THE OBJECTIVE
David Mejía

Contra el aburrimiento del CGPJ

«PSOE y PP obrarían de manera distinta si su irresponsabilidad se tradujera en sanción electoral. Es la indiferencia lo que les anima a perpetuar la batalla»

Opinión
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Contra el aburrimiento del CGPJ

El expresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes. | Europa Press

Hace unas semanas, la ministra de Justicia Pilar Llop declaró que cuando viaja en metro escucha a la gente hablar sobre el bloqueo del CGPJ. El comentario fue recibido con escepticismo y un punto de sorna: nadie cree que la ministra viaje en metro y nadie confía en que la renovación del CGPJ esté entre los temas de conversación predilectos del ciudadano medio, y menos cuando se empobrece con cada décima que aumenta la inflación.

La peor noticia para un medio de comunicación es aquella que provoca indiferencia y, sin embargo, se perpetúa en la agenda informativa. Si son aficionados a las tertulias de radio, habrán escuchado a locutores y contertulios bromear con el tema: ¡otra vez el Poder Judicial! Nada es peor que volver, una y otra vez, sobre un tema árido, técnico, circular y que en el mejor de los casos provoca abulia. Pero la indiferencia de la opinión pública no es un efecto colateral de la persistencia de la cuestión, sino su causa más íntima. No es arriesgado conjeturar que PSOE y PP obrarían de manera distinta si su irresponsabilidad se tradujera en sanción electoral. Es la indiferencia lo que les anima a perpetuar la batalla. Y así, los grupos parlamentarios, que deberían velar por la salud de las instituciones del Estado, solo velan por controlarlas.

«Los partidos no quieren que les juzguen los imparciales, sino los suyos»

Y aunque es cierto que a quienes viajamos en la línea 4 de metro nos queda lejos la batalla por los nombramientos de magistrados del Supremo, o de presidentes de Tribunales y Salas, sí podemos aprender una lección de todo esto: la eterna disputa entre grupos por decantar la Justicia a su favor revela cuál es su concepción del Estado de Derecho. Como ciudadanos, no podemos dejarnos engañar por el cuento de que un reparto equitativo de cromos garantiza la imparcialidad. En primer lugar, porque ni PP ni PSOE quieren un órgano imparcial, solo pujan por tener, al menos, el mismo número de miembros imparciales que su adversario. Confían, o así nos lo hacen ver, en que el reparto ideológico tendrá un efecto compensatorio: el sumatorio de los jueces parciales será uno de imparcialidad. Un desenlace improbable, e indeseado, porque los partidos no quieren que les juzguen los imparciales, sino los suyos.

Es una anécdota, pero sirve para mostrar hasta qué punto los grupos ignoran el espíritu constitucional. La reunión entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, convocada de urgencia tras la dimisión de Carlos Lesmes, se celebró en Moncloa. Con qué naturalidad hemos asumido que un solo poder del Estado subsuma todos los demás.

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