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Vox y el 'marxismo cultural'

«Vox está empuñando sus lanzas contra las aspas de un molino imaginario construido sobre los cimientos de un soberano disparate intelectual»

Opinión

Angel Garcia (Europa Press)

  • Gallego practicante pese a residir desde la tierna edad de 5 años en Barcelona, ciudad donde se licenció en Económicas. Ha sido editor de El Correo Financiero además de colaborar en distintas etapas, entre otros medios de comunicación, en COPE, ABC, Es Radio, El Mundo y Libertad Digital.

Vox emergió de la irrelevancia marginal en Andalucía y podría volver a la irrelevancia marginal desde Andalucía. Un rápido viaje de ida y vuelta desde la nada a la nada, ese cuyo punto de inflexión demoscópico ya empiezan a insinuar algunas encuestas, en el que tendría mucho que ver la fijación obsesiva de sus dirigentes por perseguir la sombra de un espectro que ellos llaman «marxismo cultural», fantasma ubicuo cuya estela, poco a poco, ha terminado por monopolizar casi en exclusiva la atención y la ulterior acción política de los de Abascal.

Exactamente igual que Podemos, un proyecto nuevo y que se quería renovador desde la raíz, pero incapaz por entero de dotarse de un esqueleto ideológico que no fuera pura y simple imitación de contenidos concebidos y desarrollados por terceros en entornos distantes y ajenos a la realidad española (así la reelaboración teórica del populismo sudamericano emprendida por Ernesto Laclau en Argentina), Vox también se ha limitado a simplemente copiar – y a traducir al castellano en su caso – teorías, como esa de un supuesto marxismo cultural, que llevaban años ya circulando en los blogs y foros de Internet de la derecha alternativa anglosajona, en especial la norteamericana. 

«Vox está empuñando sus lanzas contra las aspas de un molino imaginario construido sobre los cimientos de un soberano disparate intelectual»

Tesis particularmente exótica, la del marxismo cultural triunfante tras la caída del Muro, en la medida en que viene a ser algo así como referirse al cristianismo ateo, al estatismo libertario, al submarinismo aeronáutico o a las esferas rectangulares. Y es que el tal marxismo cultural, ese en cuya persecución ocupa su tiempo todo Vox, no existe ni ha existido jamás. El marxismo, por definición, no puede ser nunca cultural, toda vez que constituye un sistema filosófico cuyo fundamento último remite a interpretar la realidad social como una consecuencia determinada por las relaciones económicas de producción. Vox está empuñando sus lanzas contra las aspas de un molino imaginario construido sobre los cimientos de un soberano disparate intelectual. Y aferrarse para ello a Gramsci, autor mitificado ahora por la alt-rigth pero al los que los comunistas nunca hicieron demasiado caso (solo el PSUC le prestó alguna atención en Cataluña), es tomar por paradigma del marxismo a alguien cuya idea central, la de la hegemonía cultural, no era en absoluto marxista. 

Porque ni lo original de la obra de Gramsci resulta ser marxista, ni nadie con un par de dedos de frente se puede tomar en serio que las muy heterogéneas obras de los académicos vinculados a la Escuela de Frankfurt formasen parte de una vasta conspiración orquestada en las sombras con el fin último de destruir los valores seculares de la civilización occidental y cristiana, todo por la vía de tomar el control de los grandes centros de producción ideológica de Estados Unidos, empezando los principales campus de la élite universitaria, continuando por la prensa y los medios de masas y terminando, cómo no, por Hollywood. Majadería conspiranoica, esta última, a partir de la que acaso resultaría un poco difícil explicar la llegada a la Casa Blanca de alguien como Donald Trump después del pretendido asalto a los mecanismos de creación ideológica de la sociedad americana por parte de la extrema izquierda «marxista». 

