MyTO

Que le quiten la tarjeta de crédito al mono

«Desconfíen de cualquiera que haya tenido poder en la Generalitat, en el Ayuntamiento de Barcelona o en la Diputación en los últimos 20 años»

Opinión

El exvicepresidente de la Generalitat, Jordi Pujol | David Zorrakino (Europa Press)

Ser catalán y ser antiindependentista era y sigue siendo duro en Cataluña. Pero, para qué nos vamos a engañar: ser independentista empieza a serlo más, a no ser que lo hayas profesionalizado y vivas del cuento, como es el caso de Pilar Rahola, el productor televisivo Toni Soler, el Miguel Ángel Rodríguez de Laura Borràs, Frances de Dalmases, y otra gente que nadie era y nada sería si les destetaran de repente de las ubres públicas que acaparan desde pequeños. Josep Tarradellas se echó a temblar, cuenta su biógrafo Joan Esculies, al ver cómo Jordi Pujol abarrotaba las instituciones de funcionarios de su cuerda. Estaba en marcha una dictadura blanca, advirtió. Una tan perdurable y tan feroz que hoy nos encontramos con cierto tipo de corrupción que ya ni precisa de políticos corruptos. Basta con que lo sean ciertos funcionarios imperecederos.

Se ha llegado a dar el caso de que un alto cargo del Gobierno catalán concediera una licitación multimillonaria, resistiendo todo tipo de amables presiones para dársela a este o al otro, y cuando finalmente se reúne con el empresario agraciado, y le felicita por haber ganado en buena lid, y se felicita a sí mismo por haber hecho lo correcto…entonces es cuando va y se entera de que el precio de lo «correcto» eran exactamente 300 millones de las antiguas pesetas, pagados en comisiones a…¿A quién, pregunta espantado el licitador? ¿A quién, si yo y sólo yo he tomado la decisión, asesorado por mi cuerpo técnico, y basándome exclusivamente en que la vuestra era la mejor oferta? Va el «ganador» y menciona el nombre de un patricio catalán famoso en la época por sus buenos contactos en el palco del Barça y con el hijo mayor de Pujol.

«Cuando la familia corrupta crece y crece, y cada vez son más a repartirse menos, quieras que no surgen tensiones, y las tensiones hay que ventilarlas a veces con una buena batalla campal»

Tirando del hilo se descubre que el comisionista ni siquiera se había molestado en sobornar, en este caso concreto, a estas altas amistades que tenía y exhibía. Le había salido mucho más barato sobornar al motorista que llevaba el sobre con la plica de la empresa elegida a publicar en el DOGC. Eran los tiempos preInternet, y entre la decisión y su publicación podían transcurrir unas 48 horas. Conocer el nombre de la empresa ganadora antes que nadie servía para irles a ver y pedirles con desparpajo pues eso, 300 millones, a cambio de «ganar seguro». Ante la duda, si hasta lo del motorista fallaba, siempre se podía ir a extorsionar a todos los finalistas y devolver el dinero a los perdedores, poniendo cara compungida y diciendo «nos han engañado, al final no ha podido ser»… Juro que esto no es ficción, es una historia verídica, y que algunos de sus protagonistas siguen vivos, activos y en plena forma, décadas después.

Me dirán que esto pasa en todas partes, y yo les contestaré que pasa más y peor allá donde siempre mandan los mismos. No digamos si, encima de mandar, van y enloquecen. Van y montan un aquelarre de las proporciones políticas y económicas que en los últimos años se ha montado aquí. ¿Qué necesidad había de montarlo, si ya era todo suyo, alguien ingenuamente acaso se preguntará? Pues la respuesta es bien sencilla: cuando la familia corrupta crece y crece, y cada vez son más a repartirse menos, quieras que no surgen tensiones, y las tensiones hay que ventilarlas a veces con una buena batalla campal. Entre los distintos lobbies catalanes, por supuesto. Mejor si es (o parece) de todos ellos contra España.

«Un Chernobyl político que sigue arrojando radioactividad a la atmósfera en cantidades más que suficientes para calcinar toda forma de vida social, civil y, por supuesto, económica»

En los últimos tiempos ciertamente se aprecia en Cataluña un gran cansancio, un agotamiento, un hastío. Unas ganas como de que todo vuelva a ser como antes. ¿Antes de qué? Malo es tener que precisarlo. Malo es que el PSC hable de pasar página sin aclarar de qué libro, malo es que el PP pretenda ahora lo que nunca le interesó en «vida» de Pujol, a saber, representar al centroderecha autonomista catalán y darle satisfacción, malo es que en la misma caverna indepe se crean que es posible rescatar antiguos prestigios pujolistas a ver si cuela el retorno al voto de orden.

Tiene gracia que, después de tirarse década y media compitiendo por ver quién era más bestia, ahora parezca que algunos quieren volver a competir por la transversalidad, la moderación, el ánimo constructivo, etc. Cosas todas ellas que estarían muy bien si no estuviéramos hablando de las mismas sentados encima de un cráter humeante. De un Chernobyl político que sigue arrojando radioactividad a la atmósfera en cantidades más que suficientes para calcinar toda forma de vida social y civil -y por supuesto económica- por muchos, muchos años.

A ver: si no sólo no le cobramos a quien se le tiene que cobrar la factura de los desmanes del independentismo, sino que encima les retribuimos por lo que han hecho y todavía van por ahí diciendo que les gustaría volver a hacer…¿Me pueden explicar cómo vamos a salir nunca de esta ratonera?

