THE OBJECTIVE
Pilar Marcos

'Le niñe ministre' y el desvelo iraní

«El líder de lo que fue Podemos, y pareja de la ministra, se dio a conocer en la opinión pública en un programa que emitía una televisión pagada por Irán»

Opinión
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‘Le niñe ministre’ y el desvelo iraní

La ministra de Igualdad, Irene Montero | Alberto Ortega (Europa Press)

Si nos tomáramos mínimamente en serio a la ministra Irene Montero, el escándalo por la literalidad de sus declaraciones esta semana en el Congreso habría traspasado el ámbito partidista para inundar de preocupación hasta al más progresista de los aún posibles votantes de la coalición de Gobierno. No ha habido tal porque a Irene Montero nadie la toma en serio: igual da lo que diga la ministra de Igualdad. Por eso se da por supuesto que no quiso decir lo que dijo, que no se ha retractado por su sectaria cabezonería y porque para qué iba a corregir su enormidad si todo el mundo sabe que igual da lo que piense o diga ella. Pues no da igual.

«Que el consentimiento de los niños sea el muy repugnante argumento que, tradicionalmente, esgrimen los pederastas más chic para justificar su perversión, es solo una burda casualidad»

Por si no han tenido ocasión, reproduzco la literalidad de lo que dijo para, a continuación, revisar en serio el significado de sus palabras:

«Todos los niños, las niñas y los ‘niñes’ de este país tienen derecho a conocer su propio cuerpo, a saber que ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no quieren, si ellos no quieren, que eso es una forma de violencia; tienen derecho a conocer que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basada, eso sí, en el consentimiento, y eso son derechos que tienen reconocidos».

Veamos:

«Todos los niños, las niñas y los ‘niñes’ de este país tienen derecho a conocer su propio cuerpo» [hasta aquí, salvando la -digamos- innovación de los ‘niñes’, sin problema],

«a saber que ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no quieren» [empiezan los problemas, porque en la treintena de acepciones que el Diccionario de la Real Academia da al verbo «tocar» no está incluido el que se intuye quiere inferir Montero; parece que se refiere a tocamientos de índole sexual, pero ¿qué ocurriría -por ejemplo- si la ministra estuviera diciendo que un niño no puede ser cogido por su padre de la mano para cruzar la calle, o que la abuela no puede entrar en el baño para, estropajo en mano, quitar a restregones la roña acumulada en rodillas, pies o detrás de las orejas?], 

«si ellos no quieren» [la insistencia en la voluntad del niño, en su consentimiento, es la clave de la declaración de Montero, y lo que la haría inadmisible si nos la tomáramos en serio], 

«que eso es una forma de violencia» [a ver, ministra, si son tocamientos sexuales a niños, estaríamos ante una forma de violencia den o no den esos niños su consentimiento, precisamente porque son niños; si es que sus padres les cojan de la mano para cruzar la calle, aunque monten la marimorena, no],

«tienen derecho a conocer que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana» [perdón, ministra, ¿relaciones sexuales?, ¿los niños?, ¿sabe usted que la niñez, según el Diccionario de la Real Academia, es «el periodo de vida humana que se extiende desde el nacimiento a la pubertad»? ¿Qué sentido tiene presumir relaciones sexuales con quienes aún no han experimentado la transformación hormonal que sucede en la pubertad? ¿Sabe usted que, con nuestra legislación, tener relaciones sexuales con niños es delito?], 

«basada, eso sí, en el consentimiento» [que no, ministra, que no, que ni con consentimiento ni sin consentimiento; tener relaciones sexuales con niños es, además de una perversión inmoral, un delito],

«y eso son derechos que tienen reconocidos» [¿cómo?, ¿qué derechos?, ¿de quién?, ¿con quienes?, ¿de qué está usted hablando?, ¿qué insinúa?, ¿qué pretende?].

Como es bien sabido, quienes han atendido a la literalidad de la declaración de la ministra, en sede parlamentaria, son (somos) ultraderechistas, fascistas y retrógrados. Que se sepa: le-niñe-ministre-ne-hablable-de-pederaste. Y que el consentimiento de los niños sea el muy repugnante argumento que, tradicionalmente, esgrimen los pederastas más chic para justificar su perversión es solo una burda casualidad. Una más.

¡Claro! La vida está llena de casualidades. Este sábado, por ejemplo, ocurrió otra casualidad -muy casual- en el archipiélago de lo que fue Podemos y en el que habitan Irene Montero y otros seres de luz, como Yolanda Díaz e Íñigo Errejón. 

