Más dinero para el fisco
«La ministra de Hacienda confirmó la voluntad gubernamental de seguir aprovechándose ilegítimamente de la inflación para aumentar los impuestos que nos cobra. Es difícil imaginar un supuesto de mayor deshonestida»
El Gobierno se propone elevar la presión fiscal existente en España con un grupo de medidas que en conjunto aumentará la recaudación tributaria, aunque según pudo observarse ayer ni ellos mismos tienen claro el importe del aumento. Es así porque mientras la ministra de Hacienda anunciaba ayer en rueda de prensa que el saldo recaudatorio neto de las medidas adoptadas sería algo más de 3.000 millones de euros, según el documento que confeccionó y entregó su ministerio, el citado saldo sería “solo” de 1.700. Además de este desbarajuste de cifras, entre lo que se anunció hay cuestiones más que preocupantes.
Se confirma la amenaza de crear el Impuesto a las Grandes Fortunas, por el que el Gobierno inicia la recentralización fiscal con la que amenazó el ministro Escrivá. Tal como se explicó su funcionamiento, el importe de cualquier bonificación concedida por una Comunidad Autónoma en el Impuesto sobre el Patrimonio deberá ingresarse en la Agencia Tributaria, vaciando así de contenido las actuales competencias autonómicas en la materia. Es un hachazo a la autonomía financiera de las Comunidades Autónomas, recentralización pura y dura.
Por otra parte, los números del nuevo impuesto resultan alarmantes, pues según la ministra serán 23.000 los contribuyentes afectados y 1.500 millones de euros la recaudación que se obtenga. Es decir, 65.000 € como media, lo que indica que a algunos se les exigirá el pago de 100.000, 110.000, 120.000 €. En mi opinión, un nuevo abuso del Fisco, sin que valga como excusa que sean pocos los afectados. Ningún abuso deja de serlo porque sea escaso el número de los abusados. Ya veremos la fuga de capitales que provoca la irresponsable creación de este nuevo impuesto.
Junto a lo expuesto, el Gobierno se dispone a subir la tributación en el IRPF de las ganancias patrimoniales -por ejemplo, las obtenidas en la venta de una vivienda o en su donación a un hijo-. También la procedente del Impuesto sobre Sociedades, en este caso limitando la posibilidad de compensación de pérdidas dentro de un grupo consolidado de empresas.
Y, además, la ministra ratificó la negativa del Gobierno a deflactar el IRPF. O lo que es lo mismo, la ministra confirmó la voluntad gubernamental de seguir aprovechándose ilegítimamente de la inflación para aumentar los impuestos que nos cobra. Es difícil imaginar un supuesto de mayor deshonestidad.
Frente a lo anterior, las medidas favorables para los contribuyentes incluyen un conjunto de naderías -como ejemplo, así han sido valorados las que afectan a los autónomos por parte de sus organizaciones- y, según lo manifestado por la ministra, solo una tendrá enjundia económica. Se trata de un mejor trato fiscal a los rendimientos del trabajo personal para aquellos trabajadores cuyos ingresos sean inferiores a 21.000 €, pero que no se aplicará a los que superen dicho importe. Quiere decirse que, para el Gobierno, los trabajadores que perciban 22.000 €, 23.000 €, 24.000 €, 25.000 € …, no son merecedores de medida fiscal alguna que les ayude a combatir la actual crisis económica. Según la propia ministra de Hacienda, por ingresar más de 21.000 €, el 50% de los trabajadores españoles no recibirá en el IRPF ninguna medida paliativa que alivie su actual carga fiscal. No cabe mayor insensibilidad social.
Una última cuestión. Los que seguimos íntegramente y en directo la rueda de prensa tuvimos que sufrir las farragosas y confusas explicaciones de la ministra que no tuvo a bien dar entrada en ningún momento a Jesús Gascón, secretario de estado de Hacienda. Como éste sí sabe de la materia, si se le hubiera dejado intervenir nos hubiera proporcionado una mejor explicación de las cuestiones que se anunciaban. Lamentablemente no fue así. Cosas de nuestra peculiar ministra de Hacienda.