«Desconfíen de cualquiera que haya tenido poder en la Generalitat, en el Ayuntamiento de Barcelona o en la Diputación en los últimos 20 años»

Yo personalmente lo he dicho muchas veces, y lo mantengo: el problema no es, no ha sido nunca, el nacionalismo catalán. Ni siquiera el independentismo. Todo esto existía desde los años 30 del siglo XX y nos las arreglábamos. El problema ha sido el uso de todo eso como una apisonadora política, social y, muy especialmente, económica. O le quitamos la subvención y la tarjeta de crédito al mono, a toda esta mafia de monos, o aquí no vamos a levantar cabeza, nadie, nunca.

Desconfíen de cualquiera que haya tenido poder en la Generalitat, en el Ayuntamiento de Barcelona o en la Diputación en los últimos 20 años. Todo eso está podrido hasta la médula. Urge renovar o, por lo menos, vigilar. Meter cuñas de honradez beligerante en el sistema. Colocar en sitios estratégicos algunos Intocables de Elliot Ness. A no ser que queramos que el billete de vuelta de la inde, inde, independenciaaaaa no nos salga todavía más caro que el billete de ida… 

Cataluña gasta un millón de euros para internacionalizar el papel de sus ayuntamientosCataluña gasta un millón de euros para internacionalizar el papel de sus ayuntamientos
22 comentarios
  1. devta

    Anna, y tras la espantá del Ciudadanos de Arrimadas, ¿que sugieres?, porque aquí hay un montón de monos.

  2. Marcos

    Artículo de una lucidez y claridad pasmosa. Los de Ciudadanos lo podían haber tenido tan claro y haber sido agresivos beligerantes como se esperaba.
    En Cataluña tenemos nuestra propia banalidad del mal. Y el mal de que se trata y en el que todos los habitantes de Cataluña han incurrido, es su indiferencia –esa mal banalizado- , exactamente lo que describe Anna Grau.
    La corrupción llega de punta a punta del territorio, del último y menor cargo hasta el más alto del organigrama, desde el menor contrato hasta el contrato de cuantía desorbitada. En todos los niveles de las distintas administraciones. La invasión de amigos y fieles en puestos clave, no claves o inventados es de una brutalidad superlativa. No hacen falta ni concursos ni oposiciones, ni en la contratación pública ni en el acceso a la administración. La corrupción es monumental y el reparto del botín espectacular, hasta el último mayor o menor cargo, al último o primer contrato público.
    Sin control de cuentas públicas, dinero y recursos se van como agua de una cañería reventada, y todos pillan de forma vergonzosa y espeluznante.
    Reconozco la mención a Tarradellas y aun falta un protagonista. Sólo dos personas calaron a la primera a Pujol, y viendo lo que venía, advirtieron. Tarradellas, estaba muy mayor y aunque se oyó su por el que quiso oír la silenciaron con dádiva y soborno de todo aquel entorno que de repente transformó su modus vivendi a la renta de lo público. Otro fue Josep Plá tambíén muy mayor pero con la mente clara. Al mejor prosista contemporáneo Pujol lo amargó y relego en la manera más vergonzosa ante la mirada de todos los mediocres intelectuales de la época. Así estamos, en un páramo intelectual sin par donde solo suenan las voces subvencionadas y plegadas al servicio del establishment.
    Nuestro cáncer es un status quo de más de 40 años continuo y sin freno de lo que describe Anna Grau. Doy fe, y por eso hoy, así se lo digo y así lo admito. Ojala esas palabras de hoy hubieran tronado en el ayer. Acierta el texto por la transparencia en que deja a la luz de la inteligencia ese mal banalizado como es la indiferencia ante lo que durante más de 40 ha sido y es la realidad de este territorio. De otro lado, cierro luces, porque nada cambia, sino la constatación de que lo que fue continúa siendo, sin ver, desazonado, que nada vaya a cambiar. Pero reconozco la verdad en cada palabra del texto.

  3. Pasmao

    Muy bien visto Doña Anna

    Pero habría que ir más a fondo porque antes no era tan corrupto, que lo era, y ahora mucho más.

    Y la clave son las 17 Miserias.

    La existencia de las 17 Miserias es el factor «diferencial» entre lo de antes y lo de ahora. Porque todos los mecanismos de corrupción habidos en Cataluña lo que han hecho es preparar el terreno para que se hiciera lo mismo en las otras Taifas.

    Con sus «peculiaridades locales» y quizá con menos calado, pero dudo que las corrupciones habidas en Andalucía, Galicia, Valencia, Baleares, Castilla León, La Mancha, Aragón… etc y por supuesto el trágala de los trágalas con el cupo y el pufo vasongadonavarro lo habría tenido tan fácil sin la arquitectura de las 17 Miserias y Cataluña como piedra de arco.

    Eso en mi opinión ha pesado mucho más que la necesidad por parte de PPSOE de sumar mayorías en el Congreso. Pero como queda mucho menos “honorable” se desvía la atención a lo de la necesidad de esas mayorías y detrás de ello la Ley Electoral y bla, bla, bla… Pero que nadie piense que lo que se idea en Cataluña pueda ser exportado al resto.

    Habría que añadir otro catalizador para el caso Pujol, y es que compartió testaferro con Campechano en esa cuenta “soleada”. Y en la necesidad de tapar al uno, el otro sabiéndose impune aún lo tuvo más fácil. Nuestros padres de la patria son así.

    Aún no tengo claro porque el PSOE cuando tuvo en la mira a Pujol por lo de la Banca Catalana lo dejo ir… y si fue por proteger a nuestro monarca o fue por otra cosa. Hay que reconocer que al respecto Felipe y Guerra han sido discretos.

    Un saludo

1 2 6
Inicia sesión para comentar