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Yolanda Díaz, la señora de los anillos

«Todo el espacio a la izquierda que reivindica Yolanda Díaz y que tantos partidos y padres tiene, es un tesoro tan grande como el anillo que da poderes»

Yolanda Díaz, la señora de los anillos

La vicepresidenta y ministra de Trabajo Yolanda Díaz. | Europa Press

En plena fiebre del mundo Tolkien por la emisión de Los Anillos del poder, una serie que nos lleva al pasado para descubrir de dónde vienen los anillos que luego engancharon a tantos millones de personas en los libros y en el cine con El Señor de los Anillos, viene al caso recordar lo que muchos de aquellos personajes estaban dispuestos a hacer por poseer ese anillo al que alguno llamaba «mi tesoro» y que tanto poder les daba sobre los demás. 

Lo que parece claro es que en las próximas elecciones todo el espacio a la izquierda que reivindica Yolanda Díaz y que tantos partidos y padres tiene, es un tesoro tan grande como el anillo que da poderes. En esta última legislatura, sí ha demostrado esas propiedades sobrenaturales hasta el punto de permitir a Unidas Podemos que entrara en el gobierno de coalición y tuviera hasta cuatro ministerios y una vicepresidencia.

Yolanda Díaz cree que ese anillo debe de ser suyo y lo quiere ya. Esa zona electoral en la que los partidos y coaliciones nacen, crecen y casi todas mueren en poco tiempo. Esa zona en la que ella pide sumar, pero que de momento ha restado a muchos. Nadie duda de que la vicepresidenta va a hacer todo lo que sea necesario, y cuando digo todo, es todo, a la hora de convertirse en la abanderada de todo lo que ella considere que puede rentabilizar electoralmente. Nadie duda tampoco de que la política gallega no va a reparar en los daños colaterales que pueda provocar, sean en el Gobierno o entre la propia izquierda. Cuando ve un anillo de poder, lo suma o lo intenta por encima de todo. Así lo ha hecho siempre en su carrera política. Suma y olvida. Y lo último que ha decidido es autodesignarse como única defensora de los consumidores que sufren por la carestía en la compra de alimentos. Es su nuevo «tesoro» y por él va a matar, políticamente hablando. 

Con un tormentón económico que pronto será huracán; con una crisis energética que nos va a dejar parados y congelados y en medio de una inflación por encima ya de los diez puntos, es cierto que no parece mala idea pedir que se topen los precios de los alimentos básicos en las grandes superficies. Y no es Yolanda Díaz de las que van pidiendo permisos. Ni a la que le dé reparos por invadir competencias. Es su anillo y no quería en la foto ni al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ni a la responsable de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ni a nadie del resto de ministerios económicos afectados. Tampoco se paró a mirar las inconsistencias legales o las que destrozaban la libre competencia.

«La propuesta del tope ni siquiera la conocía Unidas Podemos, el partido de su izquierda, del que todavía no se sabe si Yolanda Díaz quiere destruir antes o después de llevarse a sus votantes»

Yolanda Diaz lo sabía, por eso matizó y dijo que en realidad apelaba a la buena fe de las grandes superficies para que toparan esos precios de forma voluntaria durante un tiempo. Y sin dar tiempo a nada, se reunía con el responsable de la cadena Carrefour. Es «su tesoro» y no va a soltarlo. Tampoco ha dudado en contestar a las duras críticas de sus colegas socialistas que le acusaban de entrar en terrenos ajenos, y les ha dicho que «el bolsillo de los españoles compete a todo el Gobierno». Y por si quedaba alguna duda, convocaba de urgencia para el lunes a los responsables de las grandes superficies y a los representantes de las asociaciones de consumidores.

Busca una foto y no quiere añadidos. Para que no pareciera que su ego lo acaparaba todo, comparecía junto a ella al responsable de Consumo, Alberto Garzón. Por cierto, una presencia que aliviaba a la opinión pública que podría haberle pasado algo por llevar meses, otra vez, desaparecido. Un Garzón también deslumbrado por el brillo del anillo y que posaba, ya es algo, al lado de Yolanda Díaz como un enano o hobbit, esas razas antropomórficas que surgieron de la cabeza de Tolkien.

Porque lo cierto es que la propuesta del tope ni siquiera la conocía Unidas Podemos, el partido de su izquierda, del que todavía no se sabe si Yolanda Díaz quiere destruir antes o después de llevarse a sus votantes. Un Echenique que parecía enfadado decía que no sabían nada previamente del asunto y luego citaba los riesgos que supondrían para las pequeñas tiendas de alimentación de toda España que las grandes superficies pudieran realizar esa oferta. Las grandes son multinacionales que pueden hacerlo por su tamaño y su músculo financiero, pero que podría suponer el cierre de muchos pequeños comercios por esa competencia desleal.

Desde Moncloa, la portavoz Isabel Rodriguez iba más allá y advertía que «estamos en un mercado libre y las soluciones tienen que ir por otro lado». Primera andanada que concluía con el fuego artillero del ministro de Agricultura y Alimentación, Luis Planas, al dejar muy claro que toda decisión con «significado político» sobre la cadena alimentaria y los precios tiene que pasar «siempre» por el ministro del ramo, es decir, por él mismo, y por el Consejo de Ministros. Y añadía que no tiene previsto intervenir una cadena que funciona de forma adecuada. Y terminaba,» su posición es la del Gobierno». 

Somos muchos los que creemos que con estas declaraciones Planas arriesgaba porque estamos hablando de Pedro Sánchez. Y de momento calla. Y cuando Sánchez calla es que algo hay. ¿El qué? Nadie lo sabe. Ni él mismo. Pero es seguro que el líder socialista ha visto también el reflejo del poder del anillo en una zona electoral crucial para su futuro. Por eso calla y como hace a menudo, deja que sus ministros nieguen y rechacen. Pero que no nos extrañe si en poco tiempo es el propio Pedro Sánchez el que aparece en cualquier sitio anunciando a bombo y platillo el tope al precio de los alimentos como proyecto propio. Lo hace con todo y con todos. Que se lo pregunten a Feijóo y su propuesta de abril de bajada del IVA al gas. Los poderes de los anillos son tan grandes que todo es posible. Y más con Sánchez.

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