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Feijóo contra Narciso

«Feijóo no tuvo más que presentarse en el Senado para que el líder del PSOE se mostrara como es, con todo aquello que le hace antipático a la gente»

Opinión

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en el pleno del Senado celebrado este martes en Madrid. | Rodrigo Jiménez (EFE)

  • Madrid, 1967. He sido columnista en Libertad Digital, Vozpópuli y El Español. Ahora escribo en La Razón y THE OBJECTIVE y hablo en Herrera en Cope. Soy profesor titular de Historia del Pensamiento en la UCM. Tengo unos cuantos libros de historia y política.

Este martes vimos en el Senado justo lo que quería Feijóo: el contraste entre una política de propuestas, la suya, y otra basada en insultos, la sanchista. La percepción fue que el PP tiene al frente a un señor serio, y el PSOE a un oportunista nervioso. A un lado se tendió una mano con un plan energético para debatir, y al otro los monólogos de Narciso con aplausos enlatados. 

El estilo entre uno y otro fue muy diferente. Feijóo jugó sus bazas: moderación, seriedad y gestión. Vimos y oímos el modelo tecnocrático reclamado por quien necesita un administrador cuando todo se desbarajusta. Sánchez hizo oposición a la oposición, cuando lo que se esperaba era un hombre de Estado, no un animador. 

Feijóo mostró una gran paciencia sin hacer el discurso de su vida, y sin pretender ser el gran líder histórico de la derecha. No le importan las comparaciones con Rajoy o Casado, sino que la gente le contraste con Sánchez. El presidente, sin embargo, ha tomado el modelo de Gabriel Rufián y Pablo Iglesias, que piensan que el parlamentarismo es un concurso de zascas. 

Mientras Feijóo habló de un plan nacional, contando con todos, Sánchez tiró de manual populista insistiendo en la conexión entre el PP, las empresas energéticas y los medios de comunicación. ¿Para qué meterse con estos sectores estratégicos y mediáticos? ¿Le ha dicho Tezanos que eso le hará más popular o subir en las encuestas? 

No tiene sentido en una democracia europea y da vergüenza ajena decir que los «poderes económicos» y los medios manejan el sistema. Es propio de un populista latinoamericano en horas bajas, no del canciller de Alemania o del presidente de la República francesa, por poner un par de ejemplos. No estaría de más que Sánchez estuviera a la altura de España. 

Tampoco fue muy inteligente el autobombo de Sánchez. Sabemos que es inevitable en una persona tan arrogante y pagada de sí misma, pero disimular habría venido bien con la inflación, el paro y la deuda pública que sufrimos. Hasta resultó hilarante cuando dijo: «No podemos caer en la autocomplacencia». 

Los nervios de Sánchez contrastaron con la frialdad de Feijóo. El presidente tiene que controlar esa risa nerviosa, enseñando toda la dentadura y moviendo la cabeza de un lado a otro buscando la complicidad de su tropa. No transmite confianza, sino que está desbordado y sin control. 

«Sánchez creía que podría beneficiarse de esas limitaciones de tiempo de Feijóo, pero el formato ha jugado en su contra»

Porque uno ve la situación económica y social, y el subidón que tienen los rupturistas de ERC y Bildu, y se pregunta: ¿A qué viene tanta risotada? ¿De qué se ríe Sánchez? La respuesta es rápida y sencilla: se parte el pecho de nosotros porque de momento es intocable. Afirmar que no pacta con el PP porque no es leal y son propuestas de mala fe, pero sentarse con los golpistas a negociar el gobierno de España, es una radiografía del presidente.

Sánchez, en realidad, hizo un autorretrato. Feijóo no tuvo más que presentarse en el Senado para que el líder del PSOE se mostrara como es, con todo aquello que le hace antipático a la gente. Y eso que el presidente lo tenía fácil. Si quería mostrar que es mejor gobernante, más responsable y sensato que Feijóo no tenía nada más que ser serio. 

Su Sanchidad habría ganado a Feijóo presentando un programa estudiado de ahorro y generación de energía, uno de verdad. Luego, tras escuchar al líder de la oposición, solo tenía que afirmar que iba a sentarse con él a hablar por el bien de España. Es la mejor forma de desactivar a alguien, dilatando el proceso y dejando que tire del cordel. Con el tiempo nadie se acuerda. 

