THE OBJECTIVE
Luis Antonio de Villena

Ceuta, Melilla y el sombrío Mohamed

«Marruecos no es un país amigo, sino al revés, y es elección suya. Hay que ser duros y vigilantes en todo y nada hay que aplacar con Mohamed»

Opinión
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Ceuta, Melilla y el sombrío Mohamed

Erich Gordon

Las razones básicas para afirmar la españolidad de Ceuta y Melilla radican en que ambas ciudades eran españolas antes de la existencia del reino de Marruecos. Brevemente: Ceuta fue portuguesa desde 1415, y cuando España anexiona Portugal y sus dominios -siglo XVI- Ceuta pasa a ser española. Cuando Portugal se separa (1640) Ceuta sigue siendo española. Melilla es española desde 1497, cuando Pedro de Estopiñán la conquista para Castilla. Esta doble españolidad -anterior a Marruecos- está avalada y certificada en muchos momentos históricos. Cuando Francia y España ejercen el protectorado sobre Marruecos (1912-1956), Ceuta y Melilla no son parte del protectorado, pues se juzgan ciudades españolas. Y así consta en la independencia del reino alauita, el último año citado. Esto es históricamente irrefutable. España tiene derechos históricos sobre Ceuta y Melilla que, por ejemplo, Gran Bretaña no tiene sobre Gibraltar. Marruecos, desde su independencia, ha ido recuperando lo que tenía por suyo, por ejemplo, el Sidi Ifni español en 1969. Pero el caso de Ifni, que no presentó problemas, bajo ningún punto era Ceuta o Melilla. Digamos que, a día de hoy, lo histórico cuenta pero también lo geográfico. Es decir, Ceuta y Melilla son históricamente del todo españolas, pero están en un suelo africano que podría ser Marruecos, como Gibraltar está en suelo español. 

España reclama Gibraltar y Marruecos puede (lo hace muy mal) reclamar Ceuta y Melilla, considerando sin embargo que, de momento, rige un statu quo que no pide beligerancia ni soflamas falsas, sino tiempo. En Gibraltar la práctica totalidad de la población habla español, y lentamente, en situación normal, se irá hispanizando. Ceuta y Melilla tienen mucha población de origen marroquí y zonas urbanas muy islamizadas, pero españolas. Dejemos que el tiempo hable, pues la solución está en estas bases primordiales que he expuesto, y se puede llegar a una mejor convivencia. Como España reclama Gibraltar, Marruecos puede reclamar Ceuta y Melilla, pero el gobierno y el medieval y poco fino rey de Marruecos quieren actuar como el elefante en una cristalería. Rompiendo todo con estrépito y tosquedad.

Ante la ONU, Marruecos ha dicho que «Melilla es un presidio ocupado». Ni ocupado ni presidio. ¿Por qué no se dan una vuelta por la ciudad? Melilla tiene parte de la mejor edificación art deco de España, su ayuntamiento, por ejemplo. Lo diré claramente y conozco ambas ciudades. Melilla no tiene aquel pretérito mito de la ciudad internacional, del que nada queda, pero es mucho más bella que Tánger. Nador es un pobre pueblote al lado de Melilla. Y Ceuta es mejor que Tetuán, la capital de nuestro protectorado. Llamar a Melilla «presidio» no sólo es grave mentira sino deseo de infamar. Y eso es lo que el gobierno del fofo Mohamed VI (su cruel padre era mucho más listo) intenta de continuo: infamar, maldecir, acorralar a España.

«Nos interesa mucho la amistad con Argelia, por el gas, y porque Marruecos teme a los argelinos»

A mí no me gusta lo que hizo Sánchez para ‘aplacar’ a Marruecos. Lo dije y lo repito, en este momento Marruecos no es un país amigo, sino al revés, y es elección suya. Hay que ser duros y vigilantes en todo y nada hay que aplacar con Mohamed, que por fortuna no se dice primo de Felipe VI. Además -y si fuéramos lícitamente maquiavélicos- y dejando de lado el Sáhara, nos interesa mucho la amistad con Argelia, por el gas, y porque Marruecos teme a los argelinos. Y si Francia hace manitas con Mohamed, no se atreve a hacerlo con su antigua colonia. Argelia fue y en parte es un problema para Francia. ¿Porqué no utilizar todo ello cuando vemos las feas y enemigas arengas disonantes de Mohamed VI? Desaconsejar Marruecos como destino turístico y controlar con rigor a los muchos inmigrantes marroquíes. ¡A ver a quién hay que aplacar! Marruecos se comporta como enemigo faltón y como tal merece ser mirado atentamente y sin la menor sonrisa.

Muchos melillenses (recuerdo al buen poeta Miguel Fernández) creen o creían que, a largo plazo, Marruecos entrará en Melilla, como España en Gibraltar, no con bravatas, sino por ósmosis, por mezcla… Pero no olvidemos tampoco -cerrando ya- que, para distraer a la gente de los muchos problemas internos, islamismo radical entre ellos, Mohamed enciende el siempre malsano fuego nacionalista. Y lo hace (falto de todo tacto amigo) con Ceuta y con Melilla. Muy españolas y más si enfrente hay odio, culebras y bichas.

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