Orines veraniegos
«Si han de elegir entre la marca original, Vox, y la copia, los populares de Madrid votarán a Vox. La ganancia de pescadores caerá en el partido socialista»
Un grupo de niños se refrescan en la calle ante la ola de calor. | Europa Press
Mucha ha sido la escandalera cuando Sánchez dijo todos sin corbata. En el Israel de siempre los Consejos de Ministros se celebran sin corbata. Luego vino lo de soldadas refiriéndose a nuestras mujeres de las fuerzas armadas. Ahí se le fue un poco la pinza en la trocha de los novísimos, los comunistas que se cargan la lengua. Lo que buscaba Sánchez era crear jarana estival y remover el voto. Se equivocan mis compañeros sociatas al buscar en el caladero de la extrema izquierda, donde el espacio se disuelve en su inutilidad. No espero un viaje al centro del partido gubernamental, lo que conviene para robar votos a los populares, aunque sea a escondidas. Feijoó vigila con la escoba de barrer. Todo lo ve al alcance y casi todo, lo cierto, le da igual. Los presidenciables y los presidentes pasan de nosotros, las manadas de ciudadanos.
El hachazo de los populares al partido de la Arrimadas se cobra escaños en cada contienda electoral. Ahora el único trabajo de Arrimadas es el de aguador, muy recomendable con los sofocos propios del verano. Llegará el invierno del descontento y Arrimadas seguirá al frente de la nada. Y es que a Feijoó cualquier traje le queda bien, menos el de Ayuso. Echen cuentas. Si han de elegir entre la marca original, Vox, y la copia, los populares de Madrid votarán a Vox. Así que la derecha se parte en Madrid. La ganancia de pescadores caerá en el partido socialista de Madrid, donde hay una gente cojonuda si me permiten.
En las trochas, los pasos de ganado, se detienen lo animales a descansar. En nuestra España cabe cualquier animal, de Vox y de Podemos. Los comunistas y los filofascistas a veces paran a pastar en los lados de la trocha; por lo general se alimentan de ortigas y hierbajos. Estos especímenes sedientos como Simón en el desierto arrasan las cosechas. Les son indiferentes los cultivos, aunque prefieren la remolacha. Los comunistas y los filofascistas tienen el hocico largo y la vergüenza corta, y no tienen ni maldita idea de la cosa pública. A los chiquilicuatres les van a cerrar la verbena en las próximas generales. Ya va siendo hora de que se vayan con la música a otra parte. Unos volverán con las matrioskas a la madre Rusia y otros seguirán tocando marchas militares. A cabalgar hasta enterrarlos en el bar cantaba Paco Ibáñez en el Olympia, versos de Gabriel Celaya, un comunista de verdad.
«Si los enemigos de la libertad no descansan, nosotros tampoco»
Se preguntarán ustedes qué hago a estas alturas dando papirotazos a Vox y Podemos. Si los enemigos de la libertad no descansan, nosotros tampoco. De la libertad, lo que en boca de Ayuso es un palabro y una mueca de desprecio hacia los que nada tienen y aguantan estoicos que sus impuestos paguen las clases de los niños de los ricos. Hay que joderse.
Entre jodienda y jodienda van cayendo los calurosos días de agosto. Échense al coleto un vaso de agua. Esa sí es buena, de las mejores sin recochineo, la ley que obliga a los bares a servir agua. Nadie le ha criticado la ley al Gobierno. Perdón, quizás Ayuso. Lo que no es de recibo es que a nuestros chavales y a nuestros mayores se les niegue ir al servicio alegando reserva para clientes. Paseen por una calle de la ciudad con la vejiga hinchada e intenten aliviarse en un establecimiento hostelero. El camarero de turno, orden del ceo cervecero, no lo consentirá. El remedio será orinar en la calle. El verano huele a meados en las ciudades, a santa humanidad. Vean al anciano pedir ir al baño y comprueben que se le prohíbe. Y si se trata de un emigrante ojo, esperan a apalearle, y si hablamos de un transexual al loro, le querrán matar.
