THE OBJECTIVE
Koldo Salazar López

Gorbachov, el hombre que creó el mundo contemporáneo

Ayer murió el hombre que quiso y no pudo reformar la URSS y que en una guerra palatina perdió no sólo el cargo sino el país que gobernaba reconfigurando la historia del mundo en 1991 hasta hoy

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Gorbachov, el hombre que creó el mundo contemporáneo

Mijaíl Gorbachov murió ayer y con él los últimos estertores de la Guerra Fría. Reagan y Bush Sr así como Yeltsin fallecieron antes que él quedando el ex líder soviético como última crónica viva de esos momentos finales de la Unión Soviética.

La herencia recibida cuando se convierte en el Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1985 fue bastante complicada. Tres secretarios generales en tres años: Breznev (muerto en 1982),  Andropov (muerto en 1984), Chernenko (muerto en 1985), una guerra en Afganistán que se había convertido en un callejón sin salida, el anquilosamiento económico de la era Breznev empezaba a pesar en las arcas del estado y, además, el patriotismo soviético estaba dando paso a un nacionalismo identitario que explotaría de forma violenta nada más caer la URSS e incendiaría toda la región soviética euroasiática. 

Gorbachov fue, ante todo, un reformista que no pudo convencer a propios ni extraños, ya que al final de su mandato se enfrentó tanto a los comunistas soviéticos ortodoxos en torno al KGB, a los moderados que veían peligroso su mandato y a los nacionalistas de las repúblicas federativas que deseaban el fin no sólo de Gorbachov sino la caída de la URSS.

Esto vino porque la perestroika, ese intento de apertura económica que pretendía retomar la idea mixta de Jrushev usando el modelo de transición que los chinos, bajo el mandato de Deng Xiaoping estaba implantando en China dejando atrás el socialismo de Mao pero manteniendo la estructura política y social comunista en una economía mixta. Esta estrategia puesta en marcha por Pekín estaba dando sus frutos así como la cada vez más grande y poderosa Comunidad Económica Europea.

Sin embargo en la URSS estas reformas inspiradas por China y el proceso de integración europeo provocó el hundimiento de la economía soviética tal vez porque la URSS no había tocado fondo como la economía de China, que sólo podía salir adelante. Los soviéticos calcularon mal y esto provocó el hundimiento real de la clase obrera soviética y el surgimiento de una clase oligarca en ciernes compuesta de personajes oscuros que salían de los entornos de las fábricas, de la administración soviética y de las administraciones de las repúblicas federadas y que la década de los noventa dominarían la política de una forma directa y se convertirían en un estorbo para ciertos sectores del gobierno de Putin.

Entre las ansias de los incipientes oligarcas de poder enriquecerse más, abrazando el liberalismo, y las ansias de los políticos nacionalistas de poder gobernar de forma directa sus estados en connivencia con estos oligarcas hizo que estos, capitaneados por Yeltsin, hicieran una dura oposición interna y se centraran en horadar el gobierno de Gorbachov y la propia URSS.

En paralelo a esto Gorbachov, que pretendía crear un socialismo de rostro humano que transformara la URSS. Siguió profundizando en sus reformas; mal pensadas y peor ejecutadas. La siguiente ocurrencia fue la Glastnost. De la misma manera que la economía socialista se sostenía por el férreo control estatal la sociedad soviética se sostenía por el férreo control de la censura, la propaganda y la represión de los enemigos del estado.

La glasnost iba enfocada a esto: liberación de presos, fin de la censura, libertad política. ¿Objetivo?: incorporar tanto a los opositores, las nuevas fuerzas mediáticas y políticas surgidas de la Glastnost junto con las nuevas fuerzas económicas surgidas de la Perestroika al nuevo estado socialista que pretendía ser un sincretismo que aunara el socialismo con el institucionalismo y las libertades occidentales, experimento al que ni los chinos se atrevieron.

El gran reformador de la URSS había tocado los pilares fundacionales y sostenes del poderío soviético y por lo tanto el único desenlace esperable era el colapso. Aún quedaba por llegar Chernobyl (1986), el terremoto de Armenia (1988) y la salida de Afganistán (1988) que terminaron de hundir la imagen de Gorbachov junto con la incapacidad de evitar choques interétnicos como los que empezaban a darse en Azerbaiyán entre armenios y azeríes o entre osetios y georgianos y que auguraban la sangrienta década de los noventa en el territorio postsoviético.

