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Los precios de Yolanda

«La ministra no acepta su fracaso, y sigue adelante porque lo que plantea no es un acuerdo voluntario, sino una suerte de servidumbre voluntaria»

Opinión

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz | H. Bilbao (Europa Press)

  • Elegí vivir de contar lo que acaece. De todas las ideas sobre cómo debemos convivir, la libertad no me parece la peor.

Yo Yo Yolanda ha propuesto controlar los precios de una treintena de bienes de primera necesidad. Plantea un acuerdo con las grandes distribuidoras para la confección de una lista de productos, cuyo precio quedaría limitado. La ministra Díaz lo plantea, en una entrevista concedida a eldiario.es, como un acuerdo entre las grandes empresas de distribución, las asociaciones de consumidores subvencionadas, y el propio Gobierno. Las empresas ya le han dicho que no a la ministra de Empleo. Sólo una parece haber accedido, y sólo a cambio de una campaña de publicidad con la ministra de protagonista. Las empresas de distribución, además, han aprovechado que la eterna candidata les ha interpelado para decirle que lo que necesitan es una rebaja del IVA.

La ministra no acepta su fracaso, y sigue adelante porque lo que plantea no es un acuerdo voluntario, sino una suerte de servidumbre voluntaria: que las grandes cadenas asuman unos precios indicados por parte, cabe pensar, del ministerio de Consumo. Si siguen sin aceptarlo, la ministra planteará un control administrativo de algunos precios.

«La candidata Yolanda marca diferencias con la rama del PSOE antes de las elecciones de mayo»

Es una estrategia política. Yolanda tiene que distinguirse de alguna manera de los ministros del PSOE, y este es el camino: plantea una propuesta para la que no tiene competencias, que a todas luces sería ilegal, que atenta contra el principio de competencia que todavía defienden en Europa, y que en última instancia crearía un caos en nuestra economía. El ministro de Agricultura, y la de Economía, lo rechazan. Ya tiene su caso ganado: «Yo yo yo quería traer una pequeña revolución a los productos básicos, pero los carcas del PSOE no me dejan».

La candidata Yolanda marca diferencias con la rama del PSOE antes de las elecciones de mayo. Por otro lado, la coalición tiene que romperse antes de las elecciones; cada miembro de la banda que sostiene al Gobierno tiene que señalar al resto como culpables del previsible desastre. Yolanda Díaz quiere que la fruta esté madura antes de caer del árbol, y para ello necesita crear un perfil propio.

Todavía no estamos en una economía comunista, y los precios de los bienes se mueven de forma libre, aunque la actividad esté constreñida por una maraña de regulaciones y una losa de impuestos. A Yolanda Díaz eso no le gusta, claro. Le gusta la economía de ordeno y mando, con la primera persona del singular de Yo Yo Yolanda.

«El delicado funcionamiento del sistema económico se escapa por completo a su comprensión. Pero de política, que en definitiva es la antieconomía, sí que sabe»

La ministra habla de un mundo que le es completamente ajeno. El delicado funcionamiento del sistema económico se escapa por completo a su comprensión. Pero de política, que en definitiva es la antieconomía, sí que sabe. Y por eso vuelca sobre las empresas de distribución graves y absurdas acusaciones: Son ellos los responsables de la inflación. Toma el efecto por la causa, y dice que la subida de los precios de la alimentación provocan la inflación. Dice que han formado un «oligopolio», como si el Gobierno no tuviera el monopolio de la fuerza. 

También acusa a las distribuidoras de quedarse con el 90% del valor de los bienes, sin aportar nada: «A los productores les compran las naranjas a 15 céntimos, y los ciudadanos las pagamos a 1,48 euros. Las patatas se pagan a los productores de nuestro país en torno a 18 céntimos y se están vendiendo a 1,35». Yolanda Díaz confía en que los lectores de eldiario.es, y sus potenciales votantes, son lo suficientemente ignorantes como para tragar ese sapo. ¿Cómo desmentirla? El producto en la huerta no le sirve de nada al consumidor. Hay que acercárselo, y eso es lo que hace la cadena de distribución. Si algún productor cree que puede hacerlo de forma más eficaz, es libre de hacerlo; todavía no estamos en la economía controlada que quiere imponernos Díaz. 

La propuesta de la ministra Díaz sólo tiene eficacia política; no económica. Si se trata de proponer un acuerdo para rebajar los precios, no es eficaz y tampoco es necesaria. Lo que asegura que los bienes serán tan aptos para el consumo y tan baratos como sea posible en ese momento es la competencia entre empresas. Si una logra acercar los bienes de forma igual de eficaz y de un modo más barato, obtendrá enormes beneficios. Es lo que la candidata Díaz llama «enriquecerse por el camino». 

Si de lo que se trata es de prepararse el camino para proponer verdaderos controles de precios, le recomiendo que lea 4.000 años de controles de precios y salarios, de Robert L. Schuettinger y Eamonn Butler. Basta con que le eche un vistazo al capítulo 9, en que los dos economistas explican cómo Hjalmar Schacht, mucho antes de que ella quisiera controlar los precios, ya lo llevó a cabo en la Alemania de los años 30’. 

Yolanda Díaz, la señora de los anillosYolanda Díaz, la señora de los anillos
2 comentarios
  1. ToniPino

    Estoy de acuerdo con lo que dice el columnista sobre el control de precios y las intenciones políticas de Yolanda Díaz, pero eso de que la política es la antieconomía acerca bastante al articulista a Yolanda en sus respectivas cegueras ideológicas, aunque sean dialmetralmente opuestas.

  2. MoeSzyslak

    No hay comunista que no sueñe con controlar los precios para «ayudar» a la gente. Pero casualmente, el tema siempre ha terminado de la misma forma, con las estanterías de los supermercados vacías y repartiendo cartillas de racionamiento para repartir la miseria. Pero claro, el comunismo siempre ha acabado mal porque los anteriores lo hicieron mal, no como a nosotros, que esta vez sí, nos va a salir de rechupete. Sólo hay que dejar el tiempo o la distancia geográfica suficiente entre experimento y experimento para que la gente trague.

    Si los agricultores quieren llevarse más parte del pastel, tendrán que organizarse y encargarse de más eslabones de la cadena. Montar cooperativas, invertir, etc. Ahí es donde deberí a entrar el gobierno, para ayudar a gestionar y financiar ese proceso, impulsar la creación de cooperativas, apoyar el consmo de producto nacional, etc.

    Por poner un ejemplo, las distribuidoras de productos lácteos en escandinavia (Arla en Suecia y Tine en Noruega) están gestionadas por los propios productores, que controlan desde el ordeño del animal hasta que el yogur está en la nevera del súper. Ese es el modelo que habría que impulsar, y en España existe un ejemplo estupendo en el cooperativismo industrial vasco.

    Pero la realidad es que muchos agricultores y ganaderos prefieren vender toda su producción, por ejemplo el aceite a los italianos para que lo envasen ellos como olio d’italia, o la fruta al mercadona de turno, y quitarse de problemas. Que no lo critico, pero mientras cada uno haga la guerra por su cuenta, seguirán siendo el eslabón débil de la cadena.

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