«El éxito arrasador de Orbán se fundamenta en romper con la ortodoxia económica que prescriben tanto Bruselas como los grandes organismos económicos»

En lo que no parece haber reparado aún Vox es en que la derecha alternativa que triunfa en Europa, y el ejemplo máximo lo constituye Orbán, postula también una actitud beligerante frente a las transformaciones hedonistas e individualistas de la cultura popular provocadas por la evolución interna del propio capitalismo liberal, que no por ninguna conjura marxista en las catacumbas, pero no basa todo su programa solo en eso. El éxito arrasador de Orbán, por el contrario, se fundamenta en romper con la ortodoxia económica que prescriben tanto Bruselas como los grandes organismos económicos transnacionales, empezando por la OCDE y el FMI.  Orbán, sí, resulta ultraortodoxo en lo social y lo cultural, pero también sabe ser ultraheterodoxo en lo económico. He ahí, por cierto, la diferencia nada baladí entre el todo húngaro y la nada española.

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18 comentarios
  1. kj26_

    «a partir de la que acaso resultaría un poco difícil explicar la llegada a la Casa Blanca de alguien como Donald Trump después del pretendido asalto a los mecanismos de creación ideológica de la sociedad americana por parte de la extrema izquierda «marxista». »

    No se si es muy dificil explicar, pero para mi es muy facil de entender.
    La izquierda marxista en USA esta encuadrada en el partido democrata. Berni Sanders seria el senador que representa su parte mas radical, pero hay mas. En la ultima convencion democrata Biden saco el doble de votos que Sanders. Pero este saco muchos votos al tercero (senadora Warren).

    La sociedad americana esta dividida en dos grandes bloques. Trump ganó por que un bloque esta ‘aterrorizado’ ante la posibilidad de que Sanders o sus camaradas puedan hacerse con el gobierno.
    De hecho Biden, con casi 80años, fue aceptado por los democratas para no asustar a los propios votantes democratas y no aterrorizar al otro bloque.

    Es que Sanders y sus apoyos pretenden incrementar el ‘gasto social’ para lo que necesitan aumentar mucho los impuestos. Y esto de los impuestos aun no lo tienen comprado muchos americanos

  2. kj26_

    Es posible que ‘marxismo cultural’ sea un termino inapropiado si nos atenemos a los significados de marxismo y cultural por separado. Sin embargo el termino ‘marxismo cultural’ se esta abriendo paso y no solo por VOX.

    Probablemente los mismos podemitas comunistas la cultivan. Recuerden el primer encuentro en TV entre Iglesias y Esperanza Aguirre en el que Iglesias no dejaba hablar a Aguirre haciendo constantes referencias a Gramsci.

    Comunismo y fascismo tienen una base comun. Ponen a lo colectivo por delante de la persona, su libertad y sus derechos. A partir de la caida del muro de Berlin, el comunismo en occidente pierde razon de ser en lo economico. Los que sostenian la bandera comunista pierden legitimidad incluso ante los suyos. Esos comunistas de toda la vida defendiendo al proletariado, se dan cuenta que nadie quiere ser proletario. Pasan a ser un grupo a la busqueda de un objetivo.

    Esos comunistas incorporan a sus objetivos las revindicaciones de grupos como el feminismo, el genero (si eso existe), ecologismo desnortado, el clima y su calentamiento, la inmigracion sin control.

    Como llamamos a eso? Son los comunistas de toda la vida, creen que el estado y la sociedad estan por encima de la persona, su libertad y sus derechos, a la vez incluyen en sus objetivos esas cosas ‘nuevas’ que no son estrictamente comunistas. El termino marxismo cultural puede no ser preciso referido a su significado literal. Sin embargo, tenemos un significante a la busqueda de un termino que lo identifique. Mientras no haya uno mejor, aceptemos ‘marxismo cultural’ para referirnos a ello. De hecho en el articulo no se propone un termino para ello.

  3. Fredo

    La gente que vota a Vox no lo hace por ir contra el marxismo cultural, sus pretensiones son otras, rechazar a la izquierda que va en contra de su forma de vivir, de sus cosas, que quiere imponerles sus idioteces, de su falsa hipocresía, de decirse defensores de los más débiles, olvidándose de los que viven en su casa, tampoco están con el PP, unos porque hacen seguidismo de la izquierda, otros porque no podrían votarlos, en definitiva, al votante de Vox no les gusta el sistema que tienen montado los que viven del cuento político, por eso no pueden votar otra cosa, salvo irse a la abstención, opción que en el futuro probablemente sea la que prevalezca, por ese camino anda mucha gente.

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