No vendrían mal más debates de este tipo, con una frecuencia sensata y un formato más realista. Uno que permita a los ciudadanos escuchar más al líder de la oposición, el contraste de opiniones, el debate, y no un espectáculo para mayor gloria del Gobierno. 

Sánchez creía que podría beneficiarse de esas limitaciones de tiempo de Feijóo, pero el formato ha jugado en su contra. Hemos vuelto a ver y oír como es, un Narciso encantado de conocerse. Mal negocio si quiere recuperar al votante socialdemócrata que está optando por Feijóo. Por eso Sánchez pidió por favor que no le quitara el título de «socialdemócrata». A buenas horas.

30 comentarios
  1. Derry

    Has dado en el clavo, Vilches. Ya falta un día menos para echar al chuloputas.
    Hay tres tipos de hijos de puta:
    1,- Los físicos: su madre es una puta y el hijo es un hijo de puta.
    2,-Lo metafísicos: su madre es una santa pero su hijo es un hijo de puta.
    3,-Los esféricos: los mires por donde los mires son unos hijos de puta.
    Demasiados políticos del socialcomunismo pertenecieron y pertenecen al tercer grupo.

  2. Blasde

    Bastante bien, Vilches. Creo que le has radiografiado a Sánchez: «desbordado», entre otras cosas. A mi me han llamado mucho la atención esas risas forzadas del presidente. Eran de adolescente engreído pillado en un renuncio que se resiste a reconocerlo. Transmite cualquier cosa menos confianza, esta pesadilla llamada Pedro Sánchez.

  3. Boswell

    El forero ORZOWEI plantea que el PP o la Derecha en general tiene que plantear la “batalla cultural”.

    Ojalá hubiere posibilidades de ganarlas…

    Es una batalla perdida de ante y después mano. Incluso durante mano. Entonces, para qué perder energías…

    Miren si no USA, el país capitalista no socialista por excelencia. Desde los años sesenta sus universidades, desde el estudiante de primero hasta el decano, están infectados por el socialismo.

    Ahora lo llaman la “cultura woke”, que me he levantado a mirarlo, para que se note que estoy al día de las cosas, aunque en realidad no lo esté.

    (“Woke is now defined in this dictionary as “aware of and actively attentive to important facts and issues (especially issues of racial and social justice),” and identified as U.S. slang. It originated in African American English and gained more widespread use beginning in 2014 as part of the Black Lives Matter movement. By the end of that same decade it was also being applied by some as a general pejorative for anyone who is or appears to be politically left-leaning.

    Update: This word was added in September 2017”.

    Fuente: Merriam-Webster.

    Resumiendo y por no traducir: “woke” es a lo que se dedican los imbéciles que no tienen nada que hacer, a “asuntos de justicia social y racial”.

    Woke es el socialismo marxismo de toda la vida, pero al que han puesto nombre de paila o sartén asiática para despistar, y así no asustar al personal, que si no vienen McCarthy y Hoover.

    El socialismo comunismo marxismo (es lo mesmo, perros con distinto collar) perdió, supuestamente, la “batalla política”.

    (Tampoco. Si no, miren lo que pasa en gran parte de Hispanoamérica…).

    Pasará mucho tiempo hasta que pierda la batalla cultural. Y nosotros no lo veremos, creo.

    Qué opinas, Jorge?

    Merece la pena dar la batalla cultural/ideológica?

    A lo mejor es que hoy me he levantado nihilista, algo. Quizás porque ayer tuve que despedir a un empleado, y aunque mil veces merecido, nunca es agradable. Irritado yo, firmando los papeles, le llamé “cazurro” porque no sabía lo que era un cheque bancario, y mira que se lo expliqué antes, desconfiaba de los tres cheques bancarios con su muy injusta y no ganada indemnización (menos mal que Rajoy hizo algo bien, que si no…).

    No me creía. Claro, es un mago canario…El ex vividor de Andrés Chaves tenía razón…

    Al día siguiente, hoy, anda por ahí amenazándome.

    Esta vez no tendré miedo al mago canario, y aunque esté solo (o no) ante el peligro…

    P.S. Perdón por mis digresiones. O no. No puedo escribir sobre cosas serias demasiado tiempo. Me aburro. La Política me deprime cada vez más…, pero no me puedo sustraer a ella. Ay…

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