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El PSOE que dio la espalda a la Ilustración

«Dentro de unos años, algún historiador tendrá que explicar la traición del PSOE a sus bases ilustradas y figuras como Nadia Calviño decirnos por qué callaron»

Opinión

Nadia Calviño. | Europa Press.

  • De la biografía me interesan los espacios habitables. Creo en las virtudes imperfectas y en la civilizada inteligencia de la moderación

Desde hace un tiempo, la figura de Nadia Calviño empieza a recordarnos la de Pedro Solbes. Ambos ejemplifican la deriva de los sectores ilustrados del PSOE, que fueron –al menos en los primeros años de democracia– una de las almas posibles del socialismo español. Ambos representan el pedigrí europeísta de un país que anhelaba formar parte de Europa como remedio a su postración. Alta funcionaria de la Unión, políglota, bien conectada, con un currículum envidiable y formas moderadas, Calviño se situaba en el centro mismo de un gobierno que se quería reformista, o que así se presentaba. Hoy nos resulta difícil recordar que hubo un momento en cual el sanchismo se identificó como un vector de modernización en la política española. Su primer gobierno –con algunos nombramientos de profesionales prestigiosos ajenos a la reyerta partidista del día a día– pretendía ofrecer esa imagen a medio camino entre una socialdemocracia moderada y la tecnocracia liberal. Unos meses después, ya no quedaba nada de todo eso y su mera mención sólo invitaría a una risotada, no se sabe si cínica o bufonesca. Al dejar el poder, el equipo de Pedro Solbes acusó a Rodríguez Zapatero de paralizar las reformas que ellos habían planificado. Y es posible que hubiera algo de eso, pero la excusa no resultaba creíble ni moralmente admisible. Si no te dejan hacer, márchate. Si tu voz no cuenta, ¿qué haces en el Consejo de Ministros? Solbes terminó perdiendo todo su prestigio tras el debate electoral que mantuvo con Manuel Pizarro, donde negó el shock económico que se cernía sobre España tras la crisis de las subprime. Me temo que a Nadia Calviño, cada vez más convertida en triste figura, le aguarda el mismo destino. En ambos casos, el precio de la vergüenza es el empobrecimiento de esas amplias capas medias que dan tono al debate público en la España democrática.

«En el PSOE el alma ilustrada quedó orillada hace tiempo. Calviño es el último ejemplo, como antes lo fue Pedro Solbes»

Dentro de unos años, algún historiador tendrá que explicar la traición del PSOE a sus bases ilustradas. En un país con escaso músculo intelectual tras siglos de relativo aislamiento, la izquierda española se arrogó el monopolio de la intelectualidad. Del PSOE eran los catedráticos y los profesores, los artistas y los escritores. No todos, se dirá, pero sí una inmensa mayoría. La izquierda hablaba idiomas; la derecha no. La izquierda leía –mal, si hacemos caso a lo que cuenta Alejandro Llano en sus memorias–; la derecha simplemente no lo hacía. La izquierda era humana, solidaria, cercana y moderna, mientras que la derecha era rancia, carca, aburrida y distante. Siempre hay algo injusto en las caricaturas, pero hablo de un tono general, de un sonsonete que alimenta las creencias y los prejuicios de la sociedad.  

La traición del PSOE a sus votantes nace de no estar a la altura de estas creencias. Si en cada partido anidan distintas almas, en el PSOE esa alma ilustrada quedó orillada hace tiempo. Calviño es su último ejemplo, como antes lo fue Pedro Solbes o César Antonio Molina, a quien Rodríguez Zapatero cesó como ministro de Cultura por «falta de glamour». El PSOE estaba llamado a ser el partido republicano por excelencia, no en su sentido de forma de Estado –debate que ya se resolvió en el 78–, sino en lo más propiamente republicano, que es la calidad de la educación, de la cultura, de la ciencia, de las bibliotecas… Es decir, un sentido de la moral y de la ejemplaridad públicas que sirvan de modelo al ciudadano. Pierre Manent, en una entrevista que he citado repetidas veces, observó que lo más característico de la escuela republicana francesa consistía en lograr que el alumno hablara el francés de los reyes, es decir, un idioma culto, nítido, preciso. En España, ha sucedido más bien al revés. Y que el PSOE haya dado la espalda a esa tradición para ceder a un discurso cada vez más demagógico, que además revisten de modernidad y progreso, explica buena parte de nuestros problemas. Y algún día, figuras como Nadia Calviño tendrán que salir a explicarnos por qué callaron. O, peor aún, por qué consintieron.

