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Koldo Salazar López

Imperio chino: tensiones internas (parte dos)

Seguimos con nuestro análisis sobre China y sus tensiones internas, situaciones que fiscalizan al país dentro y fuera de sus fronteras

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Imperio chino: tensiones internas (parte dos)

Aparte de las tensiones internas clásicas, ya citadas en el artículo de la semana pasada, en China existen otros problemas graves internos que llegan desde el norte hasta el este del país.

Hong Kong

Hong Kong y Macao eran dos colonias, de Reino Unido y Portugal respectivamente, que fueron devueltas a China a finales de los años noventa del siglo XX bajo un sistema de un país y dos sistemas, por el cual Hong Kong y Macao formarían parte de la estructura de China como entes especiales, de tal forma que, aunque formaran parte de China, seguirían disfrutando de sus instituciones y modelo de vida británico.

Al principio funcionó bien y Hong Kong vivió bajo la protección china sin problema. Además, con un mercado inmenso a la vista mientras que Pekín usaba ambas ciudades como ejes sobre los que aumentar su poder de mercado y su proyección al exterior. En ese momento, curiosamente, todo iba bien hasta que en 2014 estallaron las primeras protestas bajo el paraguas de Occupy Central With Love and Peace y el consejo estudiantil Scholarism.

Estas protestas nacieron porque la población de la ciudad estaba en contra de la Reforma Electoral de 2014 que limitaba la capacidad de los candidatos para presentarse a las elecciones en la ciudad. La reforma consistía en abolir esto y sustituirlo por un modelo colegiado por el cual un comité nombraba unos candidatos, y cada candidato debía de tener el apoyo de más de la mitad de este comité y, al mismo tiempo, los candidatos debían declarar que amaban tanto a China como a Hong Kong.

Esto iba unido a la creciente influencia de China en el sistema educativo que tenía como objetivo chinificar a los hongkoneses e imbuirles del nacionalismo y el sistema chino, razón por la cual se rebelaron en sendas protestas. Los líderes fueron Joshua Wong como fundador de Scholarism y Benny Tai (profesor de Derecho), Chan Kin-man (profesor de Sociología) y Chu Yiu-ming (sacerdote) como fundadores del movimiento Occupy Central With Love and Peace.

Scholarism fue fundado en 2011 por Joshua Wong, pero curiosamente en 2012 (dos años antes de las protestas) la asociación recibió 460.000 dólares en 2012 de parte de National Democratic Institute for International Affairs de Estados Unidos, según cuenta LibreRed, un portal de información alternativa.

Esto hizo sospechar a los chinos de una injerencia en los asuntos internos de su país. Además, la similitud de las protestas con las de Occupy Wall Street y la reciente, en aquel momento, primavera árabe hizo que China reprimiera seriamente pero de forma suave la protesta, ya que temía quedar desacreditada en un momento en el que intentaba abrirse al mundo. Actuaciones como las del Tíbet, Xinjiang o Tiananmen no tenían cabida en ese momento.

Las protestas duraron 79 días y se recrudecieron hasta convertirse en «la revolución de los paraguas», que no logró sus objetivos y que terminó con sus líderes condenados (Benny Tai, Chan Kin Man, Chu Yiu Ming, Tanya Chan, Shiu Ka Chun, Raphael Wong, Tommy Cheung, Eason Chung y Lee Wing Tat) por cargos de conspiración, desórdenes públicos e incitar y movilizar manifestantes.

Protestas de 2019-2020

En el año 2019 ve la luz el proyecto de ley para la extradición (Fugitive Offenders and Mutual Legal Assistance in Criminal Matters Legislation (Amendment) Bill), por la cual la Jefa Ejecutiva de Hong Kong Carrie Lam establece la resolución de una laguna jurídica y que era de urgente aplicación. Los hongkoneses, profundamente localistas y celosos de sus instituciones y status, temían que esta fuera una estratagema de China para intentar armonizar ambos sistemas legales y que el de Hong Kong quedase absorbido por el gigante asiático.

Las protestas se iniciaron con la protesta contra la ley, que fue suspendida de forma indefinida aunque no retirada. Más tarde las protestas, que aumentaron su virulencia y tamaño, pedían no sólo la retirada del proyecto de ley, sino la dimisión de Carrie Lam y medidas de protección a sus instituciones y sistema socio-económico frente a un creciente injerencismo chino.

El localismo hongkonés, convertido en un problema identitario y que amenaza con convertirse en un sentimiento nacionalista antichino, se transforma en un grave problema interno para Pekín, que ha visto cómo estas protestas son más virulentas, prolongadas en el tiempo y tienen mayor seguimiento mediático a nivel mundial que las de 2014. De hecho, China tuvo que desplegar tropas en las fronteras con Hong Kong para mantener el orden en la zona. Curiosamente, la otra ciudad ex colonia británica en China, Macao, nunca ha protestado.