«La muerte de Mahsa ha desatado una, de momento, imparable ola de indignación y rechazo por todo Irán»

El 16 de septiembre, ocho días antes de que los seres de luz vieran la luz, la joven iraní de origen kurdo Mahsa Amini murió en Teherán a manos de la policía moral (la Gasht-e Ershad, que empieza por G como la Gestapo). Mahsa Amini estaba a punto de cumplir 23 años y su enorme delito fue no llevar el velo con toda la corrección que estimaron necesaria los de la Gasht-e Ershad. La versión oficial fue que murió de un infarto tras entrar en coma, pero, por si acaso, impidieron a sus familiares ver el cadáver. Y, aunque las enormidades contra las mujeres no son novedad en el régimen de los ayatolás, la muerte de Mahsa ha desatado una, de momento, imparable ola de indignación y rechazo por todo Irán que ya se salda con varias decenas de manifestantes muertos: según las fuentes, de medio centenar a quién sabe cuántos.

Al ir avanzando la ola de rechazo popular a la teocracia iraní, hasta Joe Biden expresó el miércoles, desde Naciones Unidas, su respaldo a «las mujeres valientes de Irán». Esas mujeres valientes están prendiendo fuego al velo con el que el régimen teocrático las obliga a cubrirse cabeza y rostro. 

El respaldo de Biden no fue secundado por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Fue preguntado por ello en Nueva York, en una rueda de prensa convocada para anunciar una millonaria donación (con los impuestos de los españoles) para políticas de Igualdad en el mundo. Sobre Irán, Sánchez sólo alcanzó a decir: «He visto que estaba en redes sociales… la verdad es que no he tenido ocasión… no puedo opinar al respecto». Seguro que ahora, con la reflexión durante su convalecencia por la covid, tiene ocasión de estudiárselo a fondo y de opinar con fundamento.

«El líder de lo que fue Podemos, y padre de los hijos de la ministra, se dio a conocer en la opinión pública gracias a un programa televisivo que emitía una televisión pagada por Irán»

Llamaba más la atención que toda una ministra de Igualdad como Irene Montero no hubiera tenido tampoco ocasión de decir ni palabra sobre «las mujeres valientes de Irán». Algún malpensado recordará que el líder de lo que fue Podemos, y padre de los hijos de la ministra, se dio a conocer en la opinión pública gracias a un programa televisivo -Fort Apache- que emitía una televisión pagada por Irán -Hispán TV-, pero suponer que el silencio de Irene Montero tiene algo que ver con aquello es de extrema derecha y de fascistas. A aquello, Pablo Iglesias lo llamaba «cabalgar contradicciones». También es muy facha concluir que el silencio guarda alguna relación con el respaldo al uso del velo que, como muestra de «diversidad», han exhibido Montero y todo el archipiélago podémico.

El silencio de la ministra terminó el sábado 24 de septiembre a las 13.50 horas. Ocho días después de la muerte de la joven iraní, Irene Montero puso un tuit: «Urge una investigación efectiva del asesinato de Mahsa Amini como exige la ONU…». ¿Una investigación? ¿Efectiva? La ministra concluía su tuit diciendo: «El feminismo está al frente en las luchas por la democracia». 

Al frente, lo que se dice al frente, el feminismo de Montero, poco. Pero esto iba de casualidades. Y la casualidad quiso que el mismo sábado, unas horas antes, a las 11.00 de la mañana por ser precisos, otra ministra, Yolanda Díaz, nos regalara otro tuit sobre su recién nacido desvelo iraní. El texto del tuit de Díaz es bastante más atinado: «La rebelión de las mujeres iranís tras el cruel asesinato de Mahsa Amini es un ejemplo de valentía. Lo impensado sucede. La lucha por la libertad y la igualdad es imparable. El mundo está cambiando».  Curiosamente, la «investigación efectiva» que pedía la ministra Montero a la hora de la comida había llegado a término antes del mediodía para la ministra Díaz: un cruel asesinato. Sin más zarandajas. 

«Hoy el grito de libertad que mantiene Ucrania contra todo pronóstico empieza a atronar en Irán»

Como no hay dos sin tres, el tercer islote del archipiélago podémico también puso su tuit de condena el sábado. Ni un día antes, ni uno después. Íñigo Errejón, a las 19.29 horas, opinó: «Hermosa, cruda y esperanzadora la rebelión de las mujeres en Irán por la libertad…». Definitivamente, Errejón prefiere la poesía: ni asesinato ni investigación. ¡Claro que sí, Íñigo! 

Nos falta el tuit de Sánchez. ¡Ánimo, presidente! Recuerde una cosa. El 9 de noviembre de 1989 se derrumbó el Muro de Berlín. Unos meses antes, el 23 de agosto, los ciudadanos de los países bálticos, hartos del yugo de Moscú, organizaron una cadena humana de más de 600 kilómetros que unió de las manos a miles y miles de personas entre Vilna, Riga y Talín para decirle al mundo que Estonia, Letonia y Lituania no querían seguir sometidas al comunismo soviético. Y poco después, en 1991, se desmembró la URSS. 

Hoy el grito de libertad que mantiene Ucrania contra todo pronóstico empieza a atronar en Irán. Es un grito contagioso. Estamos en el momento del ‘desvelo iraní’. Con suerte, no será una efímera casualidad

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