Nadia Calviño alerta de que los próximos trimestres «serán complejos» por la inflaciónNadia Calviño alerta de que los próximos trimestres «serán complejos» por la inflación
7 comentarios
  1. Aquiles

    Esta Mujer está cavando su propia tumba ….igual qu pasó con Solbes antes ….el poco prestigio que les quedaba ha sido anulado por NO decir la verdad a los Españoles , y hacer seguidismo de gastos inutiles por parte del Gobierno !!!….Lega la Recesion a España , y como siempre pasaremos de la Champions mediatica de PRISA (Ser y el Pais) La Sexta y la Cuatro ….a ser la mas afectada , economicamente y socialmente …y TODO por no tomar las medidas necesarias antes del Verano , cuando somos la cola de la UE en recuperacion del PIB , pero la cabeza en Inflacion y recaudaciones USURERAS de Impuestos !!!

  2. ToniPino

    Como bien dice el columnista, hay algo injusto en las caricaturas, y, efectivamente, una caricatura de la derecha y la izquierda es lo que hace este artículo. Intelectuales ha habido tanto en un polo ideológico como en otro, e ilustración también. Hay una derecha ilustrada y culta, aunque no me parece que la cultura y la intelectualidad sea lo relevante en política.

    A a mi juicio, la política debe estar guiada por la gestión, la facultad de ofrecer soluciones viables y realistas a los problemas, la capacidad de formar equipos técnicos, la tolerancia y la honestidad. Siempre he recelado de los políticos muy intelectuales, como Cayetana. Históricamente, tenemos a un Azaña, del que nos podemos olvidar sin ningún problema.

    El PSOE de antes de la guerra y el PSOE de la democracia son partidos muy complejos. Digo partidos porque no existe continuidad histórica entre ambos, pues solo hay utilización de las siglas del primero por parte del segundo.

    El PSOE de la democracia es republicano y monárquico, liberal y socialista, centralista y federalista, español y acomplejado de España. Modernizador de nuestro país e impulsor de infraestructuras y del estado del bienestar, no destaca por su capacidad de gestión económica y es corrupto, como el sistema del 78, y tiene ahora una deriva peligrosa, como la tuvo el PSOE de antes de la guerra. No pretendo equiparar la situación de los años 30 con la actual, ya que no tienen nada que ver, pero no por ello dejó de creer que el PSOE es un partido peligroso como el de entonces.

  3. Pasmao

    Supongo que usted lo hace con la mejor intención pero:

    1/ Lo de la cultura y la intelectualidad está sobrevalorado. La Alemania que votó a los nazis y apoyó a Hitler estaba llena de gente muy culta y muchos «intelectuales» la apoyaban. Es ciertos que otrso no y lo combatieron. Y no sólo ocurriñonen Alemania, también pasó en Francia, Italia, CentroUropa en general, incluso en paises bajos y escandinavos y UK.

    Que cuando perdieron la guerra se escondieron, vale. Pero en 1937 no tenían ningún problema en orear su ideología.

    2/ Lo de que la izquierda es intelectual.

    Ya instalados en nuestra democracia pensar que por ejemplo Felipe González era un intelectual, y Guerra también, era para echar a correr. Recomiendo ver la entrevista de Gurruchaga al pequeño Mr X…. en fránces para que el personal se haga una idea del nivel. Que por desgracia era ese.

    Recuerdo también a todos esos PNN que okuaron las instutuciones educativas entonces, de la mano de CCOO y UGT. de esos polvos, entre otros, estos lodos.

    3/ La necesidad de hacer tabla rasa con los intelectuales que si hubo durante el franquismo. Salvo que pudieran exhibir el salvoconducto de que habñian sido represaliados.

    Etc, pero para que seguir.

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