MyTO

La justicia progresista y otros engañabobos

«Que la única política económica de este Gobierno de ‘progreso’ sea apretar las tuercas fiscales es una demostración de que está agotado»

Opinión

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

  • Madrid, 1967. He sido columnista en Libertad Digital, Vozpópuli y El Español. Ahora escribo en La Razón y THE OBJECTIVE y hablo en Herrera en Cope. Soy profesor titular de Historia del Pensamiento en la UCM. Tengo unos cuantos libros de historia y política.

Ayuso y Moreno Bonilla han tenido la criminal idea de bajar impuestos. Incluso este último, presidente de la Junta de Andalucía, ha suprimido ahora el Impuesto de Patrimonio. La izquierda ha estallado, claro. No tolera que se ponga en marcha un modelo que funciona mejor para el crecimiento económico, el respeto a los individuos y sin perjuicio de los servicios públicos. 

Es una cuestión meramente ideológica. El problema es que este Gobierno de «coalición progresista» cree que a mayor presión fiscal, más progreso. Claro, porque entiende por «progreso» una sociedad en manos de un Estado cada vez más grande, que se apropie de la riqueza particular, y la distribuya a su discreción para crear personas dependientes de una subvención y unas buenas redes clientelares. 

No nos engañemos. A los socialistas y a los podemitas solo les interesa el Gobierno para transformar el país, su mentalidad, estructura y costumbres, y establecer así las condiciones que les aseguren su continuidad en el poder. Les importa un higo que las empresas quiebren, que la inflación sea de dos dígitos, o que aumente el desempleo mientras tengan un Estado recaudador que reparta el dinero con criterios políticos

El argumento de la voracidad fiscal es la «justicia». No cabe una falacia mayor. La izquierda cree que el cóctel de emociones y mentiras, como el quitar a los ricos para dárselo a los pobres y mantener los servicios públicos, es sinónimo de «justicia». Ni siquiera esta falsedad es suficiente para justificar el latrocinio organizado y empobrecedor. 

«Es justo» -dicen sanchistas y podemitas- «que en tiempos de crisis» -provocada por su negligencia- «paguen más quienes más tienen». Y se quedan tan anchos, cuando en realidad ya estamos pagando más por su incapacidad para controlar la inflación y por su negativa a bajar los impuestos al consumo para que mantengamos el nivel adquisitivo. ¿O es que pagar más por el mismo gas, electricidad o gasolina es justo? 

«No es de justicia que una sociedad aguante un Ejecutivo negligente y arrogante, tan inepto que ni siquiera sabe emplear el dinero que viene de Europa»

Que la única política económica de este gobierno de «progreso» sea apretar las tuercas fiscales es una demostración de que está agotado. Lo justo, si utilizamos bien el concepto de justicia, es que vuelva a la vida privada quien confunde gobernar con ordenar, quien por ambición personal pone en cuestión el orden constitucional, o quien insiste en una fórmula económica que nos empobrece. 

No es de justicia que una sociedad aguante un Ejecutivo negligente y arrogante, tan inepto que ni siquiera sabe emplear el dinero que viene de Europa. Estamos casi en octubre y el Gobierno sólo ha movilizado un 16% de los fondos europeos previstos para 2022. Quizá por esto «los progresistas» no proporcionan datos de cuánto ha llegado realmente a la economía, ya que su finalidad era reanimarla para crear empleo y mantener la actividad. Esta incapacidad sí es injusta. 

Ahora bien, la «justicia» de la izquierda cambia si los equilibrios para mantener la mayoría parlamentaria que sostiene a Su Sanchidad están en peligro. Si el ministro Escrivá dice que hay que armonizar impuestos; esto es, eliminar la autonomía fiscal de los gobiernos regionales, salta la portavoz sanchista para corregir la afirmación y que los nacionalistas no se alteren. 

Resumiendo. El uso en política del concepto de justicia, tan elástico como falso, es corriente entre los populistas. No en vano el peronismo, la central lechera de todo este mamoneo, se llama justicialismo. Aquellos padres del populismo moderno mezclaron un burdo obrerismo con un patrioterismo de hojalata, de reparto de la riqueza ajena, y un discurso anticapitalista, y se presentaron como la única solución porque siempre tuvieron vocación de partido único. 

El sanchismo, en su desesperación, se acoge a los más casposo de ese populismo, a un discurso de enfrentamiento, emocional y estéril, para distraer y seguir. Mientras, en Moncloa, Sánchez está preocupado porque ninguna cadena de televisión quiere una serie sobre su vida y milagros progresistas. Y nosotros, la «gente», dándole vueltas a cómo pagar las facturas. Qué diferencia.

El Banco de España cree que la inflación será «más intensa» y que la economía se frenará «a corto plazo»El Banco de España cree que la inflación será «más intensa» y que la economía se frenará «a corto plazo»
14 comentarios
  1. kj26_

    Para los comunistas indignados del foro

    Soy pensionista, he estado ahorrando toda mi vida. Vacaciones, siempre en casa de padres y suegros. Viajes contados con una mano.

    Ahora me encuentro con una pension, piso y unos ahorros.

    De cada 100 eur que ingreso 60 vuelven directamente a Hacienda y aun tengo que soportar que pago poco. Y me amenazan con quedarse con todo cuando me muera.

    Este gobierno comunista es ademas de peligroso, insufrible.

  2. Grossman

    Hay un dato demoledor, España es el único país de la UE que tiene el impuesto sobre el patrimonio.

    Aquí solo nos quedan dos posibilidades, o España es el país más inteligente de Europa, cosa que dudo; o España es el país con el gobierno de tontos más poblado de Europa, quizás más sujeto a la realidad.

    Decía el otro día un economista que el problema del gasto social solo se ve desde la perspectiva de los impuestos, ya saben, eso de con este dinero podría pagar a 300 profesores, pero nunca se mira el gasto social que se podría hacer ahorrando los gastos en sandeces, empezando por el falcon.

    A un zurdo le resulta imposible entender el mecanismo de la creación de riqueza, o lo entiende y le importa una higa. El dinero que no se paga en impuestos va a la actividad privada que crea riqueza y está riqueza disminuye el gasto social y aumenta la recaudación por la nueva actividad.

    El problema es que el político quedaría como un pasmarote viendo como la gente se las arregla de maravilla sin que nadie venga a salvarle la vida. No hay nada más peligroso que un ciudadano libre que no le deba nada a nadie.

  3. Robespierro

    Lea un poco, por favor, fórmese y opine. Es increíble tanta necedad, tanta ignorancia y tanto sectarismo como los que destila su textito.

Inicia sesión para comentar