Mongolia Interior

En los años treinta, Mongolia Interior proclamó la independencia de China con el nombre de Mengkiang, cuyo líder sería el príncipe mongol De Wang, y firmó un acuerdo para acercarse a Manchukuo, un estado títere japonés en la región de Manchuria china. Tras la Segunda Guerra Mundial, tanto China como la URSS capturan Manchuria y Mengkiang integrándolas en el territorio de China con el nombre de Mongolia Interior.

Esta integración estuvo sometida a cambios administrativos hasta que tomó la forma actual recibiendo un estatuto como el del Tíbet o Xinjiang como República Autónoma. Sin embargo, la presencia de los chinos “Han” ha ido desplazando a los mongoles en estas regiones, ya que estos son mayoritariamente nómadas mientras que en las ciudades los han se han ido haciendo cada vez con mayores cotas de poder.

Curiosamente, mientras existían la URSS y la República Popular de Mongolia ambos estados estuvieron alentando una suerte de nacionalismo mongol en estas regiones dentro del marco de conflicto entre la URSS y China durante el combate socialismo soviético vs maoísmo.

A pesar de todo, los mongoles de la región no tuvieron grandes problemas con los chinos hasta las protestas de 2011 por la explotación del rico suelo minero de Mongolia Exterior, que empobrece los campos y limita las zonas de pastos que necesitan estos nómadas para sus rebaños. Las protestas comenzaron cuando un pastor mongol se puso delante de un camión conducido por un chino han que estaba explotando las minas de las estepas de Xilingol, el camionero no paró y el pastor fue atropellado y murió.

Las protestas, que se produjeron por la muerte del pastor, arrojaron un nuevo muerto arrollado por una carretilla elevadora, lo cual provocó una protesta llevada a cabo por trabajadores y estudiantes en las ciudades de Xilingol y Huhehot lanzando soflamas a favor de los derechos legales del pueblo mongol en China. Para evitar protestas que acabaran en choques interétnicos en la zona, el gobierno de China desplegó al Ejército en la zona para calmar la situación.

Curiosamente, los mongoles tienen en Estados Unidos un Centro de Información sobre Derechos Humanos en el Sur de Mongolia, con sede en Nueva York, que se dedicó a dar aviso internacional y mediático sobre la protesta. El eco de la protesta llegó a la República de Mongolia (independiente desde 1991), haciendo que los líderes de ciertos grupos nacionalistas o grupos de corte nazi como Tsagaan Khas apoyaran a los mongoles chinos reprimidos y se comprometieran aún más a luchar contra la presencia de empresas chinas en su país.

Otras tensiones

China ha vivido importantes protestas como las que se dieron en Tiananmen en 1976 por la limitación de las muestras de duelo por la muerte de Zhou Enlai, un respetado alto político chino implicado en luchas de poder en la era de «La banda de los Cuatro» en China, lo que provocó una protesta que acabó en el despeje de la plaza por la fuerza calificando a sus participantes como antirevolucionarios.

En cambio, las dos peores protestas fueron las de Tiananmen de 1989, y su origen era multipolar. Los intelectuales, profesores y estudiantes protestaban por la excesiva represión y corrupción del Gobierno, los pequeños comerciantes y trabajadores por la inflación y el paro que amenazaba al país tras las reformas de Deng Xiaoping, que ordenó la represión de esta protesta que podría volverse sistémica.

El Gobierno, tras dos meses de protestas, decidió no acceder a las peticiones y ordenó el ataque total a los manifestantes, provocando una masacre en la plaza de Tiananmen a la que siguieron detenciones y condenas. En 2001 cinco miembros de la religión Falun Gong se quemaron a lo bonzo en protesta por el trato que China daba a su religión, lo que provocó, por parte del Gobierno, una campaña para desacreditar a la organización religiosa.

En 2011, sin embargo, y como preludio de todo lo que ocurriría en Hong Kong, hubo protestas en más de doce ciudades de la China Continental. Las mismas estaban inspiradas en las protestas de Túnez y exigían reformas políticas contra la censura, corrupción y la represión, pidiendo mayor cota de libertad y unas reformas económicas que permitieran a los más pobres mejores condiciones de vida socioeconómica. La represión llevada a cabo acabó con las protestas en un mes.

Como hemos visto, China tiene un gran problema en áreas locales diferenciadas como Hong Kong, Tíbet o Xinjiang pero, también, a nivel interno, el peso del país y el autoritarismo choca con una población joven, formada y con conocimiento del exterior que desea cambios para mejorar su país. Lo cual genera tensiones internas que pueden devenir en graves o sistémicas si confluyen dos o más de estas protestas.

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