Al final Gorbachov no pudo maniobrar, su necesidad de apoyos le llevó a ver impotente la unificación alemana entre 1989 y 1990 y a intentar un desarme nuclear mutuo con Reagan, al que este se negó, renegociar los acuerdos de misiles y buscar cualquier hueco para lograr el apoyo exterior a su empresa y lograr reconducir la Unión Soviética en términos de futuro, la reforma de todas las reformas.

Cuando en 1990 reconfiguró su puesto de Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética a Presidente de la Unión Soviética todos sabían que su figura estaba vacía de poder y la situación se había vuelto muy volátil. En marzo de 1991 se produjo el referéndum para que los ciudadanos votaran si querían seguir formando parte de la URSS, la participación fue del 80% (primer y único referéndum en la historia soviética), el 70% dijo que sí pero aún con estas la situación se hizo insostenible  

El poder fáctico del Politburó comunista se atrincheró en el KGB y se preparó para lanzar una última ofensiva contra él para revertir una realidad ineludible y decidieron dar un Golpe de Estado en agosto para paralizar todo, sin embargo la vieja guardia no tenía el poder que poseía en la era de Breznev y erró. Curiosamente ese acto dio aún más poder a Yeltsin, que se convirtió en el cabecilla y principal dinamizador de la caída de la URSS junto con los líderes de Ucrania y Bielorrusia.

La duplicidad de poder que se dio durante el año 1991 hizo que la administración viviera en una creciente esquizofrenia: frente a la administración soviética, impotente, las administraciones regionales tomaban forma y se iban separando de facto, creando sus acuerdos y comenzando sus conflictos. La situación llegó a tal que incluso se produjeron secesiones dentro de las repúblicas socialistas que se querían secesionar (Chechenia, Abjasia, Nagorno Karabaj, Transnistria; por mencionar sólo algunas de estas) a la que las repúblicas secesionistas tendrían que responder de forma violenta.

Incapaz de sostener su poder y muy debilitado por las acciones de Yeltsin, el 25 de diciembre de 1991 Gorbachov disolvió el Comité Central, dimitió de su cargo de Secretario General del PCUS y como Presidente de la Unión Soviética dando fin a la URSS, final que quedaría refrendado al día siguiente con la firma del tratado de Belavezha entre Rusia, Bielorrusia y Ucrania siendo que el propio Yeltsin comunicó a la ONU que Rusia, al ser heredera de la URSS, tenía el derecho de ocupar el puesto como miembro permanente en el Consejo de Seguridad.

Gorbachov tras esto fue odiado por las multitudes exsoviéticas como el germen del mal y el origen de los duros años noventa donde la avidez, corrupción, inseguridad y extrema pobreza campó a sus anchas ya que muchos se acostaron perteneciendo a la URSS y al día siguiente no sabían cuál era su país, líder, bandera, si su vecino era su enemigo o su amigo. 

En Occidente se le reverenció como el hombre que quiso cambiar la URSS, como un pacifista y un gran líder que no tuvo tiempo y al que no le dejaron reformar la Unión Soviética. 

Para la élite rusa de la época de Yeltsin fue un enemigo al que despreciar y que pertenecía a un pasado que jamás volvería, para la élite de la época de Putin fue un jarrón chino, un ejemplo vivo de una época pasada que sólo podía aportar su testimonio pero cuyos consejos no fueron escuchados al ser considerado como un perdedor, sabiendo eso Gorbachov se prodigó poco en los medios rusos, de hecho su campaña mediática se centró en Europa y Estados Unidos.

Tras su caída del poder vivió de conferencias, proyectos y libros que fue publicando. Con su muerte ayer el hombre que acabó con la Guerra Fría e inauguraría los terribles años noventa para Rusia, felices en Estados Unidos y Europa, falleció llevándose a la tumba todos los últimos secretos de la extinta, exótica y siempre oscura Unión Soviética. 

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