mas hogares con perros que con niños. Nada más lógico, en vista de que el aborto es un derecho humano y pegarle una patada a un chucho un serio delito. No podía faltar la presencia de estos privilegiados en las redes sociales: ya existen petfluencers, chuchos con programa propio en internet (de momento gestionados por sus avispados dueños, pero todo se andará) y alguno como Jiffpom, un elocuente pomerania, tienen unos diez millones de seguidores y su propio merchandising. Para que luego digan que no hay interés por la cultura en el mundo audiovisual…

Este asunto ha llegado a preocupar a algunos etólogos, que advierten de que este exceso de «humanización» perruna puede producir trastornos de conducta -agresividad, ansiedad…problemas humanos, demasiado humanos- en los inocentes chuchos. Yo creo que por mal que estén, los más trastornados son sus dueños. O sus variantes en otras especies, como esa concejala parisina que cree  injusto que a las ratas las llamen «ratas» porque es un término despectivo (también los roedores tienen su autoestima) o los empeñados en afirmar que a los toros de lidia se les tortura… En fin, ¡petfluencers del mundo, uníos!

12 comentarios
  1. Gallipato

    Anochece, vuelvo a casa cruzando el parque. Por allí, y por toda la ciudad, los perros deben ir atados (ja) y los mayores de 20 kg con bozal (ja,ja). Son las normas autonómicas y del ayuntamiento (ja, ja ja). Voy en mis cosas cuando me veo a dos perros sueltos y sin bozal frente a mí, dos fieras tipo pitbull. Me quedo paralizado, los perros también, a dos o tres metros de mí. Aparece al poco el dueño, los llama y mucha cuenta no le echan, me acechan. ¿Pero cómo lleva usted dos perros como estos sueltos?; le digo. ¿Te molesta?; responde. Claro que me molesta y: Pues que te den por culo; es la respuesta del perrero, literal, que sigue paseando a sus brutos a su antojo.
    Antes de llegar a casa me paso por el cuartel de la Guardia Civil a denuncia y: Pues que te den por culo. Bueno no me lo dicen así, pero así me lo tomo.
    Es lo que nos queda: la tiranía de los animalistas.

  2. ToniPino

    En primer lugar, hay que recordar que tratar bien a los animales es lo que ellos merecen y algo que nos dignifica. Las mascotas tienen importantes beneficios para las personas, y en algunos casos poseen efectos terapéuticos. También son un ejemplo de lealtad.

    Por otra parte, muchos veterinarios alertan de que la humanización de las mascotas, especialmente de los perros, es perjudicial para el animal y para el hombre. En algunos casos, podría llegar a ser una forma de deshumanización, una degradación de los afectos humanos y una muestra de las dificultades para establecer vínculos afectivos con otras personas.

    Sobre lo que hay detrás de este comportamiento excesivo, he leído de todo: negocio, individualismo y hedonismo neoliberal, egoísmo que entraña la sustitución de los hijos por mascotas (perrhijos), decadencia de nuestra civilización, misantropía.

  3. Voltaire21

    Quince minutos es el tiempo que se tarda en cambiar una rueda pinchada en en un coche, o en hacer dos huevos con patatas fritas. Quince minutos es, de media, el tiempo que se tarda en ser atendido en el centro de salud.
    Quince minutos, de reloj, es el tiempo que tuvieron los habitantes de Todoque, un barrio de la isla de La Palma para, recoger lo que consideron imprescindible de sus casas antes de que la lava del volcán lo derritiese todo: pertenencias, recuerdos, sensaciones. Quince minutos para elegir qué te llevas y qué dejas.

    Quince minutos es, también, el tiempo que se tarda en hacer una búsqueda en Google con la frase: “estadística de fallecimientos por sexo desde el año 2003” Pero solo unos segundos bastan para darse cuenta (más aún) de que España se ha convertido en una “putocracia” (preponderancia de la clase ramera en la gobernación del estado – de J.L. Coll en su imprescindible diccionario-) La cara más visible de esta nueva casta sostiene que la violencia de género es una lacra a la que hay que extirpar de la sociedad junto con la mayoría de varones debido al elevado número de fallecimientos que, por su causa, se producen en España.

    Vamos a comparar algunos de los datos disponibles en la web de INE para comparar fallecimientos de mujeres de todas las edades entre los años 2003 y 2020 por distintas causas:

    Cáncer de mama:                               89.752
    Cáncer de ovario:                              32.011
    Enfermedades endocrinas:                127.519
    Alzheimer:                                        154.276
    Suicidio:                                            15.393 (solo en el 2020, 1.011;  casi tantos como por VG)

    Violencia de Género                          1.154 (fuente: Ministerio de Igualdad)

    20.000 millones de euros es el presupuesto asignado a dicho Ministerio para, según su titular, proteger a las mujeres en general. Pero el destino de esos miles de millones es subvencionar asociaciones feministas radicales, cuyo único lema es: “el hombre mata”, arrastrando detrás a miles de mujeres que necesitan un referente de autoidentidad, de visibilidad, de un porqué… Y sin olvidar que cada una de esas mujeres (y algunos hombres que se suben a ese carro por no menos de tres mil euros al mes) significa un voto. Y miles de votos, significan millones de euros en presupuesto. Y repartir presupuestos es el sueño húmedo de esta gente.
    ¿Qué importan las miles de fallecidas por otros motivos?

    Las únicas muertes de mujeres que generan dinero son las de violencia de género. Así que: cuidado!! Porque llegará el día en que “la intolerancia será tan intensa que se prohibirá pensar  a los inteligentes para no molestar a los imbéciles” – Fiodor Dostoiesvski- (Ni sus bolsillos…)

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