Después de beber agua en un bar la siguiente ley podría permitir evacuar. El cuerpo demanda beber y mear, por esto orden. Luego están los que mean sin haber bebido, ríos de pestilencia sobre los demás. Las hemerotecas están repletas de ejemplos, de sus señorías de Vox y Podemos. Así nos vas.
Alguien tendrá que decirlo:
«A cabalgar, a cabalgar, hasta enterrarlos en el mar…» Los versos de Rafael Alberti cantados por Paco Ibáñez.
(Lo del «bar» ¿es una errata o un chiste malo?).
Corrijo: A galopar, a galopar…
Vaya fallo, en qué estaría pensando.
Madre del amor hermoso, Daniel, qué empanada de artículo. Debe ser cosa del calor, aunque eso no es excusa para mear fuera del tiesto y no afinar más la puntería.
«Se equivocan mis compañeros sociatas al buscar en el caladero de la extrema izquierda, donde el espacio se disuelve en su inutilidad». Aquí no le falta razón, aunque omite referirse a otros elementos en el caladero de la extrema izquierda.
¿Solo los podemitas le parecen de extrema izquierda? y ¿qué me dice de los otros socios de gobierno: los herederos de ETA como Bildu o los rufianes del independentismo catalán o más a la derecha, los nacionalistas vascos que han puesto igual que Ayuso el grito en el cielo por el decreto sociata del apagón nocturo? porque parece que en estos casos hace un buen ejercicio de contención y control del esfinter para aguantarse el orín.
Y a no ser que se trate de una ironía, no hablemos ya de su deshago en reprochar a bares y restaurantes que permitan el uso de sus inodoros a todos los viandantes como si se tratase de urinarios portátiles instalados en la vía pública. Como bien le dice Pasmao ponga uno usted si le parece tan bien que cualquiera haga allí sus cosas.
Los hechos desmienten este artículo: en las pasadas elecciones autonómicas, los madrileños prefirieron la copia, Ayuso, al original, Vox, y no hay nada que indique lo contrario. Tampoco creo que Ayuso sea igual que Vox. Por otra parte, el PSOE está podemizado y está intentando pescar votos en el espacio de Unidas Podemos, porque no le queda otra, lo que beneficia al PP, al que deja un amplio espacio hasta traspasar la línea de la izquierda.
En cuanto a llamar a Vox “filofascisfa”, indica que o no sabe lo que es el fascismo o es pura propaganda. Es verdad que Vox es amigo de Fratelli d’Italia, pero este partido no es exactamente fascista, sino heredero del fascismo, posfascista, que no es lo mismo. Es como Bildu y ETA. Bildu no es etarra, sino postetarra. Parece matices tontos, pero no lo son. Si para Vox hay que matizar, para los etarras y herederos de ETA también, y viceversa.
El fascismo es Mussolini y Meloni es ambigua respecto a Mussolini. La política económica de Meloni (y Vox) es liberal, bastante liberal, opuesta al intervencionismo mussoliniano. En los partidos más a la derecha, como quieran llamarse, no hay exaltación de la violencia, militarismo exacerbado, creación de un hombre nuevo y rechazo al pluralismo político y al juego democrático, que eran características del fascismo.
¿En qué se parecen el fascismo, Meloni y Vox? En el etnocentrismo y el nacionalismo étnico más que cívico, el nativismo, cierta xenofobia enmascarada en el rechazo a la inmigración masiva y la exaltación de las glorias del pasado histórico.
¿Cuál es la relación de Vox con el franquismo? Vox no es estrictamente franquista, pero es ambiguo respecto al franquismo, pues no lo defiende explícitamente, pero tampoco lo condena y destaca los aspectos que considera positivos. No hay más que ver un artículo de Quintana Paz, guerrero cultural de Vox, en este medio, en que incluía una foto de un cartel con los “logros” de Franco. Muchos dirigentes, cuadros y votantes son más o menos simpatizantes del franquismo, aunque no todos.